Martes 20 de mayo.
Volvió a salir el sol en Cannes, aunque aquí abundan las estrellas. Siguiendo la tradición histórica, las películas más destacadas vienen representadas por sus figuras. Si no fuera así, no estaríamos en este festival.
Una de las grandes animadoras de la jornada es Deux jeus, une nuit, flamante opus de los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne, protagonizado por Marion Cotillard. Los tres brindaron una agradable conferencia de prensa, en donde la ganadora del Oscar por La vie en Rose contó su experiencia de trabajar con el dúo de cineastas que ya ganó dos veces la Palma de Oro.
Le siguió la conferencia de Futatsume No Mado, lo nuevo de Naomi Kawase; un evento con toque inevitable oriental, en el que la directora y sus jóvenes protagonistas se explayaron sobre el film.
Como Hollywood nunca de tener peso aquí, la fachada del Majestic (hotel donde se hospedan las personalidades más importantes) luce banners y banderas de Los Juegos del Hambre: Sinsajo, qu será estrenada en unos meses. De hecho, los protagonitas, empezando por Jennifer Lawrence, anduvieron por estas tierras. Y también uno podía cruzarse con Harvey Weinstein, productor Midas de las últimas décadas.
Por la noche, dos eventos destacados.
Por un lado, la proyección de Lost River, ópera prima de Ryan Gosling. El actor y ahora director estuve presente junto a parte de su equipo: los actores Christina Hendrick, Matt Smitt, Iain De Caestecker y Reda Kateb, además del equipo técnico, encabezado por el director de fotografía Benôit Debie. Apenas terminó la proyección, fueron aplaudidos durante varios minutos por un Teatro Debussy repleto.
Minutos después, en el sector de Marché du Film, se llevaba a cabo la fiesta del BAFICI-BAL, que nucleó a un buen número de argentinos y profesionales de otros países. Marcelo Panozzo, director del festival porteño, ofició de DJ. Una de las tantas fiestas que se lleva a cabo en un festival que de por sí ya es una fiesta.
Deux jours, une nuit, de Jean-Pierre y Luc Dardenne (Bélgica/Francia – Sección oficial)
Si se trata de dramas realistas, intensos, perturbadores pero siempre muy humanos, imposible eludir a los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne. Oriundos de Bélgica, consiguieron la Palma de oro en Cannes, primero con Rosetta y más tarde gracias a El Niño.
Deux jours, une nuit se centra en Sandra (Marion Cotillard), una empleada que, tras un tiempo de licencia, quiere volver al trabajo. Pero descubre que ya no es prioridad para sus jefes. De hecho, le comunican al resto de los empleados que, para que ella pueda conservar su puesto, deberán renunciar a una prima de 1.000 euros.
La acostumbrada cámara inquieta de los Dardenne acompaña a Sandra en su lucha por mantener el trabajo y su relación con los compañeros, quienes de pronto están envueltos en un dilema moral. Y Sandra no tendría cuerpo y alma si no fuera por otra enorme labor de Marion Cotillard, capaz de trasmitir vulnerabilidad y fuerza; un ser que, pese a sus tormentos, sale a luchar como una leona.
Sin estar a la altura de las mencionadas Rosetta, El Niño y otras de sus gemas, los Dardenne vuelven a lograr en Deux jours, une nuit otra película que pone a prueba al espectador y lo deja pensando y discutiendo.
Lost River, de Ryan Gosling (Estados Unidos – Un Certain Regard)
Si en la máquina de La Mosca pusiéramos a Harmony Korine y a David Lynch (y tal vez también a Terrence Malick), del otro lado saldría esta criatura titulada Lost River, la ópera prima del actor Ryan Gosling.
En un pueblo moribundo, a orillas de una ciudad inundada por un río, una familia deberá salir adelante. Billy (Christina Hendricks) comienza a trabajar en un extraño cabaret -donde la sensual Cat (Eva Méndez) realiza espectáculos granguiñolescos- mientras que Bones (Iain De Caestecker), su hijo adolescente, se las ingenia para robar cobre de las construcciones abandonadas mientras debe lidiar con Bully (Matt Smith), un matón de la zona, y fortalece su relación con Rat (Saoirse Ronan), una vecina que también carga con sus propios problemas y tiene como mascota una rata. Todos deben aprender a sobrevivir en ese entorno postapocalítico, donde lo peor todavía está por suceder.
La película funciona como una hermosa pesadilla urbana, plena de peligro, miedo y mugre pero donde aún queda algo de lucha, de esperanza. El inquietante guión –también a cargo de Gosling- es complementado por otro alucinante trabajo del director de fotografía Benôit Debie, habitual colaborador de Gaspar Noé y de Korine en Sprigbreakers. Aquí vuelve a recurrir a ángulos estéticos y perturbadores, a las luces de neón, construyendo un clima a veces realista, a veces onírico, siempre funcional a la trama.
Al destacado elenco se le suma la presencia de Bárbara Steele, por siempre un ícono del género fantástico gracias a sus protagónicos en gemas como Domingo Negro, de Mario Bava. Aquí interpreta a la abuela de Rat y, sin decir palabra,
Extraña, incómoda, irresistible, fácil de odiar, Lost River no es una película para cualquiera, y catapulta a Ryan Gosling como un director sólido y personal.