Crawl (Australia, 2011)
Dirección y Guion: Paul China. Producción: Brian J. Breheny y Benjamin China. Elenco: Andy Barclay, Paul Bryant, Lauren Dillon, William Garvey. Duración: 80 minutos.
No Country for Blonde Girls
El clima es el gran protagonista en esta película. Con esto me refiero al laburo de dirección de fotografía y sonido, que recrean un espacio oscuro, incierto, que contiene una violencia que se irá desprendiendo de a poco a medida que avance la película, pero que no termina de explotar como debería teniendo en cuenta las expectativas iniciales que genera. Viéndola es imposible no pensar en No Country for Old Men de los hermanos Coen, sobre todo en la personificación del “mal”, un asesino a sueldo sin nombre, al que simplemente llaman “el croata”, y en el suspense característico del cine de Hitchcock en las escenas filmadas en interiores.
Thriller sin demasiada carga de violencia, pero efectiva y que contrasta con la pasividad del resto del film, se destaca por la utilización de tomas largas y escasos escenarios como una casa, un bar, una oficina y una ruta, situados en algún pueblo perdido en medio de un desierto australiano sin ley ni orden. Si bien las actuaciones son algo desparejas, los protagonistas, víctima y victimario, no fallan y logran captar toda la atención –o tensión- aunque Crawl no consiga llevarnos tan lejos como promete.
Reacciones Adversas (México, 2011)
Dirección y Guión: David Michan. Producción: David Michan, Bárbara Ochoa. Elenco: Héctor Kotsifakis, Shakti Urrutia. Duración: 74 minutos.
Rabia Capitalina
Terror psicológico en estado puro. Las reacciones adversas a las que se refiere el título no alude a las que el protagonista lee en las contraindicaciones de su medicación, sino al corolario de la agitada vida en las metrópolis modernas, violentas y competitivas. Daniel intenta suicidarse y le recetan unos antidepresivos que se supone son los que alterarán la mente del protagonista, sin embargo sólo serán el medio, la excusa perfecta para descargar años de sumisión frente a una sociedad abusiva que jamás tendrá lugar para él. Su perturbación es prexistente al tratamiento.
Por momentos onírica, siempre oscura, sabe tomarse los tiempos necesarios para edificar una atmósfera que pareciera tener influencias del surrealismo de Lynch, del cine coreano en su “fisicidad” y algunas pinceladas de Taxi Driver de Scorsese, principalmente en el final que convierte al protagonista en un héroe accidental, figura de una sociedad autodestructiva.