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CRÍTICAS - CINE

La Doble Vida de Walter

La Doble Vida de Walter (The Beaver, Estados Unidos, 2011)

Dirección: Jodie Foster. Guión: Kylle Killen. Elenco: Mel Gibson, Jodie Foster, Anton Yelchin, Cherry Jones. Producción: Steve Golin, Keith Redmon, Ann Ruark. Distribuidora: Alfa. Duración: 91 minutos.

Mi reino por un castor.

La depresión es un trastorno del estado del ánimo, ocasionada a partir de diversas causas y generadora de vastos síntomas como pueden ser decaimiento, tristeza, disminución en la capacidad para disfrutar y en la actividad laboral, entre otros tantos como el insomnio e inclusive llegar a tener intenciones suicidas.

Walter (Mel Gibson) es un deprimido padre de familia, una bien disfuncional como se las ve comúnmente hoy en día, de esas con escasa comunicación entre padres e hijos; su esposa es quien ante el cuadro de su par que notoriamente afecta al clan familiar se aisla y busca quehaceres como la de un soft para construir montañas rusas virtuales y así anularse del tema; su hijo mayor tiene como hobbie pegar ayudamemorias en “post it” sobre una de las paredes de su cuarto para recordar cada mueca o latiguillo característico de su padre y así evitar mimetizarse; el hijo menor  apenas percibe todos estos problemas pero nota la ausencia paterna.

Luego de dos años de insistir con terapias psicológicas y utilizar fármacos, Walter es echado de su hogar, la situación se convirtió insostenible y comprende que debe hacerlo por el bien de su familia, desganado, sin ánimo, sale a hacer las compras diarias en un supermercado y dentro de un contenedor de basura encuentra un gastado títere de peluche, un castor, elemento que terapéuticamente comienza a utilizar como parte de un auto-tratamiento.

Una vez que Walter colocó el títere en su mano, este toma vida, habla por el, y representa todo aquello que quiere expresar y construir, una especie de puente que transita por arriba del problema mayor esquivándolo, convirtiéndose de tal manera en su único sustento para volver a conectarse con sus pares, su familia, su trabajo.

Jodie Foster, con una carrera actoral con más de 70 films iniciada en su infancia, logra con éste su tercer film bajo la dirección. Abarcando siempre temáticas familiares y sociales, como hiciera con Mentes que Brillan, su ópera prima acerca de un niño prodigio y Feriado de Familia, sobre una reunión familiar ante el festejo del Día de Acción de Gracias. La Doble Vida de Walter constituye al momento su film más profundo y visceral, desalentador en casi su totalidad por el tono que lleva implícito al acompañar el trastorno que vive el personaje principal, quien crea empatía. En esta une fuerzas junto a su Gibson, co-protagonista en Maverick de Richard Donner, a quien muchos adjudican tal incorporación al elenco como un gesto de amistad entre ambos, ante el mal rato que estuviera transitando el actor debido a inconvenientes personales que tuvieron cabida en medios que se hicieron eco mundialmente sobre sus declaraciones / sucesos de índole homofóbica y violenta. Gibson logra una gran y talentosa actuación al igual que sus pares, se reivindica de decisiones actorales vagas que tomó en los últimos años luego dedicarse a la dirección.

La profundidad del guión de Kylle Killen es de utilidad para demostrar cómo gracias a un objeto inanimado alguien bajo un trastorno tan común puede salir a flote de los más profundos abismos en los que pueda encontrarse, el objeto o elemento es una excusa, una herramienta de la que se vale el protagonista que en este caso identifica claramente el problema, pero individualmente no puede resolver.

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Un castor en la familia

La depresión y el aislamiento consigo mismo, lo llevaran a Walter (Mel Gibson) a estar cada vez más lejos de su familia. En uno de sus ataques de locura y pánico tomará un títere de un castor y de ahí en mas no se lo quitará de su mano; siendo que ya no solo será parte de él, sino que le encomendará su propia vida y como excusa para poder recuperar a su familia y que la empresa familiar que había heredado progrese, se dirigirá a todos a través de la marioneta.

Principalmente, en esto se centrará La Doble Vida de Walter, el nuevo film de Jodie Foster, quién también co-protagonista al interpretar a Meredith, la esposa del damnificado. Ella deberá lidiar con Porter (Anton Yelchin) su hijo mayor adolescente, el cual no se siente para nada identificado con su padre y esconde ciertos problemas psicológicos, como con el pequeño Henry (Riley Thomas Stewart), desorientado tras la ida de su progenitor, pero sumamente ilusionado a su regreso y con su cambio de actitud junto al castor.

Como lo hizo el cine estadounidense en las últimas décadas, La Doble Vida de Walter es una película más que incursiona en el factor de la familia disfuncional; Todd Solondz con Felicidad, Sam Mendes con Belleza Americana, y en una de las más recientes, Lisa Cholodenko con Mi Familia ya habían profundizado en el tema. Todos y con alternativas distintas mostraron este fenómeno de la manera más real y cruda posible, y el caso del film de Foster no será la excepción en una obra que a pesar de tener momentos cómicos, refleja el más profundo drama de las personalidades de sus protagonistas.

El film, gracias a un sólido guión de Kyle Killen, se centrará en la lucha de la familia por aceptar la locura de Walter, que a pesar de que en principio todo podía parecer agradable y con un buen fin para todos, todo se le terminará complicando al protagonista hasta perder el control de sus acciones. Tanto esto como los hechos paralelos del progreso de la compañía de juguetes presidida ahora por el castor y la típica relación conflictiva entre Porter y su compañera de secundario Norah (Jennifer Lawrence) llevaran a que todos los aspectos de la obra, tanto narrativos, argumentales y psicológicos respecto a la profundidad y sentimiento de los personajes, estén muy bien caracterizados.

Con su tercer título como realizadora, Mentes que Brillan y Feriados en Familia los anteriores, se puede decir que Foster concreta un film más que correcto, que entre buenas actuaciones y un buen desarrollo de temas severos como la depresión y la locura, hacen de La Doble Vida de Walter una obra a considerar en la carrera de su titiritera.

Por Tomás Maito

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