Desde que Abbott y Costello se codearon con los monstruos de la Universal, la mezcla de terror y comedia pasó por todo tipo de enfoques. Argentina supo tener sus propios exponentes: El Fantasma de la Opereta (1955), de Enrique Carreras; Los Vampiros los Prefieren Gorditos (1974), protagonizada por Jorge Porcel; Los Matamonstruos en la Mansión del Terror (1987), con la entrañable Brigada Z; Galería del Terror (1987), aventura del tándem Olmedo-Porcel… Pero ninguna como Plaga Zombie (1997). Además de ser vibrante y divertida, esta producción independiente fue la punta de lanza para el surgimiento de un cine de género nacional abocado al fantástico. Dentro de esta camada de cineastas surgió Fabián Forte. En su ópera prima, Mala Carne (2003, luego retitulada Carnal, con escenas adicionales), presenta a dos muchachos que, en busca de sexo casual, dan con señoritas de apetitos sanguinolentos. Una premisa con algunos puntos en común, que el director retoma -con más recursos y más elenco- en El Muerto Cuenta su Historia.
Ángel (Diego Gentile) está casado con Lucila (Moro Anghileri), y ambos son padres de Antonella (Fiorela Duranda). Pero eso no le impide aprovechar su trabajo como director de avisos publicitarios para conocer chicas hermosas y acostarse con ellas. Se piensa que puede estar con todas, cuando quiere, y lo hace sin culpa. Su rutina cambia cuando Eduardo (Damián Dreizik), amigo, colega y cómplice de infidelidades, le adosa un extraño medallón. A partir de allí, Ángel tendrá visiones de mujeres tan sensuales como misteriosas y peligrosas y reales y de afilados colmillos. Una mordida en el cuello lo mata… o no tanto, ya que resucita convertido en una suerte de zombie que sólo puede alimentarse de carne cruda y padece síntomas biológicos femeninos. Y no sólo eso: por las noches entra en un estado hipnótico y se interna en un bosque, convertido en esclavo de quienes resultan ser diosas de la mitología escocesa. Pese a su flamante e inesperada condición, Ángel deberá ingeniárselas para recuperar a su familia e impedir la llegada de una amenaza aún más temible.
Las más grandes dosis de humor (humor negro, más precisamente) provienen de los intentos del desafortunado muchacho por ocultar su estado de incesante putrefacción, la manera en que deberá adaptarse a las alteraciones corporales y la relación con Eduardo y otros seres zombificados. Y en los momentos puntuales de puro terror, deja de lado por un rato los chistes para generar privilegiar la sangre y la angustia. Este modo de combinar géneros remite al John Landis de El Hombre Lobo Americano (An American Werewolf in London, 1981) y Transilvania mi Amor (Innocent Blood, 1992). También es posible rastrear influencias -confesadas por el director- de La Hora del Espanto (Fright Night, 1985), El Club del Terror (Vamp, 1986) y Las Brujas (Las Brujas de Zugarramurdi, 2013), de Álex de la Iglesia. Además, en una escena, Ángel lamenta no haber visto más cine de John Carpenter que de Wes Anderson. Sin embargo, Forte no se regodea con las referencias y el film se sostiene por sí solo, sin depender de los homenajes ni de los guiños.
Sin dejar de lado los elementos fantásticos y gore, funciona como una sátira sobre el machismo y la impunidad de los hombres en materia sentimental -y sexual- con respecto a las mujeres. Algo de esas cuestiones ya aparecían en Mala Carne y en La Corporación, su anterior película, pero ahora Forte las lleva más allá, esquivando cualquier panfleto pero otorgándole una sustancia extra a su creación.
Aunque viene trabajando en cine, teatro y televisión desde los ’90, Diego Gentile se vio catapultado gracias a su rol del marido de Érica Rivas en el último segmento de Relatos Salvajes (2014). El Muerto… significa su primer protagónico en la pantalla grande, y lo lleva con altura: importante presencia y timing para la comicidad (desde hace años también forma parte de la obra Toc Toc). Por su parte, Damián Dreizik revalida su título como uno de los mejores y menos reconocidos comediantes de la Argentina. Pablo Pinto, Sebastián Berta Muñiz y Lautaro Delgado interpretan a tres no muertos que se las arreglan para “vivir” así; personajes secundarios, pero jugosos y desopilantes. Moro Anghileri encarna a la mujer que más padece (y también la más racional), y la niña Fiorela Duranda sigue afianzándose en el terror nacional: viene de participar en Ataúd Blanco: El Juego Diabólico (2016), de Daniel de la Vega. Mención especial para Emilia Attias haciendo de bella chupasangre; al igual que en sus recientes incursiones cinematográficas, da muestras de carisma y sensualidad, a la manera de una Angelina Jolie latinoamericana.
El Muerto Cuenta su Historia es un nuevo triunfo del combo terror + comedia y, sobre todo, una peculiar fábula sobre la batalla de los sexos en el mundo actual.
Matías Orta