(Canadá, 2018)
Guión, dirección: Lev Lewis, Yonah Lewis, Calvin Thomas. Elenco: Jennifer Hardy CK, Samantha Cole, Déjah Dixon-Green, Sara Sue Vallee. Duración: 82 minutos.
La epopeya de realizar cine independiente:
Una joven que se encuentra sentada en una plaza escribe en su cuaderno reiteradas veces “Spice it up”. La joven se llama René (Jennifer Hardy) y las palabras repetidas en la hoja corresponden al título de su película de ficción de tesis como estudiante de cine. Este es el comienzo de Spice It Up (2018), película de los realizadores canadienses Lev Lewis, Yonah Lewis y Calvin Thomas.
Seguidamente vuelve a aparecer el titulo del film y los créditos, pero esta vez con Rene en el rol de dirección y así asistimos al primer fragmento de su proyecto de tesis en cuestión que, con una narrativa cronológica lineal, tiene como protagonistas a siete jóvenes mujeres de 17 años y de diversas etnias, que no consiguen postularse para entrar a una universidad canadiense. Sumidas en la decepción, las animará un spot publicitario en la televisión que, proponiendo la posibilidad de marcar la diferencia en el mundo, las incite a presentarse para ingresar al Ejército Canadiense.
La estructura entonces es la de la ficción dentro de la ficción, alternando pasajes de la tesis cinematográfica de René con secuencias del contexto mayor de la ficción donde se presentan las dificultades en la construcción de su película, conforme se la muestra a diferentes referentes de su entorno.
Tomando la linea de la ficción dentro de la ficción, la historia de las jóvenes está narrada en clave de comedia a partir del contraste entre este grupo de chicas, que se mantiene unido ante todo y que luce más bien como un grupo musical o de baile para el público teen, y la rispidez de la estructura del ejército. Este, como también lo mostraba Manuel Abramovich en su película Soldado, aparece como una suerte de tabla de salvación para quienes quedan excluidos de otras posibilidades, sin advertir su lado oscuro. La película vira hacia el suspenso y la intriga al estilo de las películas de espías cuando una de las chicas, de nacionalidad francesa, recibe un mensaje misterioso a partir del cual se sabrá el verdadero motivo de la muerte de sus padres biológicos. Las situaciones son por demás disparatadas y desopilantes, resultando efectivo el efecto buscado. A la vez, al hacer mención a la llamada Crisis de Octubre canadiense, la tesis se constituye en una crítica al ejército como institución, la cual puede ser usada por el gobierno de turno para perseguir y hasta eliminar a los disidentes o los extranjeros, bajo sospecha de terrorismo.
En cuanto a la línea de la ficción propiamente dicha, la película cobra el sesgo del ensayo dando cuenta del arduo trabajo que supone realizar un film de bajo presupuesto. Aquí es donde el titulo cobra su sentido, ya que Spice It Up puede traducirse como “Con más chispa” o “Con más sabor”. René va recibiendo diversas devoluciones: su tutor le sugiere centrarse en una sola protagonista y ajustar la narrativa apuntando a que cobre un sentido, un vecino huye rápidamente de la proyección casera por estar aburrido, su tutor confundirá su trabajo con el de otra estudiante, sus actrices la abandonan porque ya viven en otros estados o países a causa de sus estudios universitarios (o porque pretenden un pago). De este modo, los directores transmiten las coerciones que se imponen sobre proyectos poco convencionales para tornarlos mas comerciales y más agradables para el público, el trabajo que implica ponerse al hombro cada detalle de la película, así como las escasas perspectivas de prosperar que tienen estos proyectos más pequeños e independientes al no encontrar los canales de financiamiento, distribución o pantalla para que poder circular.
Con una interesante labor de su protagonista, Spice It Up logra un adecuado equilibrio entre la comedia ágil y la reflexión sobre las dificultades que implica la peripecia de filmar una película de manera independiente.
© Carla Leonardi, 2019
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