Del planeta de los humanos, que ahora puede verse en la nueva edición del Doc Buenos Aires, es de esas películas que no se sabe bien de dónde vienen o cómo llegaron hasta nosotros. La duda no surge del origen ni del circuito que la película hace, obviamente, sino de la aleación un poco improbable de sus fragmentos, partes dispersas que dan forma a un conjunto reconocible y extraño, que nos habla en una lengua lejanamente conocida y, por eso mismo, inquietante.
Lo que le interesa a Giovanni Cioni es poner a trabajar el documental junto con el peso de la historia y el aire viciado de los relatos fantásticos. Después de un comienzo con imágenes fijas (que hace acordar a La jetée), una voz en off se refiere a un sendero en la montaña llamado El camino de la muerte, usado por partisanos y otros exiliados que escapaban del fascismo italiano. El espacio adquiere enseguida un signo ambiguo, como si Cioni se propusiera utilizar la Historia para alimentar una fantasía siniestra. Por ahí sigue la cosa: el director llega hasta la frontera ítalo francesa para buscar los restos de la casa de Serge Voronoff, el cirujano ruso que fue toda una celebridad durante la primera mitad del siglo pasado gracias a sus experimentos. Voronoff creía que el trasplante de testículos de monos en humanos podía ser la llave para prolongar la vida; el injerto del animal proveería al hombre de una vitalidad que la especie habría perdido. La Historia (con mayúsculas, de nuevo) presta por sí sola los materiales para una ficción sobre científicos locos y proyectos alucinados. A los ojos del director, y probablemente de muchos otros antes que él, Voronoff es visto como el símbolo de una era, una cifra que condensa el instinto desaforado por la vida junto con el desarrollo de la ciencia y el dominio de la naturaleza. Porque la empresa del cirujano, como la de otros de sus contemporáneos, igual o más exaltados que él, produce un tendal de víctimas: son las imágenes de monos que languidecen en jaulas o se retuercen para evitar la captura, seguramente tomadas en su tiempo con fines periodísticos, pero que hoy le sirven a Cioni para insistir con el tema de los expulsados de Italia y con los estragos producidos por los regímenes totalitarios del momento. La voz en off va y viene, vuelve, repite, como si entendiera que su tema no es tanto una materia a descubrir que a horadar, menos un misterio a elucidar que una resistencia que hay que vencer a fuerza de reiterar preguntas que no se dirigen a nadie más que al espectador (“la vida, sí, ¿pero qué vida?”) o que, en todo caso, quedan disparadas, tensadas en el aire. La formulación recurrente del “había una vez” invoca los protocolos del cuento, pero el cuento de Del planeta… es una fábula oscura que toma sus materiales de la tierra misma, del pasado, los animales y los muertos y, con esos jirones de ficción, invirtiendo el orden habitual de los factores, imagina un documental.
(Italia, Bélgica, Francia, 2021)
Dirección: Giovanni Cioni. Duración: 82 minutos.