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32º MDQ FILM FEST | Críticas 6

32º MDQ FILM FEST | Críticas 6

Una Mujer Fantástica, Sebastián Lelio (Chile, 2017 – Competencia Latinoamericana), por María Paula Putrueli

Una Mujer Fantástica (2017) confirma el excelente momento que está pasando el cine chileno, y en lo individual, las grandes cualidades de su director, Sebastián Lelio, para presentar en pantalla mujeres fuertes, insoslayables, capaces de todo y más por la convicción que llevan dentro. Ya lo había demostrado con su película Gloria (2015) y ahora, de la mano de Daniela Vega (actriz protagónica y asesora en cuanto a los temas de género y transexualidad) conforma con el director una dupla que eleva esta propuesta cinematográfica a la categoría de películas que deben verse.

Con una trayectoria breve pero contundente, Una Mujer Fantástica viene de ganar el premio por Mejor Guión en el Festival de Berlín y es la elegida para representar a Chile en los premios Oscar como mejor película extranjera. Pero estos lauros -merecidos, por cierto- son tan solo la punta de un iceberg inmenso de lo que el film lleva consigo.

Daniela Vega es Marina Vidal, una joven mujer transexual que reparte su tiempo entre su trabajo de camarera, sus clases de canto lírico y su relación amorosa con Orlando (Francisco Reyes), un hombre veinte años mayor que ella. Luego de un festejo, él se descompone y ella lo lleva al hospital. Aquí ya comienza de frente y sin tapujos la realidad con la que debe vivir Marina día tras día, la incomodidad de la gente por su condición, el desprecio por no entender la diferencia, los chistes absurdos y los insultos denigrantes ante la falta de empatía del otro por no aceptar a quien no entiende. Ese otro se pone de manifiesto en la figura de la detective quien deduce que luego del accidente fatal de Orlando, la relación que ellos mantenían solo podía llevarse a cabo dinero mediante, en la figura de la familia del difunto quien lo desprecia a él por elegir una relación junto a una mujer transexual y abandonar esa vida “normal“ junto a su esposa e hijos -el mismísimo hijo que la humilla en cada oportunidad-, y claro, la sociedad, aquella masa ignorante que ve en Marina esa monstruosidad reflejada, propia de una ignorancia que necesita de manera urgente empaparse de cultura. Como bien menciona la actriz del film, “no alcanza con la ley de género (aún no declarada en Chile), es preciso un avance en la educación y en la cultura de los pueblos para dar un paso avasallante en lo que al tema de los derechos humanos para toda la comunidad transexual y homosexual refiere”.

El trabajo de Daniela Vega es monumental: se apodera de la pantalla, de cada plano, gesto, silencio que hacen de Marina una mujer que sufre, pero no se victimiza; una mujer maravillosa con una valentía capaz de soportarlo todo y reinventarse a cada minuto, tras cada golpe o giro del destino que deba enfrentar.

Hay un logrado trabajo de arte y fotografía, una gama de colores desplegados en comunión con una visión optimista que la película desprende, a pesar de todo, y de todos.

Marina y Daniela, aunque quede bien claro que este es un argumento de ficción y no un documental, si bien cada situación proyectada haya existido más de una vez en la realidad, son dos caras de una misma moneda. Dos mujeres que a través del arte buscan doblegar la barrera del odio y la discriminación y estar más cerca del amor. Esta película es un paso gigante hacia ese camino.

 

 

 

Era uma vez Brasília, de Adirley Queirós (Brasil, 2017 – Competencia Latinoamericana), por Ana Manson

Si hay un género que poco se ve en los festivales de cine, es el de la ciencia ficción. El nivel de recursos que exigen las películas de género es inalcanzable para la mayoría de las producciones independientes, amén de los prejuicios con que se reciben. Pero sin miedo a esto, aparece Adirley Queirós (cineasta y ex jugador de fútbol profesional) y propone una extravagante distopía con viajes en el tiempo, naves espaciales y torneos intergalácticos.

Sin tomarse nada demasiado en serio -excepto el contexto político en el que desarrolla su historia-, la película resuelve con ingeniosos recursos lo que le falta en producción. A través de juegos de luces y sombras avanza la trama espacial, con una suerte de involuntario astronauta tercermundista y viajero del tiempo que cae en el momento equivocado. Dispuesto a sobrevivir, aprovecha lo que tiene como puede y encuentra aliados para su cruzada en Brasilia.

Con toques de humor que rompen con la solemnidad, jugando con el fuera de cuadro y las narraciones en off de grabaciones reales, el director nos sumerge en el contexto socio-político de Brasilia en 2016, la destitución de Dilma Rousseff y sus consecuencias para la democracia brasileña, mientras en las calles se pelea otra batalla.

 

 

 

Piazza Vittorio, de Abel Ferrara (Italia, 2017 – Autores), por Matías Orta

A lo largo de su filmografía, Abel Ferrara centró su atención en personajes al margen del mundo que los rodea, aunque tratando de imponerse de algún modo. Pueden ser artistas, criminales, policías, personajes con fuertes conflictos en general. También se aprecia la misma preocupación en su faceta de documentalista; Chelsea on the Rocks (2008) es un buen ejemplo. También lo es Piazza Vittorio (2017)

El director recorre los diferentes puntos de la Piazza Vittorio, otrora orgullo de Roma, hoy venida a menos por la desidia política. Pero no por esto deja de tener vida, al contrario: Ferrara dialoga con los diferentes grupos étnicos que dan vueltas por los alrededores. Jóvenes -y no tanto jóvenes- provenientes de países africanos, asiáticos y latinoamericanos brindan testimonios de su llegada a Italia, de los problemas de sus países que los llevaron a emigrar, de la espera por obtener los papeles para dejar de ser ilegales, de sus dificultades para conseguir trabajo y llevar una vida digna. Tanto los que llegaron hace unos años como los que lograron establecerse décadas atrás valoran el respeto entre los clanes. El director también apunta la cámara a ancianos romanos que rememoran las épocas de esplendor de la plaza y sus diferentes miradas sobre los inmigrantes.

Además de las personas anónimas, Ferrara consigue las palabras del director Matteo Garrone y de los actores estadounidenses Matt Dillon y Willem Dafoe. Es Dafoe quien se siente cómodo en Roma, donde puede llevar una vida tranquila, lejos del glamour.

Con momentos de drama y otros de humor, Piazza Vittorio funciona como el registro de un punto clave de la capital italiana, y también es un retrato de la inmigración durante las últimas décadas y cómo Italia está lidiando con esa situación.

 

 

 

Wonderstruck, de Todd Haynes (Estados Unidos, 2017 – Autores), por Damián Hoffman

Wonderstruck (2017) tiene como principal foco de análisis la búsqueda de la identidad, quiénes somos, de dónde vinimos.

Un chico, cuya madre (interpretada por una fugaz Michelle Williams) murió de manera repentina, empieza a rastrear a su padre, a quien no conoció y del que no llegó a hablar con nadie. En paralelo se cuenta otra historia, la de una chica sorda que se va de su casa en la que se sienta sola y maltratada. Este último relato es en blanco y negro, mudo y la acción pasó varias décadas antes. Las historias que parecen inconexas empezarán a acercarse cerca del final de la película, sin grandes sorpresas.

El guión, que trata temas profundos y serios, se queda a mitad de camino. Con un estilo similar a la desastrosa Tan Fuerte, Tan Cerca (Extremely Loud and Incredibly Close, 2011), nos invita a mirar los recorridos de cada protagonista con recursos aburridos, antiguos y que lo único que logran es perder el interés por las historias.

En el elenco, con actuaciones desparejas, también está Julianne Moore, con un rol doble.

En el lado positivo, es notable la ambientación de las dos épocas, en la que se destaca la de la década del ‘70. Se escucha mucho Bowie y se da vida a una Nueva York bohemia que parece sacada de un túnel del tiempo. Y sobre el final se opta por hacer un flashback con una mezcla de stop motion, animaciones y otros recursos que dan un poco de aire fresco.

calificacion_2

 

 

Cobertura completa del festival.

Cobertura vía Instagram.

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