Películas sobre fútbol abundan, pero muy pocas logran adentrarse en los aspectos más complejos de la psicología de los futbolistas y su entorno. El crack, ópera prima de José Martínez Suárez, es un buen caso. Más acá en el tiempo, El 5 de Talleres. La coproducción uruguaya-argentina 9 surge como una propuesta aún más arriesgada.
Christian Arias (Enzo Vogrincic), ascendente delantero de la selección uruguaya y jugador de élite, fue suspendido luego de agredir a un rival colombiano durante un partido. Óscar (Rafael Spregelburd), su padre y manager, lo lleva a una residencia en las afueras, para mantenerlo alejado de de los medios mientras persisten las negociaciones de un contrato millonario con un club de la Premiere League. En esa situación de aislamiento, mientras aún debe cumplir con algunas campañas de promoción, Christian se siente incómodo. Es incapaz de comunicarse con quienes lo rodean, encargados de manejar su carrera y su vida. Pronto descubre las bondades de una vida normal, más típica de un muchacho común, y experimenta un renacer emocional.
La historia -inspirada por el episodio en el que el delantero charrúa Luis Suárez mordió a un defensor italiano en el Mundial de Brasil 2014- es el punto de partida para indagar en las presiones que debe sobrellevar un futbolista de alto nivel y su relación con los negocios que devoran el fútbol y el fanatismo desmedido de los hinchas. La primera mitad del film se centra en estos aspectos, especialmente la manera en que Christian es prisionero de Óscar, una personalidad dominante. La segunda mitad, cuando el padre viaja a Gran Bretaña para poder concretar el negocio, funciona más como un coming of age: la estrella deja paso a un joven que conoce el amor, que disfruta de la vida.
Cada recorrido del protagonista es retratado por los guionistas y directores Martín Barrenechea y Nicolás Branca con una impronta menos rimbombante y más contemplativa, con un uso preciso de los silencios. De hecho, confesaron la influencia del Gus Van Sant de Last Days, que seguía los últimos días de Kurt Cobain, aunque no se lo llama así. En 9predominan los planos fijos, de una composición calculada, afín a la quietud del Christian, con algunos planos secuencia específicos, como uno del principio, donde el personaje es acosado al salir del aeropuerto.
Enzo Vogrincic sabe cargar con el peso del protagónico gracias a una interpretación introspectiva. Durante la primera mitad, casi no tiene diálogos, pero transmite mediante acciones y, sobre todo, su inacción. Así se logra un contrapunto del personaje de Rafael Spregelburd: un hombre controlador, impulsivo, malhablado; un futbolista frustrado que quiere triunfar a través de su hijo. Es inevitable la comparación con Luisito Rey de la serie de Luis Miguel, pero también remite a otros casos de padres que explotan a sus vástagos en ámbitos deportivos y artísticos. Un tercer gran personaje es la locación: una vivienda mayormente vidriada, que da una idea de pecera de un espécimen exótico admirado pero privado de su libertad.
9 rescata al ser humano sepultado entre la maquinaria, y correspondiendo a esa premisa, lo hace con una impronta alejada de lo comercial.
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(Uruguay, Argentina, 2021)
Guion, dirección: Martín Barrenechea y Nicolás Branca. Elenco: Rafael Spregelburd, Enzo Vogrincic, Horacio Camandulle, Rogelio Gracia, Roxana Blanco, Lara Sofía, Santiago Sanguinetti. Producción: Virginia Hinze, Lucía Gaviglio, Daniel Pensa, Miguel Ángel Rocca. Duración: 105 minutos.