El Festival Internacional de Cine de Mar del Plata ostenta el título de ser único clase A en América, y sus 36 ediciones guardan toneladas de historias y anécdotas. Algunas, incluso, dignas de una ficción propia de las funciones de medianoche, como Danubio.
En 1968, Argentina estaba bajo el gobierno de facto de Juan Carlos Onganía. Eso no impidió la realización del festival, aunque en medio de un clima de malestar, extrañeza y sospechas. Son tiempos de Guerra Fría y los Servicios de Inteligencia vigilan todo movimiento relacionado a las acciones de grupos comunistas. En este caso, supervisan cada paso de la delegación de países de Europa del Este, compuesta por directores y actores, y de la Sociedad Cultural Danubio, formada por jóvenes eslavos que llegaron a Mar del Plata de niños. Todos están bajo la mirada de las autoridades, y en el caso de los cineastas, deben padecer hasta la censura de escenas de sus films. Cualquier protesta puede ser interpretada como agitación.
La directora Agustina Pérez Rial se vale de un rico material de archivo -fotos y filmaciones de muy buena calidad- y de transcripciones de informes para construir una vibrante docuficción. La narradora es una mujer eslava que tiene un papel fundamental en Danubio y fue contratada por el festival para ser traductora, lo que le permite conectarse mejor con sus compatriotas y artistas de naciones cercanas. Se trata de un personaje -inspirado en personas reales- creado para hilvanar la historia, que funciona como un anticonvencional thriller de espionaje.
En paralelo a la trama principal, la película habla de diferentes temas: la situación de los inmigrantes eslavos, la vida política del país, la manera en que esa vida política tuvo influencia en el festival, la lucha del staff del festival cuando las condiciones son desfavorables, la militancia de quienes sueñan con otra política, la vida del festival, la vida de la Mar del Plata de ese tiempo, el cine de ese tiempo.
Con recursos originales y creativos, Danubio nos presenta una historia poco conocida del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y nos recuerda que el cine puede ser un espacio de resistencia.
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(Argentina, 2021)
Dirección: Agustina Pérez Rial. Guion: Paulina Bettendorff. Producción: Agustina Pérez Rial. Duración: 62 minutos.