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CANNES - Festivales

67º Festival de Cannes – Día 9

Jueves 22 de mayo.

Hace frío, llueve, pero eso no importa. Quedan pocos días de la 67ª edición del Festival de Cannes, y todavía hay mucho por ver, mucho por gozar.

La mañana se tiñe de denuncia social en Jimmy’s Hall, el más flamante film de Ken Loach. En la conferencia de prensa, el veterano director británico -ganador de la Plama de Oro en 2006, con El Viento que Acaricia el Prado-, y haciendo gala de su buen carácter, respondió preguntas junto a Paul Laverty, su guionista fetiche, y a parte de su elenco protagónico.

 

Un rato más tarde, el Palais se vio impregnado de cooltura por la presencia de Xavier Dolan, por su film Mommy. Lo acompañaron los tres actores principales: Anne Dorval, Suzanne Clément y Antoine-Olivier Pilon. El saco verde y los anteojos le daban al director un look que no pasó desapercibido.

La noche tuvo dos platos muy fuertes. En el Teatro Debussy, Asia Argento presentó Incompresa, su esperada nueva película como directora. Al mismo tiempo, en el Teatro La Croisette, los fanáticos del terror tuvieron su fiesta: en el marco de la Quincena de Realizadores fue proyectada una versión remasterizada de El Loco de la Motosierra, film que marcó un quiebre en el género y presentó a Leatherface, un salvaje asesino que mata con una motosierra y lleva máscaras de piel humana. El evento tuvo como conductor a Nicholas Winding Refn y contó con la presencia de Tobe Hooper, director de la película y especialista en cine de horror, quien no podría creer el recibimiento de una sala colmada. El público aplaudió y festejó en los momentos más icónicos del film y aplaudió durante bastante tiempo a Hooper apenas terminó la proyección. Emocionado, el director agradeció a los presentes y no tuvo problemas en firmar autógrafos y sacarse fotos.

Cannes todavía depara muchos grandes momentos. Como otro gran homenaje a un clásico que ganó la Palma de Oro hace 20 años.

 

Jimmy’s Hall, de Ken Loach

Desde los comienzos de su carrera, en los ’60, Ken Loach se erigió como el cineasta de la clase trabajadora.

Una vez más parte de un hecho real, ocurrido en los años 30, para contarnos la historia de Jimmy Gralton (Barry Ward), quien regresa de Nueva York a su pueblo irlandés natal. Sus intenciones son simples: trabajar duro y, para distenderse y distender a sus vecinos, organizar reuniones para bailar y pasar un rato agradable. Pero esta actividad es mal vista por el sacerdote, quien acusa a John de incitar a conductas indecentes y promover el Comunismo, doctrina con la que Jimmy simpatiza. Así comienza a haber tensión entre los lugareños. Lejos de quedarse de brazos cruzados, Jimmy encabezará una protesta para pelear por sus derechos.
La lucha por ideales por parte de empleados y la tensión política y social vuelven a ser centrales en Loach. Si bien al principio este choque cultural tiene momentos cómicos y hasta remite al argumento de Footlose, luego la violencia y la persecución irá en aumento a niveles que ya no admiten sonrisas. También hay una feroz crítica al poder de la Iglesia, sobre todo en aquellos tiempos turbulentos.

Pasan los años, y aunque no todas sus películas sean geniales (en realidad, porque ya no presentan sorpresas desde la temática y la ejecución, lo que no es una mala crítica), Ken Loach sigue siendo el abanderado de la clase trabajadora británica y el primero en denunciar el maltrato que siempre padece.

 

Fantasia, de Wang Chao (China – Un Certain Regard)

Cada familia es un mundo, dice la famosa frase. Un mundo lúgubre, en el caso de los protagonistas de Fantasía.

Un padre enfermo de leucemia, una madre desempleada que ya no sabe a quién más recurrir para poder ayudarlo; una hija que se pone a trabajar como prostituta y un hijo que sufre por su entorno, pero que encontrará algo de consuelo cuando entabla relación con una chica que vive a la orilla del río.

Un drama intimista, que pretende funcionar como una metáfora del padecimiento de las clases bajas de China. Además, se centra en temas como el dolor, la desorientación, la búsqueda del amor y el enfrentarse a la muerte. Wang Chao narra bien a la manera del cine oriental de autor, con un estilo que va de lo poético al realismo cercano al documental. Lamentablemente, no consigue que el espectador logre conectar con los personajes y el juego con los planos (la ciudad devorándose al individuo) tampoco ya son nada nuevo.

Fantasia no propone nada novedoso ni desde la temática ni por el lado del enfoque. Sin embargo, Chao -otrora ganador de Un Certain Regard- tiene algunas ideas interesantes como para sorprender con su próximo trabajo.

 

Alleluia, de Fabrice Du Welz (Bélgica/Francia – Quincena de Realizadores)

En los últimos diez años, el cine de terror europeo pateó encías gracias a films oscuros, perturbadores, impredecibles. Francia supo dar los exponentes más crudos, gracias a nombres como Alexandre Aja, pero también de Bélgica llegó un talento: Fabrice Du Welz, quien se hizo un lugar con Calvaire, Vinyan y Colt 45.

En Alleluia, una pareja de psicópatas maduros (Lola Dueñas y Laurent Lucas) va de un lado para el otro, teniendo sexo, divirtiéndose, sacándose de encima a quien interfiera con esa relación.

Basada en el mismo hecho real que inspiró a las películas The Hooneymoon Killers y Profundo Carmesí, la película es una road movie extrema, salvaje, no exenta de humor negro ni de sexo fetichista, todo contado con un estilo visual agobiante y perverso. Pero más allá de los logros técnicos, el peso dramático lo llevan Dueñas y Lucas, como dos asesinos que, a pesar de sus atrocidades, despiertan un poco de simpatía.

Sin dudas, Du Welz sigue demostrando que es un nombre a tener más en cuenta; la garantía de que el cine europeo más dark tiene un firme abanderado.

 

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