Jueves 15 de mayo.
Segundo día del 67º Festival de Cannes. Ni los yates estacionados a unos metros del Palais, ni los autos elegantes, ni las playas, nada opaca a la cinefilia que lo impregna todo.
Además de las proyecciones de films de la competencia oficial, Un Certain Regard y otras secciones, también se llevan a cabo, al mismo tiempo, Marché du Film, el mercado cinematográfico más importante del mundo, ya que incluye a más de 10.500 participantes y 1.500 películas de gran parte del planeta. Allí, en el marco de la sección Blood Window, tendrán espacio las argentinas Naturaleza Muerta, de Gabriel Grieco, y El Día Trajo la Oscuridad, dirigida por Martín Desalvo.
El estreno destacado de la jornada fue el de Mr. Turner, lo nuevo del realizador británico Mike Leigh, quien luego brindó una conferencia de prensa junto a los actores Timothy Spall y Marion Bailey. También tuvo lugar la conferencia de Timbuktú, film de origen mauritano que se adentra en un hecho reciente sucedido en África. Según los entendidos, una seria candidata a llevarse premios.
En Un Certain Regard, la atención estuvo centrada en Party Girl, que cuenta con tres directores: Marie Amachoukeli, Claire Burger y Samuel Theis. Una sección que, bien vale recordar, tiene como presidente de jurado a Pabrlo Trapero.
Cannes va tomando fuerza. Y se vienen films cada vez más esperados.
Mr. Turner, de Mike Leigh (Inglaterra/Francia/Alemania – Sección oficial)
En más de cuarenta años de carrera, el británico Mike Leigh no se convirtió en un director masivo, pero sí logró consagrarse ante la crítica y un público selecto gracias a obras personales, intensas. Dos buenos ejemplos son Secretos y Mentiras –por la que ganó la Palma de Oro en 1996- y El Secreto de Vera Drake. No pocas veces incursionó en el cine de época, como en Topsy/Turvy.
Mr. Turner se refiere a J.M. William Turner (Timothy Spall), un pintor del siglo XIX, cuyos trabajos sirvieron de punto de arranque para la pintura impresionista. Lejos de ser un caballero, este artista lucía mal, se comportaba peor (modales poco educados y comportamiento sexópata, aunque sin intenciones nefastas), pero su talento con los pinceles lo elevaba a la categoría de genio.
Más allá de tener un elenco numeroso, Timothy Spall es quien carga con el peso del film. La hosquedad de su personaje bordea el grotesco -sus gruñidos resultarán inolvidables-, pero el actor sabe llevarlo en la dirección adecuada y el público enseguida se encariña con él. Spall tiene la oportunidad de lucirse en producciones británicos de estas características, y nadie sabe explotar su talento mejor que Leigh.
La recreación de época es otro punto alto; una Inglaterra Victoriana, en donde conviven el refinamiento de las clases altas con la peste de los bajos fondos, siempre con un cuidado trabajo del director de fotografía Dick Pope.
Las dos horas y media de duración se sienten desde el principio y la película por momentos se pone muy densa y repetitiva. Un detalle que, pese a todo, no atenta contra el resultado final.
Mr. Turner difícilmente sea recordada como uno de los trabajos más memorables de Mike Leigh, pero siempre es interesante ver el nuevo film de un cineasta que siempre genera expectativa.
Timbuktú, de Abderrahmane Sisso (Mauritania/Francia – Sección oficial)
En 2012, la toma de Timbuktú hizo que el mundo se fijara en esa ciudad del norte de Malí, en África. Los tuaregs y los islamitas se hicieron con las calles durante un año, generando terror, desesperación e imponiendo leyes, como el velo y el casamiento obligatorio para las mujeres y, en el caso de los hombres, la prohibición del fútbol.
Si bien hay algunas salidas que sacan una sonrisa (referencias a Lionel Messi, sobre todo en una conmovedora escena en la que un grupo de jóvenes juega un partido de fútbol… sin pelota, pero fingiendo que está en la cancha), el film es un crudo retrato de esa terrible situación que se vivió en el ya de por sí muy castigado territorio africano. Incluye momentos desgarradores, como mujeres siendo azotadas y terneros muriendo asesinados de manera cruel. Sin embargo, el director Abderrahmane Sisso no se queda en lo truculento y desgarrador: también nos presenta la vida íntima de los ciudadanos, quienes suelen contrarrestar el dolor y el miedo tocando música o entreteniéndose de alguna manera, sin perder de vista el cañón de los fusiles enemigos. Además, el estilo visual mezcla el realismo más podrido con imágenes que destacan la belleza del paraje desértico.
Una película fuerte, que recuerda los horrores cometidos en nombre de la religión, pero una gran obra por sí misma.