DOS MIRONES EN LÍNEA
Una película argentina realizada cuando la cuarentena simulaba una transición efímera, pero que, pese a su transparencia cómica, no se tomó en broma su estadía en ella. Eso es en principio y en su finalidad Los amigos del anillo, el tercer y más corto largometraje a cargo de la dupla compuesta por Diego Labat y Agustín Ross Beraldi.
Los dos dirigieron. Labat desde Buenos Aires y su colega desde Vancouver. Desconocían a sus tres intérpretes principales, todos los procesos de rodaje fueron organizados a distancia y a lo largo del film no hay un solo plano que sea ajeno al registro vía videollamada o al del informe periodístico. Para colmo, los directores fueron de bruces ante un obstáculo ineludible en los aspectos propios del formato de animación, y se trata precisamente de que Ross Beraldi (quien venía de animar algunas escenas de Spider-Man: Un nuevo universo) no tuvo la posibilidad de equipararse a su labor en Érase una vez en Buenos Aires.
En otras palabras y en apariencia, todos los factores se complotaron para representar un retroceso en las filmografías de ambos. Sin embargo, esta película nació con una idea de Diego Labat, fijada, justamente, en la confrontación de todas las restricciones que devienen con la pandemia, pero entendiendo el contexto como catalizador y no como meta.
Lo diegético en Los amigos del anillo es la misma realidad del -eventualmente- inolvidable 2020. Las circunstancias que atraviesan a Uriel (Ramiro Delgado) son consecuentes a todo lo que nos toca vivir desde el último marzo y su trabajo actual se desmorona al ser exclusivamente dependiente de la composición de eventos físicos masivos. A través de la lista confeccionada por la empresa que lo emplea, contacta a Lucas (Andrés Ciavaglia), un diseñador multimedia que presenta un mínimo de interés para colaborar en las redes de esta entidad al borde de la quiebra, pero pronto Uriel lidiará con la urgencia de convertirlo en su amigo para combatir la soledad que lo angustia. Así se manifiesta como un mirón, consumidor de toda la información que le sea funcional para cumplir con su cometido.
Lucas no se quedará atrás y también expresará su agrado por mantener en vigencia la comunicación con su interlocutor, aunque no con las mismas intenciones. Uriel será mirón por la amistad de Lucas y Lucas lo será por el entorno de Uriel. Las atracciones serán mutuas y a la vez divergentes. Entre ambos mediará la falsificación de identidad y el desciframiento de conspiraciones ligadas con las altas esferas del Gobierno. Lucas contará con su equipo de hackers y Uriel con Isa (Agustina Pelaez) su hermana menor y mayor confidente en este reino de las fachadas.
Esta película tiene dos enemigos claros: la justificación política y lo verosímil. Sus chistes son burdos y con roces onanistas, pero no pierden su eje como función poética para la resolución de conflictos. En cuanto a la verosimilitud informática, Labat y Ross Beraldi huyen como de la peste ante conceptos precisos abordados por Mr. Robot y optan por lo absurdo sin perder coherencia narrativa.
El costado que más brilla en Los amigos del anillo es el de las interpretaciones de su elenco, fundamentalmente las de sus tres figuras principales. No se puede precisar si Delgado, Ciavaglia y Pelaez se lucen por las limitaciones del rodaje o pesar de estas, aunque queda muy claro que la espontaneidad de los diálogos y las ejecuciones actorales conforman la gran muralla del film.
No llega a ser un entretenimiento pasajero, ni mucho menos acotado. Es un reflejo de nuestras relaciones en la realidad actual/virtual y aparentemente así lo será hasta que emerja una vacuna contra este endemoniado virus. Sí es una obra condicionada y restringida conforme a lo que entendemos a la hora de hablar de cine. Esto se da, por supuesto, mediante un momento que -esperamos- es transitorio. Nada de esto la priva de ser una compañera entrañable que divierte e incluso conmueve -la canción del final combina estos dos elementos a la perfección- en estos tiempos de emociones turbulentas.
Permitida su reproducción total o parcial, citando la fuente.
(Argentina, 2020)
Guion, producción, dirección: Diego Labat, Agustín Ross Beraldi. Edición: Agustín Ross Beraldi. Elenco: Ramiro Delgado, Andrés Ciavaglia, Agustina Pelaez, Dario Barassi, María Joséfina Arano, Fabián Arenillas, Andrés Ciavaglia, Miranda Ciriano, Veronica Intile, Sebastián Muñiz, Anahi Ribeiro, Paula Riganti, Diego Labat, Agustín Ross Beraldi. Música: Jaky De Coghlan. Duración: 75 minutos.