Ácida crítica al sistema judicial:
El realizador alemán Max Linz ya había pasado por el Bafici con su película Music and Apocalipse en el año 2019, donde, en clave de parodia, abordaba el problema de una Universidad de Ciencias Cibernéticas totalmente alejada en sus proyectos de experimentación y en su enseñanza de los beneficios concretos para la humanidad, en pos de la rentabilidad. En su última película, L’État et moi (2022), aborda el sistema judicial desde la parodia del thriller político-judicial, con su usual humor inteligente y filoso, pero con un estilo más mesurado que no apunta a la comedia que culmina en caos sino más bien en una suerte de justicia poética.
En la Berlín actual se conmemoran, con distintos eventos, los 150 años de las relaciones franco-germanas, y se han endurecido las medidas de seguridad. En medio de ello, un extraño y extraviado indocumentado llamado Hans List (Sophie Rois) es arrestado (a raíz de diversos episodios cómicos y de enredos que ocurren de manera accidental) por atentar contra los emblemas de la nación y sus aliados, como otrora le aconteció a un reconocido compositor alemán del mismo nombre (donde resuena Franz Liszt), cuando luchó en la barricadas revolucionarias de la Comuna de París en 1871, plena época del terror del reino de Prusia.
Aunando la parodia del thriller político-judicial y la comedia romántica con la idea del viaje en el tiempo (que se hace eco de la tradición del romanticismo alemán y de la figura del doble espectral que regresa del más allá), Linz pergueña un film que penetra en el espectador desde el humor satírico y filoso para apuntar a la reflexión sobre lo poco que cambian las cosas a pesar del paso del tiempo. Sin dejar de homenajear las formas del cine mudo y de la comedia física, se apoya bastante en los juegos del lenguaje por homofonía para crear su efecto, lo cual se hace evidente desde el mismo título donde “L’État et moi” (El Estado y yo) resuena en francés como “L’État c’est moi” (El Estado soy yo). De esta manera, Linz logra conmover los semblantes del andamiaje judicial y consigue poner en el tapete una serie de cuestiones candentes de la época contemporánea, como el retorno en Europa de los fascismos de antaño para cercenar los derechos civiles conquistados, las relaciones entre arte y política, y también la teatralidad y la corrupción imperantes en un sistema judicial que suele responder a los intereses políticos de turno. Queda, no obstante, flameando el color rojo como un dejo de nostalgia romántica de una de las pasiones idealistas más bellas.
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(Alemania, 2022)
Guion, dirección: Max Linz. Elenco: Hauke Heumman, Martha Mechow, Jeremy Mockridge. Producción: Anton Kaiser, Florian Koerner von Gustorf, Michael Weber. Duración: 85 minutos.