Víctor Erice retoma su carrera cinematográfica luego de 31 años de ausencia, luego de haber realizado El sol del membrillo (1992). Durante el transcurso de esos años su vida transitó entre la crítica, dar clases, hacer publicidad y escribir libros.
Desde El espíritu de la colmena (1973), su primer film con el debut de Ana Torrent, quien nuevamente lo acompaña en esta reconstrucción fragmentaria de la historia de su padre, un conocido actor que se perdió por décadas. Junto a ella actúa otro actor que también estuvo en aquella lejana primera película de Erice, Juan Margallo.
Con ritmo lento, premeditado a la manera de un soneto de Shakespeare, Cerrar los ojos llega a un crescendo en el acto final en el cual la película realizada como una commode à tiroir (cómoda de cajones pequeños) en la que se pueden abrir cajoncitos y descubrir un mundo de objetos abandonados, en este caso de recuerdos que resucitarán vidas de un olvido forzoso.
Erice logró con un estilo artificioso y a la vez emotivo explicar su prolongada ausencia de los set españoles, regresando con un film, sin grandes pretensiones, que trata sobre desapariciones e indiferencias.
Utiliza la estructura de una película dentro de otra película y a la vez esos cajoncitos que describí, que se abren y cierran en cavilaciones sobre la memoria, la conciencia y el envejecimiento, también sobre el cine mismo, y la utilidad de lo simple dentro del concierto mundial de nuevas técnicas y excesivos efectos especiales.
El protagonista Miguel Garay, interpretado por Manolo Solo, es un cineasta y novelista anciano que no hizo una película desde hace años y en la actualidad vive como ermitaño en un perdido pueblo de pescadores de la costa española.
Como si fuera un título que suplantara el original del largometraje de Erice, la película de Miguel Garay que queda frustrada tenía similitudes a la del realizador y se llamaba The Farewell Gaze (La mirada de despedida), en la primera escena con la que comienza el film se presenta a refugiado judío español rico y anciano, que vive en un castillo en Francia llamado “Triste le roi” (El rey triste), quien contrata a un investigador privado para encontrar a su hija que aparentemente se perdió en Shanghai durante la Segunda Guerra Mundial.
En esa primera escena aparece un mundo barroco con un clima semejante al de “Final de partida” de Samuel Beckett, y para asegurase que así sea le coloca un gorro semejante al del protagonista Hamm, que todo el tiempo, en la obra de Beckett, intenta comunicar lo imposible, en un juego eterno. Este juego se convierte en un contrapunto dramático que permite mostrar la dificultad de la comunicación entre los seres humanos y de lograr un conocimiento del yo marcado por la vivencia del transcurrir temporal que funciona como “patrón”, comprendiendo a los personajes como personificaciones de actitudes humanas fundamentales al modo de las piezas medievales.
En el momento de concentrarse en la historia del viejo judío, Erice la corta y lleva al espectador al 2012, lo enfrenta a un Miguel Garay veinte años después en un plató televisivo en donde éste participa de un programa al estilo de “Misterios sin resolver”, en el cual él y la hija del actor hablan sobre la desaparición del actor.
La búsqueda los lleva a un asilo de ancianos donde encuentran al actor olvidado de sí mismo y sin conciencia. Cerrar los ojos es un film que permite al espectador descansar en un espacio de espiritualidad conmovedor y reflexionar sobre la belleza, la poesía, lo efímero, habla de la fragilidad, el fugaz parpadear del tiempo que se escapa, volviéndose irrecuperable y sobre la trascendencia del misticismo. Sin ser una película religiosa posee un matiz de potencial religiosidad que transforma el modo de verse a sí mismo y de relacionarse con la vida.
(España, Argentina, 2023)
Dirección: Víctor Erice. Guion: Víctor Erice, Michel Gaztambide. Elenco: Manolo Solo, José Coronado, Ana Torrent, María León, Soledad Villamil. Producción: José Alba, Odile Antonio-Baez, Agustín, Pablo y Pol Bossi, Víctor Erice, Maximiliano Lasansky. Duración: 169 minutos.