LA VOLUNTAD DEL TRIUNFO
Hay una pregunta que aún subyace en la historia de la humanidad y que también interpela al mundo de las artes: ¿quién fue Leni Riefenstahl? La respuesta fácil sería decir que fue una directora de cine del Tercer Reich que realizó películas monumentales con el objetivo de hacer propaganda nazi. Pero también hay una respuesta difícil, un poco más compleja, con diversas aristas. Riefensthal fue a su vez una mujer que incursionó en el mundo de la danza, el teatro, la actuación, el alpinismo, la escalada y un largo etcétera de habilidades que la fueron llevando poco a poco a su verdadero amor: el cine. Jean Cocteau admiraba su filmografía y Susan Sontag aun observaba vestigios de la estética fascista en sus fotografías de África. No es fácil aproximarse a la verdad de su figura ya que todavía hay muchos claroscuros en su biografía, importantes dudas sobre su recorrido en la historia de Alemania.
Riefensthal (2024), el último documental de Andres Veiel, intenta contestar esa pregunta. A través de una enorme cantidad de documentos que fueron desclasificados de su legado, el director se propone reponer algo de sentido en la biografía de esta directora de cine algo polémica, algo olvidada. Como si fuese un detective de novela, Veiel naufraga entre papeles, filmaciones, textos y audios para entender cómo alguien en busca de la belleza pudo haber sido cómplice de un régimen genocida. Si bien sus películas fueron objeto de grandes elogios por sus innovaciones técnicas y la creación de planos nunca antes realizados, hay algo imposible de olvidar entre tanta perfección: en su cine no dejan de esconderse los fantasmas de Hitler, Goebbels y otros monstruos.
Ahora bien, ¿fue realmente cómplice o tuvo la mala suerte de haberse dejado llevar por el furor de los nacionalismos europeos de aquella época? Esta es la duda principal que traza el derrotero del documental. Veiel es muy cuidadoso en elegir qué mostrar y que no. Va haciendo un juego de miradas donde se contraponen los datos puntuales de los hechos y la visión subjetiva que tenía Riefensthal sobre los mismos. De esta manera el espectador es quien se encarga de elaborar un juicio de los eventos y no el director quien impone su mirada.
Si invertimos el orden de las palabras de su obra más reconocida, El triunfo de la voluntad (1935), de alguna manera obtenemos una síntesis de lo que fue la vida de Leni Riefenstahl. Su principio de acción se basó en la voluntad de triunfo no importa cuáles fueran sus consecuencias. Todo lo que hacía, lo quería hacer bien y todo lo que tocaba debía acercarse a la perfección. En ese afán de gloria y reconocimiento para lograr sus cometidos no tenía escrúpulos. Así fue como su cine en vez de ser reconocido por su calidad terminó siendo el telón de fondo de fondo de una masacre, del horror.
“Cada flor es linda pero detrás de cada flor hay una muerte” dice una trabajadora de la industria de la floricultura en Amor, mujeres y flores (1985) de Marta Rodriguez y Jorge Silva. Lo mismo se puede decir de Leni Riefensthal y su obra. Más allá de los planos cenitales perfectos y de las secuencias cinematográficas deslumbrantes, hay todo un campo de atrocidades que no se dejan de ver. Y que no se pueden ocultar. Hacia el final del documental la vemos a ella preocupada por cómo va a salir su rostro en una filmación: lo que sucede, lo que Veiel nos muestra, es que por más maquillaje que se le ponga a una cara, aún se le pueden ver las arrugas.
(Alemania, 2024)
Guion, dirección: Andres Veiel. Narrador: Ulrich Noethen. Producción: Sandra Maischberger. Duración: 115 minutos.