EL MARKETING MACABRO
Chris Stuckmann estrena su ópera prima, El caso Terror en Shelby Oaks, tras un extenso currículum como crítico de cine y reconocido youtuber con más de 13 años de trayectoria y 2 millones de seguidores. Es decir, una autoridad pertinente para llevar a cabo una película de esta índole. Más aún, el bombardeo en redes, sumado al sello de Mike Flanagan como productor ejecutivo, ha generado una expectativa impresionante que, desafortunadamente, no se condice con la calidad del producto final.
Es preciso señalar que Stuckmann despliega un manejo sobresaliente en el formato de su película, recreando de manera atrapante el mundo de los youtubers e influencers dedicados a la investigación paranormal. La idea central de la película se desarrolla precisamente bajo la premisa de estos contenidos, adoptando todos los tropos del género: la caza de fantasmas, los parques de diversiones abandonados, los crímenes y demás elementos presentados de manera magistral.
Terror en Shelby Oaks nos introduce en la desaparición de los youtubers Paranormal Paranoiacs mientras investigaban un caso. A través de la narración de Mia (Camille Sullivan), filmada por estos youtubers, entendemos que su hermana Riley (Sarah Durn) desapareció 12 años atrás bajo circunstancias extrañas. Las situaciones que Mia evoca son sencillamente monstruosas, no exentas de ritos, pesadillas y presencias sobrenaturales. Toda esta evocación es interpretada de forma contundente, por lo que el terror del personaje consigue inquietar y aterrorizar al espectador.
Otro aspecto destacable es, justamente, la pericia Stuckmann para mostrar algo que entiende muy bien: la obsesión de los influencers por seguir una historia y fanatizarse con ella. Los Paranormal Paranoiacs se involucran hasta el punto de no ver indicios claros del riesgo que corren, intentando ir más allá. Hay una crítica bastante explícita a las acciones estúpidas que se cometen por un minuto de fama, así como a la facilidad con que estos “profesionales del misterio” pueden caer en su propia trampa.
En ese sentido, Stuckmann abre una serie de premisas sostenidas en un primer acto abundante en sustos y visualmente atrapante. Pero, paradójicamente —al igual que sus personajes—, él también se pierde. La verosimilitud del relato comienza a desmoronarse a medida que la investigación avanza.
La elaborada elucubración del misterio da paso a los clichés más conocidos del terror contemporáneo. En su afán por mostrarlo todo, la película se traiciona a sí misma, intentando explicar aquello que, por naturaleza, no puede ser explicado. Lo que podría haber dado lugar a una reflexión más profunda sobre los contenidos digitales y la necesidad de no confiarse de lo que vemos online, se diluye en un desenlace predecible. Una auténtica pena.

(Estados Unidos, 2025)
Guion, dirección: Chris Stuckmann. Elenco: Camille Sullivan, Sarah Durn, Keith David, Brendan Sexton III, Michael Beach. Producción: Chris Stuckmann, Cameron Burns, Ashleigh Snead, Aaron B. Koontz. Duración: 102 minutos.








