Pocos nombres tan fundamentales en la historia del cine como Ingmar Bergman. El director, fallecido en 2007, sigue cautivando gracias a clásicos que no temen destapar lo más íntimo de la condición humana. En Argentina siempre hubo una conexión entre su obra y el público nativo, sólo comparable con la que genera Woody Allen, devoto de su colega europeo.
Este cariño entre Bergman y la cinefilia local inspiró al historiador Raúl Manrupe, quien junto a Alejandra Portela presentó en 2017 el proyecto independiente Che Bergman. Una iniciativa que tuvo lugar en salas del Centro Cultural San Martín y contó con material inédito, como avisos publicitarios dirigidos por el responsable de Sonata otoñal.
El homenaje a la pasión argentina por Bergman estaba pensado para extenderse. Dentro de las actividades especiales del 33º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, y a cien años del nacimiento del director, el Museo Casa Castagnino fue la sede de 100 años de Ingmar Bergman en Argentina: una muestra, un libro, un evento.
Bergman respira en las salas principales del museo. Hay veinticinco afiches originales de los estrenos en Argentina, hay fotos, hay recortes de notas… pero no se queda sólo en eso. En las mesas yacen programas de los cineclubes que solían proyectar sus obras, mientras que en otro sector se narra los entretelones de la puesta teatral argentina de Escenas de la vida conyugal, durante los ’90; de hecho, en un fax asoma una copia de la autorización que el cineasta les había enviado a los productores. Mención especial para el cuarto dedicado a Bergman y el psicoanálisis, que recrea un consultorio -con diván incluido-, al tiempo que es proyectada Persona, uno de sus films emblemáticos.
También dentro del festival se presentó el libro 100 Bergman. Ingmar Bergman en Argentina, compuesto por artículos sobre el impacto del director en este país. Los textos están a cargo de especialistas como Paula Vázquez Prieto, Hernán Gaffet (director e hijo de Néstor Gaffet, distribuidor original de los films del realizador sueco), Adrián Muoyo y Fernando G. Varea, más ilustraciones e historietas de Augusto Costhanzo, El Niño Rodríguez, Santi Pozzi, Maicas (en uno de sus últimos trabajos antes de morir) y Spósito. El prólogo está a cargo de Portela.
También forman parte de la exhibición la muestra Bergman 1 en 100, a cargo de la Casa del Bicentenario (con aportes del Swedish Institute), centrado en la influencia Bergmaniana en la moda y el diseño, con réplicas de vestidos.
Ya fuera del museo y en las diferentes salas marplatenses afiliadas al festival, fueron proyectados un puñado de los largometrajes más representativos del director, entre los que sobresalieron El séptimo sello, Un verano con Monika y la mencionada Persona.
La iniciativa Bergman-Argentina no concluye acá: Manrupe anunció que está preparando un documental sobre el tema. Sin dudas será un nuevo y fascinante modo de expandir lo que ya es una experiencia multimedia, que permite reencontrar a los fanáticos con su ídolo y también presentárselo a los recién llegados.
Ingmar Bergman en Argentina se extenderá hasta el 25 de noviembre en el Museo Casa Castagnino de Mar del Plata.
© Matías Orta, 2018 | @matiasorta
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