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CANNES - Festivales

#CANNES78 | A Pale View of the Hills

LA MEMORIA EN TIEMPOS DE POSGUERRA

A Pale View of Hills (basada en la novela homónima escrita por el ganador del premio nobel Kazuo Ishiguro) es el film que Kei Ishikawa escribió, dirigió y montó,  y que nos transporta al Japón de los años 50 que aún sigue sanando del trauma de las bombas atómicas. 

El film presenta a través de dos puntos temporales diferentes al personaje de Etsuko, el primero en la ciudad de Nagasaki en 1952 y el segundo en Inglaterra en los años 80 mientras es entrevistada por su hija acerca de cómo era su vida en la nación nipona. Es a partir de esta doble narrativa que se empieza a construir un recuerdo de manera ambigua, en donde tanto personaje y espectador empiezan a atar cabos sobre que fue lo que hizo que Etsuko termine abandonando la isla asiática para irse al mundo occidental.

El revisionismo sobre los acontecimientos de cualquier evento bélico de la historia tiende a polarizar a los diferentes bandos identificando a los buenos y a los malos del relato. Pero una acertada decisión que se toma desde el guion de este metraje es el de analizar los hechos por lo que fueron y no por las razones que los llevaron a efectuarse. Al fin y al cabo, es un film que muestra la transición de una sociedad y de un imperio encapsulado en una ciudad que debe de tragar su orgullo para dar paso a un mundo nuevo. El personaje de Etsuko, interpretado por Suzu Hirose (1952) y Yō Yoshida (1980), encapsula este sentimiento de duelo y de crecimiento, no solo de una nación que no olvida; sino también de una madre que debe de atravesar el duelo de perder a su otra hija.

Es entonces que en ese encuentro ambiguo entre la memoria y la historia fáctica, que la película decide tomar lugar. Uno por momentos duda sobre si el relato de Etsuko es verídico o no, pero eso no es lo importante, porque al igual que ella vamos hilando y reconstruyendo los recuerdos.

El diálogo cinematográfico que mantiene el films con la obra de Alan Resnais, Hiroshima mon amour, es clara y al mismo tiempo simbólica. No porque ambas traten de señalar la herida causada por la radiación nuclear, sino porque buscan reconstruir una identidad a partir de ello. No es hasta el final de la película del realizador francés que se dan a conocer los nombres de los involucrados, y lo mismo ocurre con los recuerdos de Etsuko y la veracidad de los mismos.

En cuanto a lo técnico, Kei Ishikawa toma referencia de su compatriota Yasujiro Ozu para la puesta en escena que toma lugar en el  país del sol naciente. El uso de lentes y su posicionamiento de cámara resuenan con Tokyo Story, donde también se refiere al tema de la familia y cómo las relaciones de la misma se vieron afectadas después de la guerra. 

Aún así, hay momentos en que la película no termina de encontrarse entre los saltos temporales del pasado de Japón y el presente en Inglaterra. Es como si necesitase de esa linea argumental del presente para poder reconfigurar lo que fue el pasado, pero eso termina haciendo que despojemos cualquier tipo de interés por la linea actual más allá de querer descubrir qué fue lo que llevó a la otra hija de Etsuko al suicidio y del por qué ahora es que ésta vive en un país de occidente. No solo con eso, a Ishikawa parece interesarle mucho más filmar las escenas que lo relacionan con su país de origen porque encuentra una relación directa entre el tema que quiere narrar y en cómo trasladarlo; mientras que esa identidad y propuesta se pierde poco a poco en la línea temporal del presente.

Al mismo tiempo, el guion que puede por momentos tener grandes momentos de lucidez, se vuelve ligeramente redundante en la segunda parte del metraje ya que pone a los personajes a dialogar sobre situaciones que por su relación madre-hija ya deberían de saber, y en el extraño e hipotético caso de que no sea así, podría hacerse más sutil y no de tratar al espectador como un entente que necesita ser arrojada la información sin ningún código aparente. Es evidente cómo se destaca el apartado japonés sobre el occidental, ya que esos errores no solo no se cometen sino que se transmiten de forma visual sin precisar diálogo de por medio. Es entonces que esta película fabrica en Ishikawa a dos directores distintos dentro de una misma película; uno muy sutil e inteligente, y el otro redundante y directo. Se siente curiosamente como si el film se occidentaliza en términos narrativos pero llevándolo al extremo completamente. 

(Japón, Reino Unido, Holanda, Singapur, 2025)

Dirección: Kei Ishikawa. Guion: Kei Ishikawa. Elenco: Suzu Hirose, Fumi Nikaido, Yoh Yoshida, Camilla Aiko, Kouhei Matsushita Producción: Hiroaki Ishiguro, Marta Gmosińska, Elizabeth Karlsen. Duración: 123 minutos.

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