Antes que nada, pasaré a hacer un mínimo repaso de la historia del personaje en el mundo del comic. Hay que tener en cuenta que el Capitán América nació como una propaganda de la USA libre contra el “imperio del mal” que era la Europa Nazi. Luego, de la mano de Stan Lee, el personaje perdió pomposidad y ganó en humanidad y convicciones –que incluso lo hicieron luchar contra el propio gobierno estadounidense–, y se convirtió en un héroe de la ciudadanía, no tanto alguien que lucha contra su enemigo personal de turno.
Entendido esto, queda en claro por qué la película está hecha con tanto mimo y cuidado; el guión de Christopher Markus y Stephen McFeely se toma su tiempo para dotar al personaje del celuloide con las características que su equivalente en el comic posee, así como también esa inspiración heroica que transmite. Y este es un punto importante si se tiene en cuenta que en el Universo Marvel el Capitán es el superhéroe más respetado de todos, incluso entre los mismos superhéroes, convirtiéndolo en un mito viviente.
Personalmente también destaco el hecho de que centraran la historia más en el Capitán América y no la transformaran en un nexo para unir a los diferentes superhéroes de la futura Los Vengadores; algo que si se vio en Thor (2011), y por lo cual el film del Dios nórdico dio mucho menos de lo que podría haber dado.
Por último, gran acierto del dúo guionista al mofarse del cliché que desprende un superhéroe vestido con la bandera estadounidense, usando al mismo personaje para hacerlo.
También los fans saldrán contentos al ver pequeños guiños a los seguidores del comic, por ejemplo el material del cual está hecho el escudo de Rogers, o la aparición de Dum Dum Dugan. Es una lástima que Marvel no posea los derechos fílmicos de todos sus superhéroes, un cameo de Wolverine hubiera sido la frutilla del postre.
La dirección de Joe Johnston es muy meritoria; pocos confiaban en él después de la floja remake de El Hombre Lobo (The Wolf Man, 2010). La parada no era fácil, pero el director logró una convincente labor dotando al film de un aire a serial y película de aventuras de los ‘50, que encaja perfectamente con el personaje que estamos viendo.
Pero tanto el guión como la dirección son acompañados por una buena labor actoral, nadie flojea, y se destacan Toby Jones –una pena que su personaje no vuelva a salir–, y Chris Evans vuelve a demostrar que es algo más que un niño bonito y cumple en un papel serio y humano. Por último, cabe remarcar también que Hugo Weaving vuelve a hacer un trabajo fonético soberbio, algo que ya se vio en V de Venganza.
Otro apartado a destacar es el nivel de fotografía, ya que la película parece haber estado filmada en la época en la que transcurre y no en la actualidad, todo a cargo de Shelly Johnson. También la música de Alan Silvestri, sin ser sobresaliente, enriquece la propuesta emulando la música de la época histórica en la que transcurre el film.
Como puntos negativos se podría decir que algunas situaciones a nivel de guión están forzadas, y que, para ser una película de superhéroes, tiene bastante poca acción.
En conclusión, El Capitán América es el último firme escalón que nos lleva directo a Los Vengadores, por suerte lo suficientemente bien construido como para que esperemos firmes la llegada del grupo de superhéroes el año que viene.