EL HIT
En diversas publicaciones sobre cine se subrayan naturalmente ciertos términos o afirmaciones. Veamos:
La noción del film feliz. El planteo del tema de la felicidad en las críticas de cine es algo recurrente. Se destaca que una película nos hace felices y el de aquellas que son consideradas películas felices. ¿Qué significa que una película sea feliz? ¿Existen las películas no felices?
El amante contra el odiante. Otra noción que cada determinados períodos de tiempo también se hace explícita es la de considerar que tal o cual crítico odia al cine. Afirmación no solo perezosa sino malintencionada por querer señalar a alguien con una visión sobre el significado de la palabra “cine”, y su eventual ejecución, que es diferente a la de quien lo objeta. ¿Existe el crítico odiador del cine? Claramente no: existen los odiadores.
¿A qué venimos con estas afirmaciones? Cómplices del engaño es un film que aparece casi como por milagro en estas épocas vacías de contenido. Por un lado, sí, definitivamente podríamos decir que es un film feliz, y no porque individualmente pueda generar felicidad tras su visión sino porque es un film que conscientemente es acertado en todas sus decisiones estructurales. Por ejemplo, en evocar a géneros ausentes en la cartelera mundial actual. Cómplices… cuenta tras la cámara con Richard Linklater, un director que a esta altura no hay que presentar ni debe demostrarnos nada, producto de quien transitó un recorrido cinematográfico en el que ya pasó por el fracaso, el éxito, las nominaciones que nublan y todo sueño del que un aspirante a cineasta podría anhelar. Algunos de sus films pueden gustarnos más que otros, pero siempre demuestra que sabe contar una historia. Y es lo que hace aquí logra con este film: cine.
Linklater se vale del género cinematográfico, lo entiende. Cómplices… termina siendo un film noir en tono de comedia. Aparecen elementos como el de la femme fatale (Madison, interpretada por Adria Arjona) o el detective privado. En este caso, Gary Johnson (Glen Powell), un profesor de filosofía que en sus tiempos libres trabaja de manera encubierta para la policía; específicamente, en la escucha y grabación de operaciones para descubrir a potenciales solicitantes de homicidios por encargo. Tambien aparece el elemento del seguro de vida a cobrar como posible causa de asesinato.
Gary pasa de encargarse de tan solo un aspecto técnico de las escuchas a estar al frente de la acción al reemplazar a Jasper (Austin Amelio), un integrante del grupo policial al que suspendieron, estableciendo el doble o múltiple juego: es quien debe convertirse en un maestro del disfraz, para apresar a los próximos a convertirse en acusados de tentativa de homicidios.
El ascendiente Powell no sólo protagoniza el film sino que está vinculado al proyecto como productor y guionista. Cómplices… es de esos films que también son empleados como un curriculum vitae. Aquí el actor muestra su multifacética labor de caracterizar a cuanto personaje se le presente. Y también pasa al frente tras su secundario en Top Gun: Maverick y duplica su química con la protagonista femenina, como hiciera con Sydney Sweeney en Con todos menos contigo.
Desde el inicio su personaje juega con la duplicidad de roles. Es un solitario que vive con dos gatos, Id y Ego (el ello y el yo), haciendo referencia a la teoría psíquica de la salida del inconsciente de Freud. Gary es aburrido y está aburrido. Necesita realizar un cambio en su vida. Hasta su ex esposa se lo dice en cara. El cambio es fortuito y le llega por sorpresa, y para bien. Incluso la apreciación de sus pares policiales cambia hacia Gary; pasa a ser un stud tras ser considerado un freak.
¿Y si tuviésemos al menos un estreno como Cómplices del engaño una vez por año? ¿No seríamos todos un poco más felices?
(Estados Unidos, 2023)
Dirección: Richard Linklater. Guion: Richard Linklater, Glen Powell. Elenco: Glen Powell, Adria Arjona, Austin Amelio. Producción: Jason Bateman, Mike Blizzard, Michael Costigan. Duración: 115 monitos.
1 comentario en “Cómplices del engaño (Hit Man)”
Linklater es de los pocos autores que quedan. a veces no somos conscientes y no lo ponemos a su altura, mucho Nolan, mucho Fincher… pero nos olvidamos de él…