EL CAMINO
Cuando apareció el poster de Pig, en la mente de algunos espectadores se pre configuró una idea de película posible, la de una réplica de John Wick (2014). Muchas producciones orientaron la premisa de esa historia en la que un hombre desempolva una serie de aptitudes violentas adquiridas, pero que permanecían en un estado de hibernación hasta que algún disparador surge y las vuelve a activar. Nada eso sucede en la ópera prima de Michael Sarnoski… o sí. La presencia de Nicolas Cage es la principal atracción. Lejos de limitarse a prestar su nombre para garantizar la realización de la película, aquí es el alma de un camino sinuoso, emotivo y angustiante.
Rob (Cage), un ermitaño, vive junto a su cerdita en un bosque en las afueras de Portland, en medio de la nada. La dinámica cotidiana de sus vidas consiste en recolectar trufas que él vende a un intermediario de restaurantes de alta cocina. La vida sin dinero, posesiones u otras alienaciones se ve alterada cuando le secuestran a su amiga, en lo que constituye una de las escenas sonoras más desgarradoras de los últimos años. Esta desaparición forzosa da inicio a un trayecto impensado e improbable, el cual podría pensarse como violentamente nostálgico sobre los pasos que alguna vez dio este hombre, y que había enterrado en las profundidades de un pasado. Allí aparece Amir (un estupendo Nathan Wolff) el comprador de trufas y, a la vez, enlace con el mundo exterior que llevara de regreso a Rob al “infierno” de la haute cuisine. El trayecto en reversa del protagonista es lo que hermana a Pig con First Cow de Kelly Reichardt, a partir de lo que ambas obras plantean como una lógica perversa de oferta y demanda de un episodio más del capitalismo salvaje. En este caso, uno que incluso corrompe la vida de aquellos que pretenden permanecer al margen del sistema. El otro punto de contacto entre Sarnoski y Reichardt está en la amistad provocada entre personajes disfuncionales que, sin embargo, lejos están de avenirse superficialmente. Tal unión dispar es el combustible de un itinerario por el pasado de Rob, quien visitará cada antro (como si cada uno fuera una posta) para intentar reencontrarse con su cerdita, de la que todos interpretan que es un mero sustento para él, cuando en realidad se trata de su único vinculo potable en este mundo. Con cada parada la trama se espesa en angustia y emotividad, porque cada pieza ayuda a rearmar el rompecabezas que significa la decisión de desaparecer en las honduras de los bosques de Oregon.
Sanorski esculpe su historia principal sobre la base de una lectura lateral acerca del mundo de la cocina vanguardista y lo que está enterrado en el ser. No es casual que Rob sea también una trufa. Un ex chef renombrado fuera del alcance de la sociedad de consumo, como sucede con ese bien preciado por la cocina que crece de manera silvestre y se oculta en la tierra. En la conducta errática del protagonista, a los ojos de los demás, está el misterio y, también, la ansiedad de los que esperan un desenfundamiento de patadas y destreza en el uso de armas. No es la primera vez que Cage se sumerge en el mundo del cine indie rural (si es que eso existe como categoría). Es por ello que la conexión con Joe (2013) de David Gordon Green es transparente en cuanto a contexto geográfico, pero también en la dinámica vincular de dos personajes atados por miserias que se interceptan. El director debutante va a contracorriente de lo que generalmente un realizador hace en su primer largo, que no es otra cosa que proponer una ebullición de sus intereses, los cuales muchas veces se presentan en forma caótica.
Pig es el cine como encantamiento. Los ornamentos visuales abundan, aunque no se ostentan. Uno de los mejores ejemplos al respecto está en la última escena; cuando Rob regresa a su cabaña y la cámara lo encuadra desde adentro, como si estuviera encerrado al pasar, a la altura de una ventana con barrotes. Lo mejor y lo peor llega con el último plano desolador y amargo que tiene un efecto de reverberación. El cine en estado puro.
(Reino Unido, 2021)
Guion, dirección: Michael Sarnoski. Elenco: Nicolas Cage, Alex Wolff, Adam Arkin, David Knell. Director de fotografía: Patrick Scola. Producción: Steve Tisch, Nicolas Cage, David Carrico. Duración: 92 minutos.