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Cine

Cuando cae el otoño (Quand vient l’automne)

DUELO DE ACTRICES

François Ozon, el director más prolífico del cine francés, muestra cierta predilección, desde sus inicios, por la selección de historias cuyos personajes centrales son protagonistas del género femenino. 

Hurgando en su vasta filmografía, dicha aseveración parece confirmada cuando se repasa el reparto de sus primeros cuatro films estrenados en Argentina. En Bajo la arena (2000) y La piscina (2003), quien asumía el rol central era Charlotte Rampling. Entre ambas obras, el título 8 mujeres (2003) no dejaba lugar a dudas, al contar con notables actrices como Deneuve, Huppert, Béart, Ardant e inclusive Danielle Darrieux, fallecida a la edad de cien años (cumplidos) en 2017. 

Finalmente, Gotas que caían sobre rocas calientes (2000), apenas su tercer largometraje, estaba basado en una obra (teatral) de Fassbinder. Con apenas cuatro intérpretes, entre ellos descollaba una joven de apenas veinte años (Ludivine Sagnier), quien se convertiría en la actriz más veces (cuatro) convocada por Ozon.

Ahora en Cuando cae el otoño (Quand vient l’automne), Sagnier compone a Valérie, la hija muy infeliz de Michelle, que interpreta la veterana Hélene Vincent. Su madre en la ficción es el personaje central de la última película de Ozon, aunque apenas por dos meses como se comentará al final.   

Michelle, cuya mayor devoción es Lucas, su nieto, lo ve esporádicamente ya que Valérie habita en París. El pequeño pueblo de la Bourgogne francesa en que vive es un sitio bucólico, al que ha elegido como residencia permanente, cuidando laboriosamente su huerta. 

Hablando con Marie Claude (Josiane Balasko), su mejor amiga, le expresa su felicidad ya que espera la visita de hija y nieto, con la esperanza de que la madre lo deje a este último unos días en su casa. Van al bosque vecino a recoger “champignons”, siendo su amiga presuntamente capaz de diferenciar las especies comestibles de las otras (venenosas).

La llegada de la hija será la primera señal de que se avecina un clima inquietante, evidenciado por un trato distante de la joven madre a progenitora, quien a su vez le echa en cara cuestiones menores, como el uso del celular durante el almuerzo. 

Lucas, a su vez, parece feliz con la perspectiva de quedarse unos días con la abuela, pero todo se frustrará cuando Valérie sufra de un grave malestar y una vez recuperada decida que vuelvan, madre e hijo, a París, no sin antes pedirle dinero a Michelle. Esta ya sabía que su hija está enfrentando una grave disputa con su yerno, camino al divorcio.

A poco de la partida, un nuevo personaje hará ingreso en la trama, esta vez del lado de Marie Claude y más concretamente de su hijo Vincent, quien sale liberado de la prisión. Nunca sabremos la causa exacta de su detención, pero percibiremos, en cambio, que se trata de alguien proclive a verse envuelto en situaciones que rápidamente conducen a conflictos.  

A esta altura de la trama, la estabilidad de las relaciones entre los diversos personajes, aparece aún como manejable. Sin embargo, habrá dos situaciones “espejo”, con sendos diálogos, por un lado, de las dos amigas y por el otro de Valérie y Vincent, que anticiparán que lo que se avecina será dramático. 

Michelle y Marie Claude, durante la conversación que tienen en un café del pueblo, se quejarán mutuamente de sus respectivos hijos, opinando y estimando haberles dado lo mejor de sí sin haber recogido los frutos de dicha dedicación. 

A su vez, en un viaje y visita imprevista a París, aparentemente para interceder a que Lucas pueda viajar a ver a su abuela, ambos hijos opinarán que sus madres les “arruinaron las respectivas vidas”.

Transcurrida aproximadamente la mitad de la película, un hecho trascendente producirá un giro sustancial en la trama, casi se podría decir de género, en que entrará tardíamente en la historia una mujer policía (Sophie Guillemin), cuyos interrogatorios develaran cuestiones que tienen que ver con el pasado de las entrañables amigas. 

Por momentos, la película remitirá a varias obras de Claude Chabrol, quien con más de cincuenta largometrajes fue un especialista del cine “negro”. Aun cuando el espectro de géneros del director de Cuando cae el otoño parece más diversificado, ya en su obra inmediatamente anterior (Mon crime/Este crimen es mío) podía adivinarse cierta influencia por parte del director de La ceremonia y Gracias por el chocolate.  

Ozon bien pudo utilizar el frecuente mecanismo del flashback, pero prefirió un relato en orden cronológico, avanzando en los últimos minutos unos diez años en la historia. Otro actor personificará al ahora adolescente Lucas, que regresará al pueblo reencontrando a Vincent, al que continúa personificando el mismo Pierre Lottin, un rostro que comienza a ser familiar entre los espectadores de Argentina al haberlo visto este mismo año en Unidos por la música.

Mientras tanto, Ozon ya prepara su nuevo desembarco este año en el Festival de Venecia, con su película número 24: una versión de “El extranjero”, la novela de Albert Camus, que ya fuera llevada al cine por Visconti con la interpretación de Marcello Mastroianni.  

(Francia, 2024)

Producción, guion, dirección: François Ozon. Elenco: Hélène Vincent, Josiane Balasko, Ludivine Sagnier, Pierre Lottin, Garlan Erlos. Duración: 104 minutos.

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