Un grito infantil de pocos segundos abre los créditos de How Do You Measure a Year? (2022). Esta es por tanto la primera respuesta al título de la obra. Como sonido in(d)icial advierte que mucho habrá por fuera de la palabra acá.
Jay Rosenblatt, padre realizador, sienta a Ella, su hija, frente a la cámara durante diecisiete cumpleaños para hacerle preguntas. Con la mudez de los intertítulos detalla sus reacciones y la premisa de su actividad.
A medida que transcurre la obra, el realizador sigue ensamblando posibles respuestas a su título. Una segunda tentativa sería: el tiempo se mide a través de las filiaciones. Esto porque cuando aparece en pantalla el nombre de su obra, diecisiete saludos de su hija se suceden en menos de un minuto. En esas diferencias de gestos, miradas, fisonomías y maneras de ocupar el plano; Rosenblatt pone a prueba la dificultad insalvable del vínculo paterno: la distancia existencial entre padre e hija es, fue y siempre será directamente proporcional a crecer.
Por otra parte en su hija Rosenblatt explora las consecuencias de preguntar. Con qué significa el poder desencadena, entre otras reacciones, que Ella juegue con su micrófono de balilla. Y teniendo presente que Jay tiene un poder múltiple ahí, repetir esta pregunta lo interpela a él también.
Así a través de las pasiones, la honestidad y su cuerpo, Ella cuestiona el rol paterno, su profesión y sus incapacidades. En contraste con otros conflictos familiares retratados en el cine, el giro en esta ocasión ocurre en que hija y padre conducen su dinámica al respeto, el autoconocimiento, la ternura y el abrazo en silencio.
Otra obra de la sección internacional del Documenta Madrid aprovecha los silencios, la banda sonora y la geometría del plano tres cuartos con hallazgos tan distintos como los agudos de Rosenblatt. Se trata de We Love Life (2022), de Hana Vojáčková, que con entrevistas en off y material de archivo reflexiona sobre la Espartaquiada, evento multitudinario celebrado durante décadas en Praga por la Checoslovaquia comunista.
De manera comedida el montaje articula música y danza con crítica, gobierno y ciudadanía. Tienta trazar un paralelismo con otro documental reciente donde deporte y música dialogan, Les sorcieres de l’Orient (2021) de Julien Faraut. En este, la genialidad de las deportistas se ejemplificaba con el virtuosismo del montaje.
En la obra de Vojáčková, incluida en el palmarés del Documenta, la sobriedad en la búsqueda de sentido es asociable con aquellos eventos donde la danza no requería de demasiada destreza, como señala una de las entrevistadas. Así ambas obras son aristas semejantes, si bien en extremos opuestos, de la hiperproductividad a la que somete el entorno, en particular el deportivo.
How Do You Measure a Year?
We Love Life
