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Cine

El pozo, rituales satánicos (The Well)

SANGRE EN EL CUADRO

El pozo, rituales satánicos cuenta una historia dividida en dos partes. Por un lado, la llegada de Lisa (Lauren LaVera) a una antigua mansión en Sambuci, una pequeña localidad italiana, para restaurar una pintura del siglo XV. Por otro lado, un grupo de biólogos estadounidenses llegan a la misma localidad para fotografiar la fauna local. Pronto, las cosas se complican para todos. Los biólogos son secuestrados y llevados a un calabozo, mientras que Lisa descubre que la pintura que debe restaurar contiene una fuerza maligna cada vez más amenazadora.

El punto de contacto entre las dos historias se da al comienzo, cuando los personajes se conocen en el vehículo que los deja en la localidad. A partir de allí, se van desarrollando en paralelo los horrores a los que son sometidos. Esta estructura planteada en el film resulta interesante. Se trata de la acción que realiza la protagonista al trabajar sobre la pintura e ir descubriéndola progresivamente. La obra tiene una capa negra por sobre su contenido que fue generada en un incendio. 

Por decirlo de otra forma, el cuadro se compone por una pantalla negra, la cual debe ser removida para su correcta apreciación. Este objeto esconde un claro misterio (su contenido), y en cuanto se revela una pequeña parte del mismo, la protagonista cae en cuenta de que algo (quizás de orden esotérico) no está bien con ese cuadro.

En paralelo, se construye un misterio aún mayor para el espectador: ¿Quién maneja ese calabozo? ¿Por qué fueron secuestrados los biólogos? Mediante la inteligente dosificación en paralelo de la información se va construyendo un camino que une ambos interrogantes. El film cumple correctamente con el objetivo de mantener una expectativa constante sin que nunca decaiga la tensión.

El planteo espacial es clásico y reconocible para cualquier espectador asiduo de cine de terror. Una antigua mansión (tranquilamente catalogable como “embrujada”) y un calabozo derruido con un pozo en su centro, que deriva en un espacio aún más tétrico, donde habita una criatura que devora humanos. Mientras que la primera podría remitir a las producciones británicas de la Hammer en los años 50’s, el calabozo no dista mucho, en términos de caracterización, de la habitación en la que despiertan los personajes de El juego del miedo (2004). Un acierto del diseño espacial es tener como materia prima la suciedad casi palpable en el calabozo, lo cual convierte en desagradable (entiéndase esto como algo positivo) casi cualquier plano que esté situado en esta locación.

El pozo, rituales satánicos se destaca, sin duda, por su utilización de efectos prácticos en la representación de las escenas sangrientas. En los momentos de tortura, asesinato y violencia grotesca, la película sabe desenfundar sus recursos más originales. Quemaduras, pieles que se remueven de rostros, ojos arrancados y demás delicias ampliamente disfrutables para el fanático del género. Además, el diseño del monstruo que vive en el pozo está logrado de forma notable, incluso se podría hablar de una inspiración en El hombre pálido, el terrorífico personaje encarnado por Doug Jones en El laberinto del fauno (2006).

A pesar de su tenacidad feroz para contar ciertas secuencias, sin miedo al gore más explícito, la película tiene un dejo de amateurismo en algunas terminaciones, sobre todo en cuanto a postproducción de sonido y montaje, que la transforma en un producto irregular. Esta rebarba también se puede encontrar en alguna actuación secundaria, por ejemplo en el personaje de Madison (Courage Oviawe), con una constante exageración por encima del tono general que plantea el resto del elenco.

El pozo, rituales satánicos es una película despareja, pero no por eso poco disfrutable. El manejo de la tensión en paralelo de las dos historias, combinado con un festivo uso de la violencia explícita, da como resultado un film disfrutable para todo aquel que sepa apreciar el valor de la sangre falsa, los prostéticos y algunas extremidades arrancadas.

(Italia, 2023)

Dirección: Federico Zampaglione. Guion: Federico Zampaglione, Stefano Masi. Elenco: Lauren LaVera, Claudia Gerini, Linda Zampaglione. Producción: Mario Pezzi, Stefano Masi. Duración: 91 minutos.

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