Por muy diferentes razones, El último escape marca el final de las carreras cinematográficas, muy diversas, de dos grandes intérpretes británicos.
En el caso de Michael Caine se trata de la decisión muy atendible de un actor que, al alcanzar la avanzada edad de noventa años y con más de cien títulos en cine, considera que ha llegado el momento de retirarse.
Glenda Jackson en cambio, apenas algo menor, falleció pocos meses antes de que su última película tuviera estreno comercial y su carrera cinematográfica se reduce a solo un poco más de treinta producciones.
Cuando se repasa la filmografía de quienes tienen los roles centrales en el film que se acaba de presentar en nuestras pantallas, se comprueba que ambas carreras comienzan a tener éxito casi al mismo tiempo, durante la segunda mitad de la década del ’60.
Caine logró trascender entre 1965 y 1967, en tres oportunidades (Archivo confidencial, Funeral en Berlín, Con el mundo a sus pies), interpretando a un mismo personaje (Harry Palmer), agente del servicio secreto británico. En la siguiente década, su carrera se consolidó con films como Sleuth (junto a Laurence Olivier) y La inglesa romántica (Joseph Losey, 1975).
Justamente esta última película fue coprotagonizada por Glenda Jackson, quien ya había adquirido cierta notoriedad con dos obras cinematográficas de Ken Russell (Mujeres apasionadas, La otra cara del amor).
El último escape de Oliver Parker (Otelo, Un esposo ideal) está basada en una historia real, cuando en el año 2014 se cumplieron setenta años del día D. Bernie Jordan (Caine) participó de dicho desembarco en Normandía y en varias oportunidades y a modo de flashback se verán imágenes del dramático día en que las tropas aliadas ingresaron a Francia, desde Inglaterra.
Vive junto a su esposa Irene (Jackson) en un hogar para ancianos, junto al mar en las proximidades de Brighton (sur de GB).
Los festejos programados en Francia el día 6 de junio impulsan a Bernie a abandonar muy temprano y en momentos en que ella duerme y por poco tiempo a su mujer. Irene no se sorprende cuando comprueba, por la mañana, que la cama vecina a la suya está vacía.
Su marido toma un taxi y se dirige a Dover, para tomar un ferry que lo deja en Ouistreham, del otro lado del canal de La Mancha. Su camino se cruza con el de Arthur (John Standing), otro veterano, que lo acompañará en su travesía.
En verdad a Jordan le interesa mucho más viajar hasta un cementerio situado a varias decenas de kilómetros en la costa francesa, donde se encuentran las tumbas de unas cinco mil víctimas del desembarco. Recién hacia el final se develará el motivo de la decisión de su traslado hasta este otro lugar, junto a imágenes de la época dentro de una gabarra que lo trajo al continente.
Habrá un logrado momento, cuando Arthur y nuestro héroe perciban en el bar (francés) en que se encuentran la presencia de algunos ex combatientes alemanes. Se acercan a ellos y en un mensaje, que podría tildarse de pacifista o al menos donde no existe ya encono, les ofrecen la posibilidad de asistir en lugar de ellos a los festejos.
Irene (o René según los títulos locales) guarda algunos secretos que su marido ignora. Su confidente será Adele (Danielle Vitalis), una enfermera con la que al principio el entendimiento será difícil. La evolución en las relaciones entre ambos personajes femeninos, durante la ausencia temporaria de su marido, resulta convincente.
A ello contribuirá otro tipo de flashback, que irá explicando cómo se conocieron y nació el vínculo que perdura en el tiempo en la pareja de ancianos. En algún momento ambas mujeres se sorprenderán cuando en la televisión y otros medios (diarios como el célebre Daily Mail) aparezca la imagen de quien en verdad fue un héroe de guerra de la RAF.
El último escape es una digna despedida de dos grandes del cine, que sobre todo interesará a aquellos cinéfilos en cuya mente perduran tantos títulos memorables del cine casi integralmente inglés.
(Reino Unido, Francia, Suecia, 2023)
Dirección: Oliver Parker. Guion: William Ivory. Elenco: Michael Caine, Graeme Dalling, Glenda Jackson, Myles Olofin. Producción: Robert Bernstein, Douglas Rae. Duración: 96 minutos.
