Florencia Torrente no tuvo demasiado protagónicos en cine, pero cuando tiene la oportunidad, siempre está a la altura. En Reparo lidera un elenco notable, donde también se destaca Luciano Cáceres. Tuvimos el gusto de hablar con ambos, que nos relataron su experiencia filmando en Chubut.
(A Florencia) Interpretás a Justina, una chica que regresa a un pueblo que fue muy importante para su vida, y por un motivo muy específico. ¿Cómo llegás al proyecto?
Florencia Torrente: Llegué al proyecto hace varios años, charlando con Lu (la directora), en este ida y vuelta que es hacer cine. Todo lleva muchos años, y tenés el 100% de que suceda y el 100% de que no (risas). Desde que me presentó este proyecto tenía algo que decía que tenía que hacerlo. Pasamos por un montón de situaciones, hasta que finalmente sucedió. Fue hermoso transitarlo.
Luciano, contame cómo llegás a la película y sobre tu personaje, crucial para lo que busca Justina.
Luciano Cáceres: Primero, la convocatoria de Lu. La conozco sobre todo por su laburo en postproducción con HD, que siempre apoya al cine argentino y es una pata fundamental para las pelis independientes en las que participo. Me invita a leer el guión y después, a esta aventura. A diferencia de Flor, que es la que regresa, yo estoy siempre ahí, el que queda anclado. El desafío era cómo contar un lugareño sin caer en los lugares comunes o pensar en un acento. Tuve la ayuda de la observación de la niñita que hace de mi hija y de sus tiempos, y su mirada relajada y contemplativa con el lugar y con ese viento y con el sol y con ese lugar tan seco y tan salado. Todo fue muy natural, y el resultado de la peli tiene eso. Una peli que parece sencilla y no lo es. Hay que trasladar un equipo de rodaje, hay que filmar en ese lugar tan áspero, pero está tan anclada en los vínculos, en la emocionalidad acá de la compañera, que nos lleva a todos en su caminito y vamos apareciendo cual Vía Crucis en su Camino de Santiago o algo así (risas), desasnando cosas y abriendo nuevas situaciones. Es una película muy humana, muy sencilla, profunda en todos los aspectos. La convivencia con ese espacio que se vuelve personaje y con esas ballenas, que encima actúan bárbaro. Las ballenas querían actuar con nosotros, y parece que está reclamando en Actores su presencia en el rodaje (risas).
(A Florencia) Siguiendo con las ballenas, contame sobre las secuencias subacuáticas en las que participás.
FT: Hice una parte de lo subacuático porque, para el encuentro con la ballena, debía ir a una profundidad que con mi poca experiencia no podía llegar. Pero fue sublime todo el proceso: el conectar con el agua, con ese frío, con ese viento, con el clima, con el lugar, con lo hostil que es la naturaleza y con lo bella que es. Como dice Lu (Cáceres), el desafío era hacer un personaje que vivió ahí, que se crió ahí, y que tenga veracidad lo que proyecta o quiera hacer. Pero de pronto el lugar solo te coloca ahí, y si te permitís atravesarte por él, te descubrís haciendo cosas que no planificás y suceden.
Sus compañeros de elenco contaron que el clima marcó el ritmo del rodaje.
FT: Marcó todo.
LC: Y las ballenas y el lugar. Ella (por Florencia) estuvo más de un mes ahí. Y la falta de agua, la falta de luz… En la comodidad de las grandes urbes estamos acostumbrados a que todo está ahí. No son tan sencillos esos lugares para vivir.