Don Juan es un solitario hombre mayor que vive en una casilla en el delta del Tigre donde pareciera no pasarle nada nuevo hace mucho tiempo. En un día de completo diluvio el diputado Inchauspe se presenta en su casa para concretar la compra de su propiedad con fines urbanísticos. Pero Don Juan, el viejo dueño de esas tierras castigadas por las inundaciones y las promesas de obras incumplidas hará todo lo posible para derivar el asunto que llevó al joven político hasta la desolada isla en otro tema mucho más importante para él.
Lo que comienza con la excusa de una transacción inmobiliaria se convertirá a lo largo de toda la obra, escrita y dirigida por Osvaldo Canis, en un insistente reclamo por un hecho ocurrido hace 20 años y en la exigencia de su confesión. Así es como una carpeta de recortes periodísticos, una dedicatoria en un libro de Neruda y hasta el retrato de una joven harán que tanto los espectadores como el propio Inchauspe nos acerquemos a develar el misterio de esta deuda del pasado y a comprender la verdadera razón de por qué Don Juan lo citó allí.
En cuanto a la puesta de Isla Negra, se nos presenta discreta pero protagónica en la medida en que cada objeto dispuesto hará sentido a la totalidad de la pieza. Asimismo, la iluminación y el sonido, salpicados de elementos audiovisuales, ayudarán a transportarnos al interior de un escenario insular, húmedo y tortuoso que en su conjunto irán incrementando el nivel de tensión a medida que las aguas se ocupen de taparlo todo.
Con actuaciones destacadas, de un lado Oscar Dubini interpreta a Don Juan, un viejo solo, cojo y desgreñado, obsesionado en tejer su propia historia para lidiar con una pena que arrastra del pasado. Del otro nos encontramos con un brillante Iván Steinhardt, un político pícaro y ambicioso, padre de familia, con un buen pasar económico y un celular que no para de sonar a quien lo único que le importa es firmar el contrato a toda costa para seguir con sus negocios.
Ambos personajes, en principio antagónicos, confluirán en un mismo dolor. Dos padres de hijas mujeres que terminarán enfrentados en un ajuste de cuentas por un infortunio que pudo haberse evitado. Dos hombres que se encuentran para disputarse el destino de esas muchachas cual si fueran un trofeo de guerra. Dos chicas jóvenes que aparecen capturadas en un portarretratos o en una pantalla de televisor, silenciadas, habladas por otros. Después de todo, lo que comienza con una transacción monetaria se transforma en otro tipo de intercambio que el dinero no alcanzará jamás a pagar.
Teatro: La Tertulia (Gallo 826)
Funciones: Viernes a las 21 hs.
Entradas: $ 220
Victoria Castro |@vicharachera
Dirección: Osvaldo Canis.Autoría: Osvaldo Canis. Actúan: Oscar Dubini, Iván Steinhardt. Cantantes: Dominique Canis. Músicos: Lucas Rochaix. Diseño de vestuario: Maria Guglielmelli. Diseño de escenografía: Maria Guglielmelli. Diseño de luces: Fabián Molina Candela. Redes Sociales: Gonzalo Ferrari Nicolay. Edición de video: Rosa Giustra. Sonido: Kevin Canis. Diseño gráfico: Gustavo Kaplan. Asistencia general: Lara Ronsino. Asistente de producción: Emilio Zinerón. Asistencia de dirección: Rosa Giustra. Prensa: Silvina Macri. Colaboración Actoral: Carmín Aisen, Julieta Meana Viña, Jazmín Szmetan. Coreografía: Romina Fertonani. Puesta en escena: Osvaldo Canis. Prensa:Ivan Steinhardt.