Prócer del mal gusto, esteta de la basura, abanderado de la incorrección política. Son apenas tres de los calificativos que suelen adosarle a John Waters. Lo cierto es que este artista multifacético (además de dirigir películas también actúa y escribe libros) es toda una marca de la cultura popular. En sus creaciones, los diferentes, los freaks, se enorgullecen de serlo y son los héroes, mientras que los que al parecer representan el status quo son la verdadera amenaza. Toda una declaración de principios que lo llevó de la independencia más absoluta a ser tenido en cuenta por Hollywood, donde, aún sin tantos momentos repugnantes, pudo seguir siendo fiel a sus convicciones.
Waters llegó al 20 BAFICI para presentar una retrospectiva de su obra, incluyendo proyecciones en fílmico, que él mismo se encargó de presentar durante su tiempo de visita. Pero se hacía indispensable verlo y escucharlo en detalle, por lo que el sábado 14, a las 14 hs, de abril tuvo su propio espacio en la Usina del Arte.
Durante una hora y media, J.W. charló con Axel Kuschevatzky acerca de su vida y de su obra. Fueron más de dos horas de carcajadas: su carisma y su manera de narrar detalles de sus films cautivaron a los presentes que llenaron el salón principal. De hecho, el mismísimo intérprete se tentó en más de una oportunidad por las barbaridades que debía traducir.
Para romper el hielo, Waters conto sobre su fascinación por Isabel “La Coca” Sarli, a la que pudo conocer en estas horas (el video pudo verse antes de la presentación en el festival de Fuego, emblemático largometraje de Armando Bo protagonizado por ella). Luego relató sus comienzos haciendo películas con muy pocos recursos y amigos tan excéntricos como él, y de cómo su Baltimore natal es un personaje más.
Hubo un recorrido por toda su filmografía, pero inevitablemente había que detenerse en Pink Flamingos. Este delicioso himno a las asquerosidades más absolutas, que se estrenó en 1972, presenta a dos familias disputándose en título de cuál es la más desagradable. Si bien el catálogo de inmundicias resulta muy amplio, el sumun lo constituye la última escena, en la que Divine, por entonces musa del director y eterno ícono gay, comedía excremento de perro. “Yo sabía que iba a funcionar, pero tampoco sabía que iba a hablar al respeto casi cincuenta años después. Fue medio así. ‘Divine, ¿comerías mierda’, a lo que dijo: ‘Sí, obvio’. Así estábamos de locos”. Y agregó: “Teníamos un perro, y no cagaba. Al final dije que le pongan un enema, pero hizo una caquita chiquita. Divine se quejó del tamaño, pero le dije: ‘Se va la luz, comé la mierda’”. También agregó que, según él, quien podría hacer lo mismo actualmente en la pantalla sería Johnny Knoxville, de Jackass, “pero yo lo hice primero, así que quién va a hacer el mismo truco dos veces”.
Además, J.W. relató su experiencia positiva con los estudios de Hollywood, sobre todo en lo referente a Hairspray, que devino en obra de teatro exitosa (luego adaptada al cine) y secuelas. Respondió sobre su participación en Los Simpson, donde compuso a John (Javier en Latinoamérica), un vendedor homosexual que despierta los prejuicios de Homero: “Los chicos se me acercan a saludarme por aparecer en Los Simpson. Yo sé que parezco un violador de menores, así que me pongo un tanto nervioso cuando se me acercan”. Aunque, en materia actoral, dijo que el mayor orgullo de su carrera fue estar en El hijo de Chucky.
Después respondió cuestiones referidas a la escena punk, al feminismo, a las plataformas como Netflix, a su parecer de la muerte de Charles Manson, y contó acerca de los films que tiene en mente dirigir. El más firme es acerca de vendedores de carne que deben enfrentarse a veganos.
“Mi trabajo básicamente consiste en salir al mundo y ver comportamientos humanos impensables y reportárselos a ustedes, mi gente. Gracias a ustedes nunca tuve que tener un trabajo de verdad en toda mi vida”.
Y por eso mismo, siguiendo con su excelente predisposición, al terminar la charla se dedicó a firmar sus libros publicados en Argentina por la editorial Caja Negra: Mis modelos de conducta y Carsick. Un mondo trasho feliz.
© Matías Orta, 2018 | @matiasorta
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