(Estados Unidos, 2017)
Guión y dirección: Jon Lucas y Scott Moore. Elenco: Mila Kunis, Kristen Bell, Katryn Hahn, Susan Sarandon, Christine Baransky, Cheryl Hines, Jay Hernández, Peter Gallagher. Producción: Suzanne Todd. Distribuidora: Diamond Films. Duración: 104 minutos.
Madres del status quo
Es un hecho: a partir de este momento vivimos oficialmente en un mundo que cuenta con una saga de las mamás rebeldes. Cuanto más rápido lo internalicemos, tal vez menos doloroso. Aparentemente después del éxito (¿?) de El Club de las Madres Rebeldes (Bad Moms, 2016), algún productor avispado considero oportuno llevar una vez más a la pantalla grande a estas mamás suburbanas y sub40, con una excusa comercialmente acorde con el calendario: la Navidad. Así las cosas, 18 meses después del estreno de la original, recibimos con adornos y villancicos La Navidad de las Madres Rebeldes (Bad Mom’s Christimas, 2017).
Pero esta vuelta Amy (Mila Kunis), Kiki (Kristen Bell) y Carla (Kathryn Hahn) no están agotadas a causa de la rutina hogareña, la crianza y la casa con garage para dos autos; ahora simplemente sufren a causa de las relaciones problemáticas que mantienen con sus madres, interpretadas respectivamente por Christine Baransky, Cheryl Hines y Susan Sarandon, quienes deciden hacer una visita convenientemente sorpresiva a sus hijas días antes de la Navidad. Una vez establecido esto, la trama nos llevará por todos los lugares comunes de la comedia en clave “pareja despareja” para mandarnos a casa un rato después con todo arreglado, la ropa planchada y la basura en el cesto.
Con un espíritu que abandona casi por completo los chistes escatológicos y sexuales de la primera entrega, deseando con ansias ser una película ATP con momentos que el maintream lea como “picantes” y así vender algunas entradas más, la rebeldía propiamente dicha les dura una escena y algo más a estás mamás rebeldes: el planteo original pone el acento sobre lo difícil que es para las madres organizar la Navidad familiar, pero si nos guiamos por lo expuesto secuencia tras secuencia, tampoco es que se desviven por lograrlo, básicamente porque están siempre haciendo otra cosa.
Y si creen que somos mala gente y les espoileamos la película, la secuencia de apertura intenta jugar al misterio pero básicamente termina anticipando todo lo que vamos a ver en los próximos 104 minutos; menos sorpresa que un regalo de navidad sin envolver. Insistimos con la idea de que este tipo de comedias parecen no calzar bien del todo en Kunis y las únicas que realmente parecen divertirse con sus roles son las mamás Baransky, Hines y la ultra desperdiciada Sarandon. Jay Hernández y Peter Gallagher son novio y padre de Amy respectivamente, personajes que simplemente llevan en auto a otros personajes o cenan sentados en la mesa, porque si algo aprendimos de la primer película es que los hombres de este universo ficcional no tienen otra aparente razón de ser.
Pero no todas son pálidas: en esa escena y media en que vemos a las mamás rebeldes salirse con la suya, mandar todo al tacho y regalarnos tomas en slow-mo con alguna canción pegadiza de fondo -al igual que en la película anterior-, nos regalan la ilusión de transgresión, de ruptura patriarcal… claro que la cuestión de fondo sigue siendo cambiar para que nada cambie y reestablecer el status quo minutos antes del brindis, porque las fiestas es mejor tenerlas en paz…
© Alejandro Turdó, 2017 | @AleTurdo
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