La Rodilla de Clara (Le Genou de Claire, Francia, 1970)
Dirección y Guión: Eric Rohmer. Productores: Pierre Cottrell y Barbet Schroeder. Elenco: Jean-Claude Brialy, Aurora Cornu, Beatrice Romand, Laurence de Monaghan, Michele Montel, Gerard Falconetti, Fabrice Luchini. Duración: 105 minutos
El ciclo Les Avant Premieres 2010 abrió con la exhibición de un clásico del recientemente fallecido maestro y genio de la Nouvelle Vague, Eric Rohmer. La Rodilla de Clara nunca fue estrenada en cines en nuestro país por lo que es una gran oportunidad para verla en copia fílmica y pantalla gigante. Es cierto que la copia supo ver días mejores (y encima hubo que interrumpir la función debido a que se quemó la película por la mitad. Por suerte solo pasaron 5 minutos hasta su reposición exactamente donde se produjo la falla de exhibición).
Admito que, si bien soy admirador de la Nouvelle Vague, el cine de Rohmer (que para muchos críticos y cinéfilos, es el mejor ejemplo y el más regular cineasta surgido de aquel movimiento) nunca llegó a atraparme del todo. Siempre preferí, el clasicismo por la mezcla de géneros inspirados por los cineastas estadounidenses, de Truffaut y Chabrol, o la experimentación y la vanguardia de Rivette o Godard. Pero, a la vez, admito que La Rodilla de Clara, es lo que más me gusto, entre lo poco que vi de su filmografía. Por lo tanto, no me creo en derecho para criticar a semejante figura. Es una cuestión de estilo.
Rohmer es un impresionista. Le gusta llevar a sus personajes a lugares, preferentemente al aire libre, donde tengan extensas conversaciones, filmadas en clásicos planos contraplanos, o generales de ambos o más personajes sentados, discutiendo teorías románticas o existencialistas, en un tono realista, pero a la vez farsesco, donde se intuye, una crítica a la burguesía francesa, en la línea chabroliana, pero menos obvia. Y cada escena de este tipo, es seguida por una similar, con otros personajes, pero parecidas circunstancias.
Honestamente, por momentos me atrapa, por momentos mi mente divaga. Lo vuelvo a admitir, es problema mío y no de Rohmer. Se trata de uno de los autores más personales y fáciles de identificar, más influyentes, inclusive, de la cinematografía mundial.
La Rodilla de Clara forma parte de “Los Cuentos Morales”. Es el quinto episodio. Su protagonista, Jerome, es un intelectual que pasa un tiempo de vacaciones en una isla antes de casarse con una sueca. Lo invita Aurora, una amiga, que a su vez, vive en dicha isla con otra amiga, y sus dos hijas: Laura y Clara, las cuales, respectivamente, tienen parejas. Jerome seducirá sutilmente a Aurora (la amiga escritora) mientras le hace la corte principalmente a Laura, en una suerte de historia a lo Lolita de Nabokov, aunque fantasea con “la rodilla de Clara”. Es posible que se la clasifique como una comedia romántica de enredos. Pero, la verdad, es que el cine de Rohmer es inclasificable por tono y climas. Diálogos inteligentes, personajes e interpretaciones verosímiles, son los pilares de la película, excelentes, sutiles metáforas y climas sexuales. Grandes actuaciones del fallecido Brialy, Romand (posteriormente actriz fetiche del director) y de un joven Fabrice Luchini (Confidencias Muy Intimas, Paris).
Para descubrirlo, admirarlo, reconsiderarlo. Aprovechen a Rohmer, en su mejor estado.
