Linternas Verdes Fritas.
Narremos aquellos detalles que no podemos mostrar, pero usemos el 3D para llenar las salas. ¿Suena prometedor? No, por qué preguntaremos entonces y una milésima de segundo después, la interrogante se responde a si misma y nos deja perplejos de su simpleza intrínseca: es Cine. Y el cine es imagen. Y lo antecedido es la base del filme que nos convoca.
Citando tal vez a una de las más escuchadas frases del cine, tenemos “una noticia buena y otra mala”, y agregaré una tercera noticia a modo de homenaje. Empecemos entonces.
El bueno. Más superhéroes a la pantalla, esta vez el verdoso amigo de la linterna y la liga que lo secunda por todo el Cosmos, reafirmando el poderío de la raza humana. Entonces recurrimos al camino del héroe, que DC y Martin Campbell narran con una soltura más que agradable, llevando el recurso de estilo al extremo y reafirmando cada paso del sendero que transita Hal Jordan, encarnado en Ryan Reynolds, y las peripecias que se suceden para elevarse como uno de los Linternas de la galaxia para proteger un sector del Universo compuesto por 3600 partes.
Historia más que compleja, hiper recortada y cuasi-masticada para escupirla al espectador en un bolo verdoso de 114 minutos que, a pesar de las tijeras, resultan eternos por la conducción directiva un tanto dudosa, más allá del relato de carácter cuentito, para con el beneficiario.
Un acierto en Linterna Verde es el casting que más allá de la pretensión infructuosa humorística de Reynolds, los personajes resultan acordes a la historia y funcionales, creemos que a y por el propósito de enaltecer la figura del héroe y rescatar todo aquello que lo hacia “la persona menos indicada, menos pensada, canchera y portadora de la facha”. Lamento decirlo, pero Tony Stark habrá uno solo.
Fotográficamente hablando, es un hecho que toda película made in hollywood, contenga complejidades narrativas / cinematográficas puras o no, tendrá una riqueza visual por fuera de la tecnología FCS (Fusion Camera System), que lo más probable es que contraste respecto del paquete fílmico logrado, ya que últimamente “el arte” es la excusa perfecta que justifica la flojera cinematográfica contemporánea. Linterna Verde no es la excepción, y se desenvuelve a partir de planos amplios cargados de elementos que no llegan a definirse en el cuadro recordando a pesos pesados del cine bombástico y superfluo como Michael Bay y su saga Transformers (Transformers, EE.UU. 2007).
El malo. Linterna Verde, si bien corresponde a la definición del mito que se sostiene por si mismo en todas sus adaptaciones, se circunscribe también a la simpleza de su traspaso al fílmico, es decir, la historia creada por DC es de lo más compleja y rica, ya sea desde la concepción de los guardianes del universo, como de la historia personal de Hal Jordan, para culminar con un crossover de proporciones bíblicas como lo es La Liga de la Justicia (La versión DC de Los Vengadores (The Avengers, EE.UU. 2012) de Marvel). Ahora bien, el cine parece quitarle las propiedades surgidas de la voluntad creadora y todo el relato carece entonces de giros, ritmo interno y protagónicos empáticos, que dan cuenta de la base de un buen filme, o por lo menos de uno decente. Por otro lado, la adaptación del universal defensor verde, dentro de la definición anterior, termina por forzar su propia tesis inicial para lograr un desenlace dentro del tiempo estipulado de proyección, es así que detalles y escenas que ganan por su fuerza interna, terminan siendo menos por la paupérrima importancia dentro de una unidad fingida que no termina de concretarse como género.
El detalle que deja de ser detalle por su repetición inacabable y con pretensiones de generar el efecto Spiderman (Peter Parker) – Mary Jane, Superman (Clark Kent) – Louise Laine, Capitán America (Steve Rogers) – Peggy Carter, es el de “intentar” generar el romance entre Hal y Carol cuando eso existía por defecto desde el comienzo de la película. Es así que cada vez que el director recurre al cuadro romántico, el ritmo general cae y estanca el relato, lo que genera una complicación incluso directiva, ya que la constante ascendente se pierde y debe comenzar nuevamente a imbuir de tensión y sentimiento el relato.
El Feo. Solo unas líneas que se repetirán incesantemente hasta que alguien se digne a crear un Avatar 2.0, no por la película en sí, sino por lo funcional al 3D que ésta resulta. Linterna Verde no escapa de la maldición de la taquilla, la cual seguramente llenará, pero a la vez perderá mucho del esplendor que se engarza en el celuloide a modo de CGI de relleno, no necesario, no funcional, no cinematográfico.
Qué pasa entonces es la interrogante más importante y a la vez la que menor importancia tiene en relación a un todo general. Linterna Verde será un éxito por ya haberlo sido en el papel y lápiz y en la animación considerada en sí propia. Que podría haber dado mucho más cine, y consecuentemente que hablar, es cierto, pero las carreras contra el tiempo y contra el tanque padre de Iron Man (Iron Man, EE.UU. 2008), Capitán América (Captain America, EE.UU. 2011) y Spiderman (Spiderman, EE.UU. 2002), entre otros superhumanos, son duras y la primeridad de orden gana por sobre la calidad. Actualmente Marvel se anota otro poroto en el Bingo de los Superhéroes.