Seguramente, sin la presencia de Brendan Fraser, Familia en renta tendría una salida limitada a Japón, donde se desarrolla la acción, y quizás a algunos otros países del Lejano Oriente.
Salvo algunos pocos casos excepcionales, como el de Wim Wenders (Días perfectos), las películas de Japón requieren la mirada de un/a director/a de ese país. En este caso quien toma dicha responsabilidad es Hikari, una realizadora de la que nada conocíamos y de la que nos enteramos que solo había dirigido un film anterior (37 Seconds).
Probablemente motivada por el Oscar a mejor actor que obtuvo Fraser con La ballena, su recuperación al cine gracias a la mano de Darren Aronofsky, se explica su elección para el personaje conocido como Phillip Vanderpleog (extraño nombre).
Vale señalar que el actor aquilató relevancia a fines de los noventa con una seguidilla de films exitosos, que incluyen a George de la selva, Dioses y monstruos y La momia. Pero también que, una década después su carrera artística parecía condenada a la extinción, por problemas tanto físicos como mediáticos.
La sociedad nipona es muy diversa de las occidentales y no tan fácil de aprehender, sobre todo si no se ha tenido un acercamiento tanto geográfico como también cultural. Este cronista no se ufana de conocerla muy bien, pese a que estuvo en Japón (una sola vez) y además haber estudiado, durante unos pocos años, su lengua.
A propósito de esta última, existen dos ortografías (en verdad tres) muy diferentes para la escritura y lo curioso es que las palabras japonesas son muy sencillas, con apenas cuarenta y seis caracteres que incluyen sílabas, las vocales y una única consonante (la “ene”).
Prueba de ello es que, solo para dar un ejemplo, los nombres de los otros dos actores principales de este film son silábicos: Mari Yamamoto y Takehiro Hira.
En la trama, Phillip es un ex actor, ahora empleado de una compañía cuya actividad (parece que es algo frecuente allí) es personificar a algún familiar, sin por supuesto serlo verdaderamente. En ese sentido, una de las escenas iniciales en un velorio “ficticio” es muy impactante y en verdad graciosa. Hace siete años que vive en Tokio y ha tenido en el pasado otros trabajos bastante ridículos, como la publicidad de un conocido dentífrico.
Al improvisado “actor” le pagan por cada interpretación (de eso vive) y quien lo hace es Shinjo Tada (Hira), asistido por Aiko Nakajima (Mari Yamamoto). Todo funciona bien hasta que en una de tantas “misiones” le encomiendan hacer de “padre” de una niña, que ignoraba hasta ese momento quien era su progenitor (en realidad nunca conocerá seguramente al verdadero padre).
La chica cree que ha conocido a su padrer y siente una enorme felicidad. Él le dice que se quedará solo por unos pocos dias para retornar luego a los Estados Unidos, donde afirma vivir. Pero a Phillip le empieza a gustar su nuevo (y temporario) rol. Hasta que un día su jefe le echa en cara salirse de su actuación, señalando que: “puedes mostrar emociones, pero no dejar que te domine”, y concluye con un categórico “no eres su padre”.
Ese acercamiento emocional tendrá efectos contraproducentes y llevará a que se le asigne una nueva tarea. Será contratado para personificar a un (supuesto) periodista, que desea entrevistar a un escritor para escribir un libro sobre su vida. La nueva tarea produce cierto hastío en Phillip, pero en algún momento la situación sufrirá un vuelco, que lo llevará a realizar un viaje inesperado a un lugar alejado de la capital.
Familia en renta no apela a un burdo sentimalismo, sino a auténticas emociones, merced a una gran interpretación de Brendan Fraser. Con cierta probabilidad de ser nominado a mejor actor, difícilmente gane nuevamente dicho galardón, ante sus posibles fuertes competidores. Lo importante es haber recuperado a un intérprete mayor, que seguirá dando que hablar en el futuro.
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(Japón, Estados Unidos, 2025)
Dirección: Hikari. Guion: Hikari, Stephen Blahut. Elenco: Brendan Fraser, Helen Sadler, Takehiro Hira, Mari Yamamoto. Producción: Hikari, Julia Lebedev, Eddie Vaissman, Shin Yamaguchi. Duración: 103 minutos.








