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CRÍTICAS - CINE

Mixtape La Pampa

PARADOJAS, CALEIDOSCOPIOS Y EXTRANJERÍAS DE LO NATAL

“… yo creo que la identidad siempre son por lo menos dos cosas. Por eso la metáfora del mixtape. Es decir, un conjunto de canciones de distintos orígenes que se reúnen en un mismo cassette” – Di Tella en una conversación con Irina Raffo, 2024

El extravío en el viaje de Mixtape La Pampa (2023) se siente en los casi y como si de sus metáforas, imágenes, recuerdos y supera los límites de esta película. El realizador bonaerense narra su recorrido geográfico. Esboza la vida del naturalista y escritor William Henry Hudson. Muestra, también, anécdotas de su amistad con Javier García Blaya, y asoma reflexiones sobre la Argentina del siglo pasado cuando estuvo en dictadura y guerra. Todo esto Andrés lo hila con un dejo de sosegado duelo en su narración.

La montajista Valeria Racioppi entrama intimidad, música, literatura, pintura e historia. Cada plano, a modo de estancia, explora las ambigüedades audiovisuales. El sueño del final será la mayor muestra de esto. Antes, el realizador recopila, documenta y revuelve archivos en sus múltiples acepciones. Hace que suene el cassette de canciones grabadas por su amigo. Busca testimonios, lugares y estudiosos de Hudson, de su pasión por los pájaros; cita su precisión, la misma que hace los cantos sonar “como” en distintos lugares del campo sonoro.

El montaje, de a poco, va sugiriendo que un investigador y a fin de cuentas todo apasionado, es un pájaro de lo que busca –no es fortuito que haya tantos inmigrantes en esta historia. Metáforas como esta permiten acordar con Roger Koza que los co-pilotos del realizador, además de nosotros los espectadores, son los fantasmas co-protagonistas*. La gracia e ironía en algunas escenas hacen que tales impresiones y figuras poéticas fluyan entre, por ejemplo, el romanticismo del autor angloargentino hace más de dos siglos atrás, y las rutinas del viajero contemporáneo.

Ubicar la obra en medio de ficciones privadas de este u otros realizadores sería pretender satisfacción con la finalidad o la completitud que Mixtape La Pampa hasta cierto punto puede evadir. Ya este documental de por sí ensaya directamente citas de distinta naturaleza mientras entrevé las divagaciones y las precisiones perdidas al tomar cada decisión técnica. Por ejemplo, las fechas del diario –sin mes ni año–; un decir casi tautológico de Hudson “Mi vida terminó cuando me fui”, un libro titulado El viajero cansado con sus hojas en blanco, o los videos filmados por Andrés y Javier que nunca llegaron a convertirse en una película. Hasta ahora, en apariencia.

La voz, al final, transforma los materiales audiovisuales hasta alcanzar la incertidumbre. Lo que con sosiego el narrador había callado ante algunas imágenes recordatorias del duelo, se convierte en una pregunta sin respuesta para la identidad del desconocido en el sueño de los últimos minutos.

Sabemos que ese ser ignorado no es Javier, quien también aparece en esta escena onírica. Sea quien sea, los fantasmas persistimos. Aun manteniendo a raya los extremos de lo diáfano y lo enigmático, realizador y montajista erizan simultáneamente nuestros sentidos, sensaciones, silencios para que hasta la ignorancia tenga un lugar frente a la dicha de volver –a un sitio, a conocer, a recordar. Así, el momentáneo goce de sentirnos perdidos se hace profundidad y liberación.

(Argentina, Chile, 2023)

Guion, dirección: Andrés Di Tella. Duración: 101 minutos.

*Habría que releer las relaciones del cine desde lo fantasmal en una obra como la de Di Tella, viendo las dinámicas con lo ausente: el material de archivo, el personaje movedizo que va recreando el realizador, y el espectador “temporal”. La reiteración de la sombra del viajero es uno de varios indicios en esta oportunidad.

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