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Mr. Scorsese

EL RE-TRATO

Que gracias a un festival de cine se pueda ver en pantalla grande un documental como es Mr. Scorsese constituye una experiencia cinematográfica única que, lamentablemente, pierde valor al luego ser solo estrenado en plataformas. Así es como se genera la restricción de que un contenido pueda ser visualizado en el lugar propicio por más que su duración ronde las cinco horas y esté estructurado de manera episódica.

Rebecca Miller, su directora, aprovecha la estrecha relación de su esposo (Daniel Day Lewis) con Scorsese: trabajaron juntos en los films La edad de la inocencia y Pandillas de Nueva York, algo que evidentemente sirvió como para poder contar con un grado de confianza extra a la hora de poner al director en un banquillo y que él se abriera como quizás nunca antes.

Los dos primeros capítulos de Mr. Scorsese son hipnóticos. En “Stranger In A Strange Land”, Rebecca reconstruye fragmentos de su infancia y logra un importante aporte por el hecho de haber podido reunir a amigos del barrio de Martin. Así se documentan los comienzos de la familia Scorsese en Nueva York, la relación de la mafia ítalo-americana; los problemas que tuvieron Charles y Catherine, sus padres, como para poder asentarse ya con dos hijos y rentar un alojamiento, seguidos del hallazgo de dar a conocer la verdadera razón por la cual Scorsese Jr. se interesó en el cine: su condición asmática obligó a su padre a llevarlo a un lugar que provea aire acondicionado, ¡y qué mejor lugar que una sala de cine!

Entre archivos en video y fotografías, surgen nociones vinculadas a determinadas escenas que Scorsese utilizó para sus películas, desde la recreación de la fiesta de casamiento de sus padres en una terraza del edificio donde vivían, hasta la manera de ver su realidad, detrás de una ventana por la condición frente al asma. Scorsese no era al igual que otros niños, de los que salían a jugar; la sobreprotección de sus padres, debido al miedo y la preocupación por su salud, hicieron que Marty jugara dibujando storyboards que demuestran el talento que tenía ya a temprana edad.

El capítulo culmina con una especie de cliffhanger relacionado al momento en que Marty conoce a De Niro, actor con el que creó un vínculo estrecho a lo largo de su vida. Ya en “All This Filming Isn’t Healthy” aparecen en escena escritores amigos como Nicholas Pileggi (Buenos muchachos, Casino) o Jay Cocks (La edad de la inocencia, Pandillas de Nueva York, Silencio) y Paul Schrader, guionista de Taxi Driver, Toro salvaje, La última tentación de Cristo y Vidas al límite.

Por otro lado, se dan a conocer las relaciones sentimentales de Scorsese. Aquellas mujeres con las que contrajo matrimonio como el caso de Sandra Weinstraub e Isabella Rossellini, como también la aparición de sus hijas Cathy, Domenica y Francesca, quienes exponen sus vivencias en relación a su padre, según las diferentes etapas en las que éste se encontraba transitando.

Miller se detiene en los que serían considerados sus flops, películas que no fueron bien recibidas por la crítica y resultaron fracasos de taquilla, como New York, New York o El rey de la comedia, como así también cómo repercutieron en la credibilidad de Marty como realizador. La carencia de escrúpulos de Hollywood mantenía dentro y fuera del sistema a un director plagado de éxitos tras tan solo un fracaso. Se muestra también la etapa de rodaje de The Last Waltz, film a partir del que generó un vínculo con el músico Robbie Robertson de The Band y su ingreso en el mundo de las drogas, del que Martin se hace cargo y confiesa la adicción, su cercanía a la muerte y cómo su vida personal y cinematográfica cambió luego de “estar limpio”.

A partir del tercer capítulo “Saint/Sinner” el relato que de hecho parecía tener hasta una dinámica y velocidad, comienza a detenerse. Es la etapa en la que se cuenta sobre la intención trunca de Scorsese de convertirse en cura, su pérdida y recuperación de la fe, y esto trasladado a sus films. La controversia tras el lanzamiento de La última tentación de Cristo, y el ser destacado como el mejor director de cine vivo, ¿qué quedaría para De Palma, Carpenter o Cameron, de ser así?

Luego Miller decide incorporar la voz de directores del New Hollywood, como Spielberg y De Palma, mostrando que existía una competencia y admiración con y hacia el director, pero también se incluyen a Ari Aster o Benny Safdie, directores más actuales de los que se sabe tienen una relación con Scorsese y son incomparables frente a los anteriormente mencionados. El documental, inexplicablemente y tras ser muy abarcativo, carece de mención o desarrollo sobre otros proyectos como Hugo, videos musicales (Michael Jackson), documentales musicales como Shine a Light, George Harrison: Living in the Material World, Rolling Thunder Revue, Personality Crisis y otros como las series Boardwalk Empire, Vinyl o el doc A Letter to Elia. Es como si al documental no le interesasen los documentales.

La mano de Miller tras la dirección es despareja. Da la sensación de haber montado una prolija investigación que, en la sala de edición, ensambló con destreza en sus primeros capítulos, para después mostrar desmotivación en los siguientes. El querer abarcar todo, quizás teniendo que dejar mucho afuera, desenfoca la visión inicial del denominado retrato documental, como se lo denomina al comenzar cada entrega y para el que Miller parece haber tenido un trato especial.

(Estados Unidos, 2025)

Dirección: Rebecca Miller. Producción: Ron Burkle. Duración: 287 minutos.

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