El Festival de Nueva York ofreció una novedad muy especial al programar desde el inicio de su organización Swimming Out Till the Sea Turns Blue, el más reciente opus del director chino Jia Zhang-Ke. La singularidad fue que decidió eliminar a último momento la película iraní The Chess Game of the Wind, reemplazándola nada menos que por la poco vista Xiao Wu, primer largometraje del realizador de Lejos de ella y Esa mujer.
Para quien, como este cronista, es un atento seguidor de la trayectoria de Zhang-Ke, la “oferta” de cambio resultó muy sabrosa. Es verdad que Xiao Wu fue programada por el primer BAFICI (ganaron un film de Kore-Eda y de Trapero como director), pero también hay que señalar que hasta ahí el nombre del realizador poco significaba entre las figuras consagradas de la filmografía mundial.
Prueba de ello es el texto del catálogo del Festival de Buenos Aires en uno de cuyos párrafos se podía leer textualmente: “Recién recibido en la Academia Cinematográfica de Beijing, Jia Zhang-Ke debuta como director con lo que parece un ejercicio de realismo social pero que gradualmente se revela como una película muy especial”.
No se equivocaba el texto al acentuar el tema “social”, una de las características del cine del director. Prueba de ello fue su segundo largometraje, Platform, que también integró la Selección Oficial del tercer BAFICI y ganó el premio mayor. Quien esto escribe tuvo el privilegio de coordinar el Jurado de dicha muestra. Entre los miembros de ese jurado de lujo estaban nada menos que Lee Chang-Dong, Jonathan Rosenbaum, Simon Field, Emmanuel Finkiel y Beatriz Sarlo.
En reciente charla telefónica con Quintín, él me recordaba que en el primer BAFICI Xiao Wu tuvo que ser exhibida en la sala Leopoldo Lugones, ya que la copia era en 16 milímetros, y que el director asistió a la presentación. Ver la película veinte años después demuestra que no ha envejecido en lo más mínimo. El título alude al nombre del personaje central, interpretado por Hongwei Wang, quien al igual que el resto del reparto era un actor no profesional. Su talento hizo que volviera a ser uno de los personajes centrales en los siguientes cuatro largometrajes de Zhang-Ke.
Aquí es un joven malandra simpático, siempre con poco dinero encima y que fuma sin parar. Frecuenta los bares de karaoke y no logra formar una pareja estable, pese a los deseos de sus progenitores. La madre le echa en cara su falta de planes y lo califica de “oveja negra” de la familia. El padre es un agricultor pobre que termina echándolo de la casa y en algún momento la policía lo persigue. La imagen final en pleno centro de la ciudad de Fenyang (lugar de origen del director), resulta muy patética. Sobresale el ritmo que este le impone y el inteligente uso de planos secuencia.
Swimming Out Till the Sea Turns Blue es la obra más reciente de Zhang-Ke, habiendo tenido su estreno mundial en la última edición del Festival de Berlín. Se trata de un extenso documental de casi dos horas de duración, que a través de la entrevista a varios escritores famosos de China permite recorrer y registrar los cambios profundos de su país, principalmente en los últimos cuarenta años.
Jia Pingwa (1952), Yu Hua (1960) y Liang Hong (1972), tales sus nombres, son los tres principales literatos. A lo largo de 18 capítulos y en orden cronológico irán comentando acerca de los cambios políticos y sociales en su país. Pero es sobre todo en Liang Hong, única mujer, que la película más se detiene. Participan en las charlas su padre, su madre, su hermana y su hijo.
Es posible que el interés del espectador se resienta un poco al no resultarle familiar los personajes ni los diversos lugares de donde provienen. Lo que tienen en común es que todos han pasado en algún momento por Beijing. Y para los seguidores de Zhang-Ke es probable que se extrañe la no presencia de la actriz Zhao Tao. Ella es la esposa del realizador, presente en todos sus films anteriores salvo el primero, y aquí se ha reservado el importante rol de productora.
Xiao Wu
Swimming Out Till the Sea Turns Blue
© Fredy Friedlander, 2020
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