Peter Pan, una obra que puede volar
En todo espectáculo musical para niños, se espera que esté presente la mayoría de las características del género: acción, coreografías, canciones, humor, emociones, color, todo conjugado para la fantasía de un momento inolvidable. Si el espectáculo en cuestión es una superproducción, debemos agregar efectos especiales, actores reconocidos, algún detalle maravilloso en la puesta en escena. Y si ese mismo espectáculo lleva el nombre de un personaje clásico, como el creado por sir James Pan… perdón, James Barrie, entonces nuestras mentes de hijos del siglo XX que caminamos por el XXI esperarán la impronta que dejó la versión de Disney en la cinta animada, primero y, después, en las garantizadas producciones teatrales. Esto mismo es lo que se cumple (casi) a rajatablas en Peter Pan-Todos podemos volar.
El elenco está compuesto por figuras que, sólo por sus trayectorias, son capaces de llevar volando al espectador de todas las edades sin necesidad del polvo estelar de Campanita. Y allí vemos a Fernando Dente (Peter) y Natalie Pérez (Wendy), Ángela Torres (Tigrilla) y el siempre solvente Gabriel Goity (Capitán Garfio). Una mención aparte merece Nazareno Mottola (Smee) por su histrionismo notable, siempre orgánico al ritmo teatral, que hace de su trabajo una obra en sí misma que jamás decae. Los Niños Perdidos son otro “detalle” para destacar porque esta verdadera pandilla demuestra que puede funcionar a tiempo y con eficacia, tanto individual como en conjunto, para divertir y levantar el ritmo escénico cada vez que interviene, con coordinación coreográfica y contundencia cómica (en especial, Meme Mateo).
El espectáculo se sostiene por la producción técnica, que cumple con lo esperable para el género. Si lo miramos con ojos de adultos, en realidad, las escenas de vuelo no superan la línea de sorpresa, aunque el dispositivo logra conmover cuando Peter vuela sobre la platea. Tampoco sorprenden los videos proyectados, la mayoría de las veces animaciones simples y de fuertes contrastes en la paleta de colores, que ambientan o decoran las escenas. Sin embargo, la realización de la inefable Campanita es para resaltar; y la escena de las sirenas es la que mejor está lograda, aunque un poco “descolgada” en la dramaturgia de la obra. Con un diseño de luces aceptable, sobresalen, no obstante, la producción musical y el diseño de sonido. En cambio, en el rubro vocal, dominan las irregularidades que —se espera— podrán ajustarse apropiadamente conforme avancen las funciones.
Peter Pan es un espectáculo que los niños disfrutarán, los adolescentes recordarán cómo era eso de volar, y los adultos… bueno, acaso les haga volver a creer en las hadas. En síntesis, no le crean a Peter cuando asegura que vive hacia la segunda estrella a la derecha, porque Nunca Jamás queda en Buenos Aires, en el Teatro Gran Rex. Por lo menos será así durante este invierno.
Teatro: Gran Rex – Av. Corrientes 857
Funciones: martes a domingos de julio
Entradas: desde $200
Por Ariel Pytrell
Dirección: Ariel del Maestro. Dramaturgia: Marisé Monteiro (basado en el cuento de sir James M. Barrie). Elenco: Fernando Dente, Gabriel Goity, Natalie Pérez, Ángela Torres, Nazareno Mottola, Luján Blaksley, Federico Fedele, Pedro Maurizi, Meme Mateo, Tomás Wicz, Ignacio de Santis, Tomás Martínez, Joaquín Ochoa, Katie Viqueira y elenco. Letra y música: Patricia Sosa y Daniel Vilá. Música incidental: Federico Vilas. Producción y dirección musical: Oscar Media Villa. Coreografía: Gustavo Carrizo. Diseño de escenografía: Jorge Ferrari. Dirección de actores: Daniel Casablanca. Diseño de vestuario: Gabriela Pietranera. Diseño de videos: Maxi Vecco. Diseño de luces: Gaspar Potocnik. Diseño de sonido: Gastón Briski. Dirección vocal: Katie Viqueira. Producción general: MP Producciones, Ozono Producciones. Agencia de prensa: Tiff Prensa y Comunicación
