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Entrevistas

¿Qué es el porno ético? Cinco preguntas a César Jones

PORNO. Un género históricamente venerado y censurado, alabado y denostado, consumido y ocultado. En esta oportunidad se quiere dedicar un espacio de reflexión sobre un estilo de cine novedoso, que ha cobrado fuerza como narrativa alternativa en los últimos años: el Ethical porn, o Porno ético.

Al poco tiempo de que el extraordinario invento de Auguste y Louise Lumière (el cinematógrafo) viera la luz en 1895, comenzaron a proliferar pequeñas producciones, caseras en su mayoría, que representaban actos que pertenecían hasta entonces a la intimidad marital. Luego llegó el siglo XX, avanzando tecnológicamente en muchos aspectos, hecho que también se reflejó en el sentido de producciones pornográficas: de pequeños films mudos, a grandes largometrajes con excéntricas puestas en escena. Y así como fue evolucionando este subgénero, fueron ganando terreno directores y actores en distintas oleadas, pasando de ser sujetos anónimos a pasiones secretas de multitudes. De las salas condicionadas al formato casero en VHS, el cine pornográfico supo tener su cénit durante el siglo pasado hasta la entrada a este siglo, en donde la irrupción de un fenómeno radical lo transformó para siempre: la llegada de internet. ¿Estamos enfrentándonos hoy a la muerte de lo que fue el clásico Cine XXX? ¿O es una mutación, un cambio en la manera de crear películas para adultos? Hoy dominan la escena los denominados “creadores de contenido”, personajes con poca o nula instrucción audiovisual que con un celular y unas luces generan de manera autogestiva un arsenal de imágenes pornográficas, prescindiendo de guiones con pomposos argumentos. Pero este es un tema para otra nota.

Retomando esa época donde los argumentos y las narrativas estaban en el corazón de las realizaciones, si se nombra a la más icónica de las producciones del siglo pasado, sin dudas se nos viene a la cabeza la se esparció como pólvora entre el vox populi: Garganta profunda. Aunque Linda Lovelace encontraría la fama mundial gracias a su rol dentro de la película, años después lanzaría una dura declaración en su autobiografía en relación a una serie de abusos y amenazas que tuvo atravesar durante el rodaje del film (Lovelace, 1980). Siendo el primero (pero no el único) caso donde se quiso exponer un aprovechamiento y maltrato laboral, este gesto impulsó a una serie de movimientos dentro de laindustria que dieron origen a lo que hoy en día se denominaría Ethical porn. Erika Lust es una directora de cine para adultos sueca que actualmente ha plantado bandera en Barcelona, en donde con su productora XConfessions lleva adelante filmaciones bajo las coordenadas del este Porno ético. En su sitio web cuenta en qué consiste su estilo de producciones, el cual propone mediante esta filosofía entornos seguros de rodaje, igualdad de paga para los actores, diversidad de cuerpos en escena (no solo escenas heterosexuales o con cuerpos hegemónicos, incluye diversidades), argumentos más eróticos, cinematográficos y/o narrativos que las tomas a los genitales convencionales, entre otros (Lust, 2025). Si bien se está de acuerdo que son necesarias máximas que busquen resguardar la integridad de los actores involucrados, por otro lado siembran un debate entre lo ético y lo moral dentro del cine para adultos cuando estos recaudos se adentran en el paraíso creativo de las películas.

César Jones es director de cine pornográfico desde hace 25 años y fundador de su productora LPSexxx, siendo hoy una figura de culto dentro de la escena pornográfica argentina. El siguiente diálogo fue posible gracias a un gesto de enorme generosidad del cineasta, invitado a contestar cinco breves preguntas en torno a la propuesta del Ethical porn, sus visiones personales acerca del psicoanálisis y la pornografía, para finalmente deslizar una noción de Ética del porno, la cual considera mucho más viable de abordar que un Porno ético.

César, en principio, gracias por ampliar con tu visión el abordaje de esta temática. Quisiera iniciar retomando tus dichos que figuran en el libro Actualidad del erotismo y pornografía (2015), de Carlos Barzani, y voy a realizarte una serie de preguntas… ¿A qué te referís cuando hacés alusión a que el Porno ético que propone Erika Lust es una especie de “moralización de la perversión performativizada”?

Bien, antes que nada quiero agradecer a ustedes por el espacio, y aclarar que los comentarios que pueda realizar no son una crítica de género ni un ataque al trabajo de nadie. Al contrario, más bien son una invitación a pensar sobre qué tipo de porno se puede construir. Creo que el Cine XXX es una performatividad de las perversiones, y que cualquier intento de ceñirlo bajo un discurso (y hablo ya de un desplazamiento a las ideas creativas) es moralizarlo. Obviamente respeto el trabajo de todo el mundo y es sumamente necesaria una perspectiva que tenga en cuenta y respete a la otredad (contratos, igual paga para cada actor, consentimiento), perosiento que en algún punto si no se tiene cuidado con el enfoque, el Porno Ético pareciera subvertirse a ser un “cursillo de libido bien vista”. Como un manual que indica qué cosas “sí” y qué cosas “no” se pueden hacer en el armado de fantasías que luego se plasman audiovisualmente.

En términos psicoanalíticos, ¿qué crees que sucede con el porno en sí cuando el Porno ético aparece y entra en las ideas creativas de guión, dirección…?

Siempre he pensado, en términos bien clásicamente freudianos, que el porno es el territorio del Ello. Intentar introducir cualquier elemento del Superyó a las narrativas es cuanto menos, una torpeza. Siento éste tipo de exigencias hacia el porno como absurdas ya que achatan las posibilidades, vuelven grisáceo un mundo exuberante, desmesurado, fuera de borda…

¿Qué crees que pasa subjetivamente en los espectadores cuando ven pornografía?

Saber qué le pasa a cada uno es hilar muy fino, pero siento que el cine pornográfico es un cine alucinación, sobre todo el hard porn, muy comparable a la ingesta de algunas drogas. El acto masturbatorio es un decurso afiebrado, si responde a alguna instancia real, lo más parecido es eso.

¿En qué sentido lo decís?

¿En qué sentido? En que te pone en un estado de presente de placer absoluto. Entonces, si el porno es una especie de droga, no hay que espantarse. Foucault lo sabía muy bien. Como toda ingesta de tipo fantasiosa o evasiva, es más disfrutable si se tiene en cuenta la frecuencia y la dosis.

¿Qué es necesario de “ético” en el porno?

Primero y principal, vuelvo a celebrar la posibilidad de la coexistencia de muchos géneros de porno. Por supuesto, sería un aspirante a pequeño dictador si el porno existente fuese el único. Yo creo que más bien es más viable trabajar con una Ética del porno. Obviamente hay nociones humanas que no se pueden descuidar (cuidado de los actores, contratos, etc.), pero un Porno ético dentro de las narrativas es algo que se me hace del terreno del absurdo y hasta paradójico. Encambio una Ética del porno es algo más abordable desde mi perspectiva, porque el cuidar de los actores es algo en lo que estamos todos de acuerdo, pero la Ética del porno es libertad al menos en lo creativo para mí.

César, te agradezco enormemente estas respuestas y espero podamos seguir deslindando preguntas sobre esta temática.

Gracias a vos, enteramente predispuesto para próximos intercambios.

 

Referencias

Barzani, C. (Comp.) (2015). Actualidad del Erotismo y Pornografía. Letra Viva. Buenos Aires, Argentina.

Damiano, G. (Director). (1972). Deep Throat [Película]. Columbia Pictures.

Lovelace, L., McGrady, M. (1980). Ordeal. Citadel Press. New York, USA.

Lust, E. (2024). About XConfessions: ethical porn, especially for women, men, and every other gender. XConfession.

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