LO QUE YACE ETERNAMENTE
Exhuma es una película que se cuece a fuego lento. Esta es una afirmación atendible, tal vez a modo de advertencia, para todos aquellos espectadores habituados a los ritmos narrativos más vertiginosos en el cine de terror. En ese sentido, se divide en seis capítulos construidos como espejos que constituyen los cimientos de la narración, agrupados en dos partes diferenciadas argumentalmente una de la otra.
La historia presenta a la popular chamana Hwa-rim (Kim Go-eun) y su aprendiz Bong-Gil (Lee Do-hyun), quienes reciben una buena suma de dinero para reunirse con los descendientes de una familia afectada por una enfermedad hereditaria. Al percibir el aura maligna que impregna al nicho familiar, Hwa-rim propone trasladar la tumba, iniciando una cadena de misterios y eventos aterradores a los que se sumarán el geomante Kim Sang-duk (Choi Min-sik) y su socio, el Sr. Ko (Yoo Hae-jin).
Nos encontramos frente a un relato detectivesco en clave paranormal, no un film de horror de jumpscares o efectos especiales. Su director, Jang Jae-hyun, es un talentoso demiurgo capaz de recrear una Corea multidimensional, construida entre la modernidad sofisticada y la tradición ancestral. En ese sentido, Exhuma es también un juego de exploración etnográfica frente a la pregunta por la identidad coreana expresado a través del retrato de prácticas folclóricas. Si tomamos la idea de C. Lévi-Strauss por la que “el rito actualiza el mito”, la película abunda y profundiza la contemporaneidad de la espiritualidad propia de Corea a través de la reflexión sobre ciertas prácticas religiosas. De ese modo, Jang nos sumerge en un mundo mítico, que entrelaza el chamanismo, el budismo y el taoísmo desde una atmósfera realista. Este clima resulta efectivo en gran parte por el trabajo de fotografía de Lee-Moe Gae, que logra capturar la mística del ritual para volverlo más cercano al tiempo que aterrador.
El cuarteto de investigadores a cargo del peculiar trabajo es caracterizado pormenorizadamente. De hecho, Jang divide a los personajes para introducirlos en la historia por separado. Lo que permite ahondar sobre las motivaciones y trayectorias de cada uno y, asimismo, aumentar la empatía con el público. La estrategia funciona muy bien porque los actores brindan actuaciones muy correctas, entre las que se destacan las de Kim Go-eun y Choi Min-sik (Old boy).
El Tigre y el Zorro
Exhuma elabora un relato histórico a través del despliegue de una serie de signos sembrados como intertextos. Algunos elementos resultan explicados. Así entendemos la traición de la familia Parks y cómo logró convertirse en una dinastía poderosa con la ayuda de Japón. Otros signos, empero, son más crípticos, como la relación entre el nombre “Gisune” y la palabra japonesa “Kitsune” (monstruo zorro- youkai). Los kitsune en el folclore japonés poseen un gran poder espiritual y son venerados como dioses o demonios. Una muestra más de esta abundante semiosis (en la que podríamos perdernos) que funciona en la película es el mundo de los elementos de la geomancia o feng shui. Se cree que, durante la ocupación japonesa a Corea, los nipones enterraron barras de metal en lugares donde la energía de la tierra fluye, con el fin de bloquear la fuerza y prosperidad de la tierra de Corea. Al respecto, el film menciona que “el zorro quebró la columna del tigre” haciendo alusión a esta creencia y todos los sucesos relacionados con la apertura de la tumba tienen que pensarse desde este lugar.
Sin embargo, lo dicho anteriormente no debería llevarnos a conclusiones erróneas; Exhuma es, indiscutiblemente, una película de misterio sobrenatural. La proliferación de demonios, creencias y rituales están puestas al servicio de la narración de una historia que tensiona en todo momento. No hay sustos tradicionales, pero sí una atmósfera fecunda en fantasmas y demonios del pasado que la convierten en una experiencia siniestra absolutamente recomendable.
(Corea del Sur, 2024)
Guión y dirección: Jang Jae-hyun. Elenco: Choi Min-sik, Kim Go-eun, Lee Do-hyun. Producción: Charlie Shin, Jang Jae-hyun, Kim Young-min, Kim Jee-hy. Duración: 134 minutos.