UN HÉROE PARA VOLVER A CREER
“¡Estoy aquí para luchar por la verdad, la justicia y el estilo de vida americano!”
Superman (1978)
Más rápido que una bala, más poderoso que una locomotora, el superhéroe más importante de todos los tiempos oficialmente ha regresado. Esta vez bajo la dirección del nuevo arquitecto del universo DC, James Gunn, quien inaugura una nueva era para el cine de superhéroes. Una edad de plata que abraza al material de origen y lo resignifica en un mundo cada vez más oscuro y complejo. Una época que promete llevar los valores de la justicia y la esperanza como alguna vez supo encarnar el legendario Christopher Reeve.
En esta nueva iteración del Hombre de Acero, mucho más cercana a su contraparte de las historietas, se presenta a un Superman mucho más ameno, carismático y amigable en comparación a las últimas versiones del personaje. David Corenswet es por lejos de las mejores decisiones tomadas por Gunn para constituir a un héroe superpoderoso, pero que se siente como un amigo cercano. En Corenswet pueden verse atisbos de todas las interpretaciones previas del personaje; desde el enfoque moderno e introspectivo de Henry Cavill y Brandon Routh, hasta el idealismo de Tom Welling y el mencionado Reeve. De este último es de quien claramente se toma más inspiración desde lo expresivo y lo corporal, y sobre todo, su manera de capturar un heroísmo puro e inocente. Un superhombre que se preocupa por salvar al gato atrapado en el árbol, al mismo tiempo que pelea con un monstruo gigante. Sin ningún tipo de dudas, Corenswet está encaminado a convertirse en el Superman más completo de todos los tiempos, y es inevitable pensar que él será la cara para una nueva generación que, cuando mire al cielo, pensará en Superman y en su mensaje de esperanza. Como si fuese poco, es de las pocas encarnaciones de un Clark Kent creíble y diferenciado al mismo tiempo de su contraparte superheroica. Como si ponerse el traje fuese un oficio y la verdadera personalidad, la del reportero del Daily Planet.
Gunn entendió que la fortaleza detrás del kryptoniano no reside en sus superpoderes sino en los valores humanos que le fueron transmitidos por medio de la familia Kent. Al iniciar la película, se nos presenta por primera vez a un Superman débil y derrotado, que necesita ayuda para poder salvar el día. El autor Joseph Campbell explica en el Camino del Héroe que todo mito debe volver una y otra vez al punto de partida para renovar el sentido de su viaje. Gunn entendió que contar de nuevo la historia de Superman no es un acto de repetición, sino de resignificación. El mito del superhombre es deconstruido en pos de mostrar a un héroe imperfecto, pero que lucha por unos ideales inquebrantables. Para bien o para mal, el resultado termina generando a un héroe que funciona como una batería: necesitando recargarse constantemente con luz solar para enfrentar a las amenazas. Y si bien el concepto es interesante, en la totalidad del film sirve únicamente como recurso narrativo para deshabilitar al personaje por unas escenas y poder desarrollar al antagonista de la película, Lex Luthor.
El magnate de Metrópolis, interpretado por Nicholas Hoult, comienza fuerte, pero el guion le empieza a jugar bastante en contra mientras se desarrolla la historia. Esta inconsistencia produce que Luthor sea temible en algunas escenas y visto como un llorón ególatra en otras. Es una versión que tiene matices similares a la presentada en Smallville por Michael Rosenbaum, pero que no termina nunca de explotar. Es un personaje que busca el enfrentamiento intelectual, queriendo posicionarse como un genio pero termina quedando demasiado lejos de eso. Si bien su motivación está bien planteada, la ejecución que emplea Luthor está muy lejos de estar bien pensada. El accionar de este personaje funciona como el guion escrito por Gunn: por momentos está muy bien, aunque en otros se toman decisiones creativas que dejan mucho que desear. Un claro ejemplo es la situación de las redes sociales y su resolución, que roza lo patético y que como gag no funciona. El guion de Gunn termina sintiéndose como un primer borrador encaminado pero incompleto, como si hubiese sido apurado por él mismo para hacer andar la primera película del DC Studios lo más pronto posible.
Este nuevo estudio cinematográfico fue creado con la premisa de hacer andar el universo DC en el cine una vez más, y después de la terrible administración anterior, debían de darle un aire revitalizador a los personajes. No por nada eligieron al superhéroe primigenio para hacer andar esta nueva aventura, lo cual es curioso porque el Último Hijo de Kryptón siempre fue el primero en establecer una nueva fase para el género superheroico, ya sea con la serie de televisión Adventures of Superman (1952-1958), protagonizada por George Reeves o el blockbuster de Superman, dirigido por Richard Donner.
En este nuevo universo, presentado con unos títulos iniciales a modo de contextualización, se deja en claro que esta es una historia ya empezada y que los metahumanos llevan existiendo 300 años en este mundo. Se aclara que Superman es el metahumano más poderoso de todos, y que se encuentra interviniendo en un conflicto diplomático que podría traer graves consecuencias al mundo. En este ambiente de incertidumbre global, Clark Kent es entrevistado por su novia, Lois Lane, acerca de si es consciente de las repercusiones que generan sus decisiones. Esta dinámica entre Lois y Clark es extraña porque carece de un desarrollo real dentro de la película, la química es palpable y se debe exclusivamente al trabajo de Rachel Brosnahan y Corenswet, porque el ritmo de la película no puede permitirse lo que estos dos personajes requieren, que es más escenas juntos. La duración de dos horas se siente bastante corta para todo lo que se propone, y si bien hay conflictos que se resuelven satisfactoriamente, es inevitable pensar que hubiese pasado si la película contaba con unos veinte minutos adicionales.
Sorprendentemente, la narración se toma el tiempo de presentar a toda la galería de personajes del Daily Planet, prometiendo que serán de gran importancia para la historia. Sin embargo, el único que tiene una función real es Jimmy Olsen (Skyler Gisondo) como alivio cómico. Distinto es con la Justice Gang, esta pseudo Liga de la Justicia integrada por Linterna Verde (Nathan Fillion), Hawkgirl (Isabela Merced) y Mr.Terrific (Edi Gathegi), que fungen como verdaderos personajes de apoyo para los protagonistas y cuyo tiempo en cámara, si bien es breve, es aprovechado al máximo.
La dirección de Gunn es bastante acertada, crea un tono que le sienta bastante bien a esta versión de los personajes y los enaltece dándole su momento de brillar a cada uno de ellos. A diferencia de su película anterior, Guardianes de la Galaxia Vol.3, en la que encontró un balance muy medido entre las secuencias de acción, las escenas dramáticas y los gags, en Superman puede verse cómo el director debe de reinterpretar su propio estilo y fórmula para poder adaptarse al personaje. Por momentos funciona mejor que en otros, pero su desempeño está muy por encima del guion que propone. La puesta en escena empleada para filmar las peleas y sobre todo al Hombre de Acero volando son espectaculares, tomando inspiración de la propia Top Gun: Maverick: los movimientos de cámara que acompañan al kryptoniano generan un dinamismo visual increíble. El director también sabe tomarse su tiempo para las escenas que requieren más emotividad, como la conversación de Jonathan Kent con Clark sobre el significado de ser un héroe; posee un ritmo más pausado y es posible darse cuenta de que Gunn comprende a los personajes.
Si la versión de Zack Snyder planteaba cómo sería el mundo si los dioses vivieran entre nosotros, Gunn humaniza a los personajes haciendo que cometan errores, que haya veces en donde simplemente el peso del mundo es muy grande para ellos. Hay una escena específicamente en la que Superman reposa en silencio y es Lois Lane quien debe de alentarlo para que vuelva a la acción. Una vez John Ford dijo que un héroe se vuelve más interesante cuando se lo despoja de su contexto heroico y tiene una situación cotidiana y humana, y es que no estamos acostumbrados a ver a un héroe fallar o que simplemente necesita unos segundos para recuperarse. Es más, hay una escena relacionada con este tópico al inicio de la película cuando el superhombre es arrojado al suelo y una persona común y corriente es la que va a socorrerlo. Similar a la escena del tren de Spider-man 2 de Sam Raimi, en la que nuevamente las personas normales son quienes ayudan al héroe a lograr su cometido.
En donde realmente Gunn brilla es en consolidar toda una estética estrictamente salida de un cómic e impregnarla al nuevo universo DC. Una de las mejores decisiones que tuvo el director es la de extraer de la páginas al super perro de Superman, Krypto, que aún reconociendo que hay momentos en donde sirve como McGuffin, su participación en la historia le suma identidad y corazón a esta nueva versión del Hombre del Mañana.
Bajo la visión de Gunn, el género de los superhéroes puede obtener un renacimiento como nunca antes se ha visto. En el nuevo universo DC se constituye un mundo nuevo, diferente del nuestro, con ciudades y países que son reflejo de nuestras decisiones y nuestros comportamientos como sociedad. Superman puede volver a ser un estandarte, un símbolo de esperanza al cual nuevos realizadores podrán tomar como inspiración para darle vida a nuevos personajes, para resignificarlos y deconstruirlos, y así poder crear la versión definitiva de ellos. Al fin y al cabo, el Último Hijo de Krypton es de los pocos sobrevivientes de un mundo que ya no existe, tal cual como sus creadores Jerry Siegel y Joe Shuster, que escaparon de una Europa arrasada por el nazismo. Superman desde su concepción se convirtió en un mensaje de paz, de lo que podría pasar si peleamos entre nosotros, esto puede verse en la película durante el conflicto de Boravia y Jarhanpur, en donde el héroe busca toda solución posible para que no se llegue al conflicto armado.
Superman es una película que, lejos de ser perfecta, logra emocionar e impactar por la esperanza que es capaz de transmitir. Es un relato clásico que se resignifica, porque ya la historia no se trata del héroe de turno que salva al día, sino de las intenciones que trae consigo para ser mejores, para inspirarnos y superarnos a nosotros mismos. Su mensaje de crear un mundo mejor, no porque sea fácil, sino porque es lo correcto. Y que eso resuene con nosotros incluso después de abandonar una sala de cine.
Eso, en esencia, es Superman.
(Estados Unidos, 2025)
Guion, dirección: James Gunn. Elenco: David Corenswet, Rachel Brosnahan, Nicholas Hoult, Edi Gathegi, Anthony Carrigan, Nathan Fillion, Isabela Merced, Skyler Gisondo, Sara Sampaio. Producción: Peter Safran, James Gunn. Duración: 130 minutos