Breaking the law
Una maestra descubre que tiene una enfermedad terminal y decide cumplir un último deseo: protagonizar una película pornográfica. Esta es la línea argumental de la obra, que con su impronta sencilla no tiene más pretensiones que narrar la vida de la protagonista hasta el final. Claro que se vuelve en todo momento un cúmulo de situaciones desopilantes marcadas por las características de los personajes, sus prácticas y cómo unas y otras se contraponen.
Ambientada en los ochenta/noventa, recrea a la perfección vocabulario, vestimenta, usos y costumbres entre las que la videocasetera -como artefacto de uso doméstico- cobra un lugar especial puesto que es la disparadora de una divertidísima historia, aun y a pesar del hecho que la motiva. La obra en este sentido puede pensarse como vintage, retro, pop.
Las risas del público son constantes e inevitables; y es que Lorena Vega, Andrea Nussembaum y Maruja Bustamante son una tromba de solidez actoral. A la perfección acompaña a estas tres mujeres Agustín Rittano, quien también se luce junto a Juana Rozas, Bruno Gigant. Pero lo que está en juego no es nada liviano puesto que se trata del deseo, como última voluntad, como necesidad de realización, como motor que una vez alcanzada la meta se apaga.
Mariano Tenconi Blanco y su Compañía de Teatro Futuro (Carolina Castro e Ian Shifres) son los artífices de esta pieza que encuentra su costado experimental en la duración: 3 horas con un intervalo de 10 minutos ya pasadas las 2 horas de función. Uno de los mayores riesgos que atraviesan ilesos porque Todo tendría sentido si no existiera la muerte no aburre. Pero además, la dirección está presente en cada escena que empieza y termina con el parpadear de las luces, este es el recurso que se utiliza para fragmentar el tiempo y generar otra sensación.
La música es una variable fundamental que potencia la obra junto al vestuario y la atinada elección de una escenografía estática. No obstante, encandila la energía y la fuerza de sostener con matices, giros…con muchísimo trabajo actoral la obra que es como un pequeño viaje por un universo pueblerino que toma motivos de Almodóvar. Lo femenino, el deseo, los ritos de pasaje, el “chongaje” están presentes junto a la estética kitsch también propia de lo pornográfico.
Todo tendría sentido si no existiera la muerte se estrenó en el marco del FIBA 2017 y fue ganadora del IX Premio Germán Rozenmacher de Nueva Dramaturgia. Es una coproducción de Compañía Teatro Futuro y el Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA), el Festival de Artes Escénicas (FIDAE), el Centro Cultural R. R. Rojas (UBA), el Centro Cultural San Martín y la Comedia de la Provincia de Buenos Aires.
Teatro: El Cultural San Martín (Sarmiento 1562, CABA).
Funciones: Viernes 20 y 27, sábado 21 y 28 y domingo 29 de octubre; Viernes 3 y 10, sábado 4 y 11 y domingo 5 y 12 de noviembre, 20 hs –
Entradas: $130
Alelí Jait |@alelijait
Dramaturgia y dirección: Mariano Tenconi Blanco. Elenco: Lorena Vega, Maruja Bustamante, Andrea Nussembaum, Juana Rozas, Bruno Giganti y Agustín Rittano. Escenografía: Oria Puppo. Vestuario: Cecilia Bello Godoy y Johanna Bresque. Iluminación: Matías Sendón. Coreografía: Jazmín Titiunik. Musicalización: Mariano Tenconi Blanco. Música original compuesta por Ian Shifres e interpretada por Francisco Garat (guitarra), Arístides Prando (saxo) e Ian Shifres (teclados). Fotografía: Sebastián Freire. Arte en fotografía: Mume Boskovich. Diseño Gráfico: Gabriel Jofré. Coordinación de montaje: Mariana Mitre. Producción general: Carolina Castro. Asistencia de escenografía: Florencia Tutusaus. Asistencia de vestuario: Elisa D’Agustin. Asistencia de iluminación: Sebastián Francia. Asistencia de producción: Eugenia Tobal. Meritoria de dirección: Ana Schimelman. Asistencia de dirección: Maxi Muti. Prensa: Luciana Zylberberg.