Desde el inicio de Tipos de gentileza (2024) son perceptibles y sutiles las crueldades buscadas por Yorgos Lanthimos. La primera de ellas es aural. Oímos los bajos de la clásica “Sweet Dreams” de Eurythmics mientras aparecen los créditos iniciales. La canción luego se oye de fondo unos instantes más cuando, en plano general, un auto fucsia entra en el estacionamiento de una casa.
No volveremos a oír la canción mientras dure la película. El auto aparecerá muchas veces más. Es inevitable razonar que los sueños dulces están hechos de esto: de algo que solo se puede tener un instante y que no se sabe adónde lleva. Tal decisión técnica y su correspondiente reflexión prologa las curiosas formas de ternura presentes en la recién estrenada.
Ella está mayormente ejemplificada acá por lo visual. La paleta de colores y la recurrencia gestual de actores – aunque se trate de personajes e historias diferentes – aluden al tenso equilibrio entre cordura y desquicio de la trama. Esta consiste en un tríptico de historias donde el elenco principal, varios recurrentes en la filmografía de Lanthimos, interpreta a tres personajes. El tríptico sigue a un hombre sin rumbo que intenta tomar las riendas de su vida; un policía alarmado porque su esposa desaparecida en el mar reaparece en casa, levemente distinta; y una mujer busca a un desconocido destinado a convertirse en un prodigioso líder espiritual.
Ahora, a qué apuntan tales formas, cómo podemos definir la ternura y crueldad en los límites de este texto. Por un lado, lo tierno tendrá que ver con matices relativos a la dulzura, la compasión y la blandez. Por otro, lo cruel se relaciona con lo crudo, el castigo y la dificultad por entender o continuar algo. Ambas posturas están vinculadas, en el caso de Lanthimos, al cuerpo, a su relación con otros y sus respectivas maneras de adaptarse a las normas.
No alcanza, al menos para estos párrafos, definir lo cruel como algo exclusivo de lo humano – a diferencia de la ternura presente en otras especies – ni analizarlo únicamente de la mano del psicoanálisis, aunque Ana N. Berezin pueda iluminar nuestro recorrido.
Tienta situar tales muestras crueles en toda la filmografía del autor ateniense. Sus personajes anteriores también han buscado maneras de instaurar normas muy propias en su entorno. En esta ocasión, además, quienes se encuentran más adaptados y conciliadores con los personajes principales, son interpretados por actores con piel más oscura o, como llamaría hoy la tan temida corrección política, afroamericanos. Ellos, aun cuando son más circunstanciales, ofrecen aparente sensatez a las excentricidades de los protagonistas con pieles “menos oscuras”. Esta diferencia invierte con ingenio las representaciones raciales y cómo cada una de estas matiza sus normas para sobrevivir. De echarse en falta una perspectiva tan grandilocuente y aguda como su creación anterior, no tiene que ver directamente con esta obra, sino con la cercanía en las fechas de estreno.
(Irlanda, Reino Unido, Estados Unidos, Grecia, 2024)
Dirección: Yorgos Lanthimos. Guion: Yorgos Lanthimos, Efthimis Filippou. Elenco: Emma Stone, Willem Dafoe, Margaret Qualley, Hong Chau, Jesse Plemons. Producción: Ed Guiney, Yorgos Lanthimos, Andrew Lowe, Kasia Malipan. Duración: 164 minutos.