Tiro de Gracia (Argentina, 2013)
Dirección: Nicolás Lidijover. Guión: Nicolás Lidijover. Elenco: Nicolás Goldschmidt, Ignacio Gadano, Pablo Ini, Julieta Vallina, Alfredo Castellani, Susana Cart, Santiago Ríos. Producción: Nicolás Lidijover. Distribuidora: Aura Films. Duración: 72 minutos.
De los medios a las mediaciones.
Los medios masivos de comunicación son empresas privadas que construyen, mediante ideologías y discursos sociales, visiones del mundo que sirven a sus intereses y a los de las empresas que representan con sus discursos. Esta es la aproximación con la que Tiro de Gracia nos convoca a analizar la realidad.
La ópera prima de Nicolás Lidijover es un thriller sobre un joven que decide robar una tienda de productos farmacéuticos. Desde una clara intención de deconstruir todos los discursos respecto de la delincuencia, el film nos presenta a una persona de extracción humilde que pierde su trabajo y necesita comprar una costosa leche deslactosada para su hija recién nacida. El robo termina en una toma de rehenes en la que los empleados, los clientes y el asaltante comienzan una relación que tiene como eje el rol social en la cadena de reproducción del capital, mediada por la ideología y la clase social de cada uno.
La película está construida a partir de imágenes de cámaras de seguridad en un espacio cerrado como si fuera una obra de teatro mediatizada. También hay tomas amarillistas de medios masivos desde el exterior para plantear diversas interpretaciones de forma tal que cada imagen pueda ser analizada y reinterpretada. La historia desarmada temporalmente es reconstruida como un rompecabezas que busca proponer una negación de las respuestas fáciles y represivas hacia hechos de violencia social. El robo es analizado como un hecho comunal -producto de las condiciones sociales de los personajes- que parece algo inocente y de a poco decanta en una tragedia.
El principal problema de la película es que no puede escapar del género de “ensayo”, con personajes que representan imaginarios sociales de clase que en situaciones extremas quedan anulados por el miedo y las reacciones instintivas de temor y supervivencia de la mayoría de los casos. Los actores quieren encarnar discursos sociales y confrontarlos pero el guión se los impide constriñéndolos para quedar atrapados en situaciones estereotipadas sobre el imaginario progresista de la marginalidad.
Con muy buenas intenciones y un enfoque correcto del conflicto social, Tiro de Gracia nunca consigue llegar al fondo de la cuestión, quedándose en la superficie de las relaciones al plantear un esbozo de cine social que no permite que las contradicciones de la vida surjan inesperadamente. La explotación existe y los seres humanos somos llevados hacia situaciones extremas pero lo impensado es algo mucho más visceral, va más allá de la muerte y está relacionado con nuestra soberanía o la carencia de ella.
Por Martín Chiavarino
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