Onírica búsqueda de un reencuentro
Todas las Rayuelas invita al aplauso de pie. No sólo por sus actuaciones sino por la manera de contar, por ese devenir de la risa al llanto que conforma esa catarsis purificadora que fue pilar del teatro griego. Con textos de Carlos La Casa, la obra fue ganadora del concurso Contar 3, certamen organizado por la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales (Aadet) con el fin de dotar a los escenarios mainstream de historias autóctonas.
En esta oportunidad –y bajo la dirección de Andrés Bazzalo– el quinteto actoral se desenvuelve con buen timing sobre las tablas, componiendo cuidados pasos de comedia que aportan gran fluidez a la historia. La pareja principal (Arana y Meloni) tiene un desempeño descollante, con escenas y diálogos de gran lucidez, picardía y ternura. Arana se muestra cómodo en el papel de Lisandro, un viejo cascarrabias que va a parar al calabozo de la policía aeroportuaria tras ser detenido en Ezeiza con una valija llena de distintas ediciones de “Rayuela”, de Cortázar. Meloni es su guardiacárcel, quien se muestra intrigado con el cargamento de este hombre que regresa al país tras un largo exilio. Dinero de por medio, el detenido revela el propósito de su viaje –reencontrarse con su hija– y consigue que el policía lo aloje en su casa por unos días mientras concreta las averiguaciones necesarias.
La escenografía es austera, aunque las transiciones cuentan con proyecciones de video de corte onírico que recuerdan vagamente a fragmentos del libro que es leit motiv de la historia. La música no aporta del todo a ese juego, acertando a veces con la narrativa propuesta por estos pequeños cortos que dividen las escenas. El vestuario exagera tal vez un poco la condición de cada uno –la artista, muy hippie; la esposa arquitecta del policía, demasiado formal– pero no desentona ni desencaja con la lógica de la trama.
Todas las Rayuelas es una historia de militancia, de paternidad, de exilio, de recuperación del pasado perdido, de arrepentimiento, y de ese “que hubiera sido si” que atormenta a muchos en el final de sus vidas. Divertida y tierna, esta comedia dramática encarna sentimientos y valores que son compartidos por muchos de nosotros, y la emoción del final se resume en un aplauso cerrado que acompaña al saludo de los actores.
Teatro: Multiteatro – Corrientes 1283.
Funciones: Miércoles a domingos 20.30 hs – Sábados 20.30 y 22.30 hs
Entrada: $500
Pilar González | @MaPilarGonzalez
Autor: Carlos La Casa. Dirección: Andrés Bazzalo. Asistente de dirección: Melania Barreiro. Diseño de escenografía: Alejandro Mateo. Diseño de iluminación: Leandra Rodríguez. Diseño de vestuario: Adriana Di Caprio. Vestidora: Verónica Torres. Música original: Damián Laplace. Diseño y realización de video: Luciano Bazzalo. Dirección de fotografía en video: Javier Gonzalez Tuñon. Dirección de arte en video: Javier Gonzalez Tuñón. Técnica de video: Lucas Bottero. Operación de video: Mari Marta Maciel. Operación de luces: Marcos Ribas. Servidor de escena: Lautaro Ostrovsky. Fotografía: Alejandra López. Comunicación visual: Diego Heras. Comunicación digital: SBP. Producción ejecutiva: Bárbara Rapoport. Coordinación de producción: Romina Chepe. Dirección de producción: Sebastián Blutrach. Producción general: Sebastián Blutrach, Pablo Kompel, Mauricio Dayub, Ignacio Laviaguerre, Carlos Rottemberg, Julio Gallo y Gustavo Ferrari. Actúan: Hugo Arana, Esteban Meloni, Paula Ransenberg, Daniel Dibiase y Heidi Fauth. Prensa: SMW.