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CRÍTICAS - STREAMING

Wildcat

GRACIA SIN GRACIA

Desde que Estados Unidos se encarga desde hace más de una década de promocionar a nivel global diversas causas sociales como el racismo y el feminismo con el fin de distraer sobre las verdaderas causas del dolor -durante los años 90 ya lo había hecho con mucha fuerza alrededor de la alerta ecológica-, esto ha llevado a que parte de la campaña de la distracción sea la falsa revisión sobre artistas y figuras de las más diversas índoles. Cualquiera es plausible de ser analizado con la moral puritana de nuestra época, una sola idea de las que hoy se llaman incorrectas puede ser la causa de una chispa que encienda la hoguera de la cancelación. 

Mientras se revisan tweets, diarios privados, canciones y escenas, el mundo se sumerge en una contradicción infernal: concentración de lo material en pocas manos, destrucción del espíritu en todos. Ni pan ni alma. Solo goce. Nada.

Flannery O´Connor, era evidente, también debía ser visitada. Su vida y obra la hacían una candidata perfecta para formar parte de la lista del mal: mujer, pero blanca y bien acomodada. Talentosa, pero de esas que escriben la palabra prohibida en sus textos: “nigger”, o “negro de mierda” entre nosotros. Crítica de la sociedad de consumo, pero católica, lo que en Estados Unidos la vuelve de manera automática en sospechosa (asumamos que con razón). 

Es así como este año llega a nosotros Wildcat, la biografía pergeñada por Ethan Hawke y su hija Maya, quien asume el rol de Flannery. El título del film responde a uno de los primeros cuentos de la autora, escrito durante su estadía en la Universidad de Iowa. 

Debemos reconocer que en un principio temíamos lo peor sobre esta película: una mirada de superioridad sobre el caso de una chica talentosa pero seguramente muy enferma por haber nacido en el peor medio posible: la tierra del sur, una familia católica de ascendencia irlandesa. Pero no. Lo peor no se cumplió, aunque sí lo hizo, pero de otra manera. 

Wildcat no es una falta de respeto ni a la memoria de Flannery ni a su obra. Al contrario: muestra que jamás fue racista, sino que fue una verdadera cultora de la verdad, una escritora que retrataba de forma feroz lo que sucedía en el sur, en sus calles, entre su gente. A quienes la acusaban de ser exagerada o grotesca, ella simplemente los invitaba a conocer su pueblo. Por otra parte, nada de la película carga sus tintas contra fe de la autora. Muy al contrario, es la religión quién atempera su lado más desesperado, reconciliándola con su enfermedad, con su escritura, con su ansiado sentido de transcendencia. 

Donde falla Wildcat es en el modo de contar todo esto. Y eso es una verdadera pena, porque la película cuenta con suficiente talento interpretativo y con verdaderos valores de producción como para haber sido un bastión en la representación de Flannery. 

Los guionistas no supieron o no pudieron darle suficiente aventura a la vida de Flannery, por lo que pierden la mitad de la película haciéndola protagonista de sus propios cuentos, lo que genera no solo un ritmo incómodo y un distanciamiento inconveniente, sino que las posibles lecturas sobre esos cuentos elegidos en relación a la vida de la autora traen más confusiones que certezas, siendo la excepción la lectura de vínculo que se genera con la historia de La buena gente del campo, una de las obras maestras de Flannery y quizás su cuento más personal. Puede que esto se deba a una cuestión de derechos sobre los libros biográficos de la autora, pero lo cierto es que Flannery, aún enferma, tuvo una gran vida social, incluidos amores y viajes alucinantes (es una pena que no se contara el incómodo viaje que Flannery realizó a Lourdes juntos a su tía y madre solo para darles la tranquilidad de haber intentado conseguir un milagro. La crónica que Flannery hace de esos días en sus cartas es tan desesperada como divertida). 

Y justamente eso es la otra gran falla de la película. Wildcat no tiene humor. La admiración por el personaje y el respeto por su profundidad, parecen haberse complotado para no comprender que Flannery era una persona de una extrema ironía, humor que no la alejaba del dolor de su vida, sino que retrataba lo excepcional de su inteligencia. Wildcat muestra los sufrimientos de Flannery frente a sus escritos y posibles amores, sus lecturas conflictuadas a Simone Weil, su lucha por respetar su propia sensibilidad artística, incluso su desesperada forma de buscar la Gracia (la escena junto al sacerdote, interpretado por un perfecto Liam Neeson es la mejor del film), pero da como resultado una estampa piadosa de una santa doliente, imagen que repugnaría a la mismísima autora. Falta el otro lado de la cultura católica, que es la risotada de Chesterton, el susto divertido de Hichcock, el chiste absurdo de Blatty o la sonrisa irónica de Faretta. Una lástima. 

Mencionemos que, además de este film, el interés hacia Flannery de estos últimos años no ha sido solo por parte de las supuestas teorías literarias de la deconstrucción o por los policías de lo correcto. Ha habido una verdadera vuelta al mundo de Flannery y su figura. Mencionemos como felices apariciones su Diario de oración (2013), el cual enamoró a Maya Hawks para iniciar el proyecto de Wildcat. El volumen que contiene las cartas con la autora Caroline Gordon: Letters Of Flannery O’Connor And Caroline Gordon (2018). El volumen de cartas inéditas a diversos amigos, publicado entre nosotros como Lo bueno llega de Nazaret. Cartas entre amigos (2021, editorial Rialp), Dear Regina, con las cartas escritas por Flannery a su madre desde Iowa (2022), y seguramente el más curioso de todos Why Do the Heathen Rage?, donde la editora Jessica Hooten Wilson presenta por primera vez las páginas ordenadas de la que hubiera sido la tercera e incompleta novela de Flannery. 

Frente a estas apariciones, lamentablemente Wildcat no se destacará ni como film ni como biografía de una vida apasionante. Para esto último le faltó fábula. Para lo primero un director menos preocupado por el sufrimiento que por el humor y la calidez, es decir, por una verdadera muestra de lo que es una vida humana. 

(Estados Unidos, 2024)

Dirección: Ethan Hawke. Guion: Ethan Hawke. Shelby Gaines. Elenco: Maya Hawke, Rafael Casal, Philip Ettinger, Cooper Hoffman, Steve Zahn, Laura Linney. Producción: Joe Goodman, Ethan Hawke, Ryan Hawke, Karri O’Reilly, Cory Pyke. Duración: 108 minutos. 

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