Apenas transcurridos dos días del certamen, la sensación que se vislumbra es la de querer conocer qué film puede mejorar estos dos nuevos trabajos de los que se expone en esta nota. El comienzo de esta edición del festival ha sido particularmente elevado en cuanto a nivel de obras presentadas en Competencia Oficial. Tendencia ondulante en relación con años anteriores en que, como espectador, uno debía rotar entre distintas competencias no oficiales para emprender una búsqueda cinematográfica.
Sieranevada, de Cristi Puiu (Rumania, 2016)
Lejos quedamos de la consideración de que el cine rumano haya constituido una moda pasajera como tiempo atrás parte de la crítica internacional vociferó por igual sobre el cine iraní. Descarte inmediato a partir del cine de Mungiu, Puiu y Porumboiu, ejemplares directores rumanos cuyos films no dejan de llevarse premios por cuanto festival se presenten. Premios que, además, facilitan que su cine sea visto y llegue a una mayor cantidad de espectadores.
Puiu, en su promisoria carrera, escaló posiciones en Cannes a partir de ser elegido por la Quincena de Realizadores, luego Un Certain Regard y hoy en Competencia Oficial, presentando Sieranevada.
En el salto, se refuerza el auteurismo de Puiu, reflejado en cada una de sus obras; exceden los elementos que comprueban esta teoría. Sieranevada es un film de extensa duración, que comparte atmósfera similar con la reciente El Tesoro, de Porumboiu. Es habitual la utilización de planos secuencias y cámara en mano no subjetiva, permitiendo así un seguimiento símil marca personal sobre cada uno de los personajes principales del film y darnos a conocer sus distintos comportamientos, que servirán de información de lo que sucederá en el transcurso del film.
El acontecimiento inicial: la muerte de un integrante familiar convoca a otros del clan a reunirse en un hogar, donde transcurre la mayor parte del metraje. Esto va desencadenando otras situaciones de igual o mayor importancia dentro de la trama gracias a una exposición intimista y natural que Puiu imprime y que logra la identificación instantánea de espectador con sus personajes. Entre ellos, hermanos, primos y parejas; todos discuten de política, de actos personales -como la infidelidad- y determinadas situaciones externas que acontecen y les obliga a tomar posición, actividad que genera una bola de nieve incesante de malestar entre los presentes. El funeral y la comida son dos elementos cruciales para el encuentro y la eventual disociación.
De esta manera, Puiu logra un incesante registro único dentro de un lugar físico que no convierte en un lugar acotado y resulta inclusive ser más vasto que sus alrededores para lo que quiere exponer. La relación de Puiu con el espectador es de inmersión y de brindarle paso a convertirse en un integrante más del clan.
El cine rumano definitivamente está establecido en la comunidad cinéfila, con ejemplos como Sieranevada y las muchas por venir de este promisorio autor.
Rester Vertical, de Alain Guiraudie (Francia, 2016)
Con El Desconocido del Lago, tres años atrás en Un Certain Regard, el director francés Alain Guiraudie descolocó a muchos espectadores pacatos frente a la exposición de escenas de sexo real y explícito entre pares de un mismo sexo. El contexto no tenía intención de provocar como sí existe en otros films, sino el de encarar un thriller hitchcokiano alrededor de una playa nudista.
Por alguna razón para Rester Vertical, Guiraudie tomó un tiempo y profundizó en su narrativa para lograr esta magnífica obra profunda pero en tono de comedia que incomoda mucho menos, con excepción de un desenlace a distinto tono que el resto del film.
La trama se centra en Léo (Damien Bonnard), guionista que se encuentra en el sur de Francia buscando locaciones e ideas para su nuevo escrito, del que no ha entregado ni una sola página. Su desatención hacia el trabajo le permite deambular y relacionarse con habitantes de la región, y a partir de allí conoce a una mujer -y tempranamente conciben un hijo-, y también a un joven y a un anciano que conviven bajo una relación de necesidad mutua. Dentro del recorrido, Guiraudie por momentos indaga sobre el estancamiento personal, la sexualidad, la paternidad y el deseo indefinido, temas que parecen importarle y que antes no había expresado tan explícitamente.
Con cierto misticismo, Rester Vertical ubica a Guiraudie en un podio de directores que comienzan a vislumbrar una carrera personal desligado del cine industrial con este, un trabajo personal para el que al igual que el titulo al que alude el film, logró permanecer en pie durante estos años.
José Luis De Lorenzo