Idea: Omar Jacquier. Producción: OJ. Supervisión: Enrique Federman. Diseño de luces: Edgardo Dib. Asistente de dirección: Cristina Pagnanelli. Fotografía: Marina Rubio. Asistencia técnica: Jorge Arjona. Diseño de movimiento: Erica Ynoub. Diseño gráfico: Edgardo Dib, Cecilia Correnti. Actúan: Erica Ynoub, Omar Jacquier. Prensa: Simkin y Franco.
El título de la obra nos interpela a través de una afirmación: nos dice que allí donde hay amor, nunca debe pedirse perdón. O que el amor esta exento del perdón. Sin embargo a través de esta doble historia contada por Erica Ynoub y Omar Jacquier y supervisada por Enrique Federman somos testigos de una violencia. Sublimada, implícita, pero violencia al fin. La de una pareja de años de matrimonio que ya no se soporta y de la carga que esto acarrea para los dos.
¿Porque una doble historia? Porque la obra se mueve, casi gimnásticamente, en dos planos. Por un lado nuestros protagonistas son llamados a presentar un proyecto: la recreación de Love Story, la famosa película ícono de los 70’. Para ello se valdrán del clown tomando el espacio físico y su propio cuerpo y convirtiendo el espacio cultural Pata de Ganzo en un verdadero circo. Y por el otro la historia que subyace a ellos mismos, a suya cansado y ultrajado matrimonio. Las historias gracias al espacio que ocupan y a la interpelación que merecen en el público se retroalimentan.
El espacio, deshabitado, conformado solo por dos sillas será el lugar de recreación de esta historia hollywoodense. Gracias a la iluminación y la música los clowns se moverán por el espacio haciendo guiños a la creación cinematográfica, jugando con lo extra-ficcional, a través de 4 escenas de clown.
El humor, que el mismo clown provoca, funciona a la vez como extrañamiento. Convertir un momento trágico en algo cómico suscita una reflexión posterior en el público. Comprendiendo así la trama de vínculos densos, deshabitados, contrapuestos y feroces que su representación anterior presenta.
Llegaremos así a la conclusión de que esa conformación del amor para siempre solo está impresa en lo cinematográfico. Allí donde las narices faltan se hace presente el conflicto.
Amor es nunca tener que pedir perdón es una efectiva muestra de un conflicto actual. De las micro-violencias invadiendo el espacio físico, de la teatralidad expuesta con y sin ritmo circense. Una propuesta arriesgada pero con final feliz para los espectadores.
Teatro: Espacio Cultural Pata de Ganzo – Zelaya 3122
Funciones: Viernes 21 hs.
Entradas: $100
Por Sofía Lara Gómez Pisa