Danny Boyle esperó casi cuatro años para filmar esta historia real, que se podría resumir en tres lineas, ya que cuenta los cinco días de Aron Ralston, atrapado 100 metros bajo la superficie del desierto, luego de un accidente, realizando senderismo en el Blue John Canyon, estado de Utha. La historia es ampliamente conocida, adaptación del libro Entre la Espada y la Pared, autobiografía de Ralston, que nos reta a soportar el film, a pesar de conocerla.
James Franco (Pineapple Express, Milk, El Hombre Araña) interpreta a este montañista extremo, quien se reta en cada salida, enfrentando cualquier condición ambiental, desafiando a la naturaleza y disfrutando de ello al máximo. Es una actuación destacable, ya que su co – protagonista es una piedra, la famosa piedra en el camino, la piedra que admiró toda su vida y que tal vez represente esa fascinación por la valentía, ese gusto por las emociones fuertes, convirtiendo a la piedra en otro personaje: su rival, que lo enjuicia, lo atrapa y se convierte en parte de la acción aunque inmovil.
La tensión durante el relato, que puede resultar predecible, está desde principio a fin, bordeando el melodrama en si, por momentos, producto de imágenes de su niñez y delirios acompañados por la voz relajante de Dido. El film se sostiene por la estética marcada de Danny Boye (Trainspotting, La Playa, Slumdog millionaire – ¿Quién quiere ser millonario? ) el cuidadoso clip del principio, la influencia de las imágenes populares, en especial de avisos publicitarios, pantalla dividida, perspectivas desde objetos, cámara en mano. El diálogo mínimo y necesario, hacen que la narración destile la adrenalina necesaria para que la presión se mantenga, provocando que lo imaginable suceda… Y después una roca se desprende, cae y con ella la historia de vida: el elogio a la fortaleza física va cediendo, el espíritu aventurero se va desgastando y el protagonista mide dolorosamente las consecuencias de sus actos, su actitud antisocial llegando a tocar a la familia, el análisis minucioso de cada paso antes del hecho.
Alegría y dolor, sorpresa y epifanía: reflexión y humor: todo acompañado por la melodía atrapante a cargo de A. R Rahman (ganador del Oscar Mejor Banda sonora, 2008) se encierran en 127 Horas, un film nominado al Oscar 2011 en 6 categorías: mejor actor, mejor película, mejor guión adaptado, mejor canción, mejor banda sonora y mejor montaje.