Domingo 15 de noviembre.
Una jornada de carácter político no opacó el avance de los entes macabros que surgen de las pantallas del 16º Buenos Aires Rojo Sangre.
A la par de las proyecciones, en el Auditorio de la Radio Nacional se realizó la primera de las actividades especiales: el taller ¡Hacé tu Corto!, iniciativa que ya lleva cuatro años, en el que los anotados podrán filmar una historia corta que será proyectada en la ceremonia de clausura. Los guías de turno: Andrés Borghi y Matías Rispau.
Un BARS indestructible, que todavía le queda una semana.
Antisocial 2, de Cody Calahan (Canadá 2015 – Novedades), por Ernesto Gerez
Podemos separar esta secuela de Cody Calahan en dos partes: por un lado está la más interesante, que dura unos 30 minutos, y por otro, el largo desenlace restante. En ese primer tercio nos encontramos con Sam, la linda protagonista (Michelle Myllett) tratando de recuperar al bebé que le robaron. El contexto es un futuro distópico plagado de zombies infectados por la red social Redroom. En esa búsqueda conocerá a Bean (otra sobreviviente a la infección gracias a una especie de lobotomía salvadora) y con la cual nos regalarán los mejores momentos de Antisocial 2, ahí cuando la salvación tiene cara de road movie, con un fuera de campo espectacular, unas locaciones sórdidas y donde el bajo presupuesto no hace mella. Es durante esa primera parte cuando la película despliega profundas posibilidades para el espectador, tanto por las referencias (desde una actualización Romeriana a los exponentes de zombies y ruta como Exterminio e Infectados) como por las posibles analogías y lecturas sobre la tecnología y las redes que ofrece su costado más sci-fi. Una lástima que todo ello dure tan poco, ya que el resto de la película es justamente todo lo opuesto; en lugar de road movie habrá una sola locación (una especie de laboratorio donde tienen a Sam prisionera), en lugar de movimiento tendremos el estatismo soporífero de una historia que no avanza, y en lugar de múltiples lecturas nos quedaremos con confusión argumental. En definitiva, una decepción.
American Burger, de Bonita Drake, Johan Bromander (Suecia, 2015 – Novedades), por E.G.
Chicos que nos son americanos jugando a ser americanos; y en lo lúdico está la exageración y el aprovechamiento de los prejuicios: las chicas lindas rubias taradas aburridas, los chicos cancheros deportistas, y los nerds, claro, nuestros héroes. El grupo colegial se manda un eurotrip y cae de excursión a un pueblucho con una fábrica de autenticas hamburguesas americanas. Y allí comenzará la cacería de los yanquis. La trama no es más compleja que eso en esta historia directa con la vitalidad puesta en el humor y lo bizarro más que en la narrativa, el peso de la historia o los giros argumentales. American Burger es una comedia de horror bien punk rock (simple-directa-efectiva) a tono con la onda de cualquier festival de horror del mundo. Gloriosa como película nocturna y como revancha del nerdismo, nos regala una galería de personajes enormes, y una auténtica explotación de los lugares comunes del horror teenager.