Mientras miles y miles de fanáticos se movilizaban hacia La Plata para ver a una banda, ya a esta altura legendaria, como lo es Pearl Jam, otros nos congregamos, el pasado sábado 7 de noviembre, en el ND Teatro de la Ciudad de Buenos Aires, para ver y oír a Scott Henderson, que esta vez vino acompañado de Alan Hertz, en batería y Travis Carlton, en bajo. Su última visita, hasta entonces, había tenido lugar hace poco más de un año cuando se presentó junto a Jeff Berlin y el mítico Billy Cobham.
Si hay algo que la música tiene de maravilloso, es que admite todo tipo de gustos y expresiones. Es tan lindo acudir a un recital masivo como a un pequeño teatro para disfrutar de un músico de esos que muchos denominan “de culto”.
Con un ND Teatro a medio llenar, pese a que los precios de las entradas no fueron demasiado elevados teniendo en cuenta el show que presenciamos, pasadas las 21 horas salió a escena el trío, con Scott a la cabeza, que previamente recibió su mención como “Huesped de Honor” de la Ciudad de Buenos Aires, por haber visitado nuestro país durante 21 años.
Una vez recibido el diploma, Scott Henderson enchufó su guitarra Suhr color verde agua y comenzó a sonar. Cuando uno está ante la presencia de un músico de estas características sabe lo que vendrá: un concierto prolijo, estructurado, donde cada músico cumple su papel y cada nota suena en el momento indicado. Esto fue lo que sucedió durante la hora y cuarenta y cinco minutos que duró el recital.
Travis Carlton en bajo estuvo ajustado a las circunstancias y se encargo prácticamente de servir de base para que sus dos compañeros de banda se lucieran constantemente. No asombró y no tuvo protagonismo, salvo por un pequeño momento del show en el que tuvo que dejar de tocar un instante para insultar a un insoportable que no paraba de gritar desde su butaca.
Alan Hertz sí tuvo un rol más preponderante y protagónico, robándose varios aplausos durante la noche. Algo más carismático y suelto que Carlton, supo cautivar al público oficiando de baterista de jazz: un relojito, talentoso y preciso.
A Scott Henderson fue a quien más le costó maravillar al público, debido a que uno ya sabe que su nivel es altísimo y acude con expectativas más que elevadas, pero aún así pudo lograrlo. Sonaron algunas piezas interesantes de su último disco: Vibe Station (2015), que marcaron la diferencia entre su estilo clásico y el que viene desplegando en los últimos años. La interpretación de “Sphinx”, segunda canción del disco, fue superlativa y, según mi humilde entender, el punto más alto del concierto.
Por momentos, el show se tornó algo monótono, aunque en líneas generales, se trató de una presentación más que cumplidora, a la altura de lo que el público espera cuando paga una entrada para ver a un artista de tan calificada trayectoria.
Una vez finalizado el espectáculo y terminada la magia, el mismo Scott Henderson, junto con sus compañeros de trío y algunos plomos, se encargaron de desenchufar todos sus instrumentos para ir a descansar, ya que al día siguiente tocarían en Montevideo, para luego regresar a la Argentina y pasar por Mar del Plata, Bahía Blanca, Neuquén y General Roca. También se han presentado, antes que en la Ciudad de Buenos Aires, en Rosario, Azul y Córdoba.
Algunos fanáticos, de esos que creen que por abonar una entrada tienen derecho a todo, subieron al escenario para pedirle a Scott una foto, o hasta que toque sus manos. Él respondió que lo disculpen, que no podía acceder. “Tengo que trabajar”, en inglés, fue la última respuesta para esos pocos fans, que luego abandonaron el recinto, tal vez algo tristes por no haberse podido llevar la fotografía junto con su ídolo.
Una noche agradable, con mucho talento desplegado desde el escenario. Un recital de esos en los que uno agradece haber estado pero por el que no se moriría en caso de habérselo perdido.
Crítica por Leonel Javier Ciliberto.
Fotografía por Marcelo Addax.
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Scott Henderson Trio; ND Teatro. 7/11/2015
Formación:
Alan Hertz – batería.
Travis Carlton – bajo
Scott Henderson – guitarra