UNA MUJER
Siendo el único de Clase A en América Latina y uno de los pocos a nivel mundial, junto a Berlin, Locarno, Cannes y San Sebastian, entre otros, el Festival de Mar del Plata se enfrenta con la dificultad de que los antes mencionados preceden al nuestro, en lo que a la fecha de su realización se refiere. Por ende, además de su mayor importancia internacional, a nuestro Festival le “cuesta” conseguir películas en premier mundial.
Por ello es saludable que hayan logrado presentar el estreno mundial de la coproducción de Argentina con Alemania: Una mujer/Eine Frau, de Jeanine Meerapfel, nacida en Buenos Aires, pero radicada en Alemania desde hace casi 60 años. Se trata de un film en formato documental enfocado en la figura de Marie-Louise Chatelaine, la madre de la realizadora que nació en Francia, pero se mudó a otros países europeos tales como Alemania y Holanda, primero al casarse con el padre de Jeanine y luego al verse obligada a emigrar de Alemania para escapar al nazismo.
Aprovechando su presencia en Mar del Plata, este cronista tuvo la oportunidad de entrevistar a la directora, con el cuestionario que se muestra seguidamente.
P: Su film es un relato sobre el significado de la Memoria en más de una acepción: a) la familiar, b) la de la emigración y c) relacionada con la anterior, la irrupción del nazismo. ¿Cuál de las tres acepciones es aquella que le parece más impregna a “Una mujer”?
R: A los tres temas, inmigración, nazismo y familia, se refiere el film. No se trata únicamente de la Memoria en sí, sino a cómo nos relacionamos con ella. La narración nos permite entrar en esa memoria que es la propia y en el concepto de la identidad.
P: ¿En su educación familiar, dada la distinta nacionalidad de sus padres, cuál es la que predomina: la francesa de su madre o la alemana de su padre?
R: Predomina la educación francesa, ya que aprendí la lengua alemana más tarde, recién cuando llegué a Alemania. Me eduqué en un colegio francés, hoy desaparecido. Pero ya en Argentina aprendí otras lenguas (habla cinco).
P: Sorprende que no tenga en absoluto acento francés (o alemán). ¿Cómo se explica ese hecho?
R: no tengo acento porque el castellano es mi identidad, lo cultivo y leo muchos libros en español. Nunca he abandonado mi “idioma”, pese a que mi madre me hablaba en francés. De hecho, para esta película existen cuatro versiones con idénticas imágenes, pero varía la voz en off (la de ella) a alemán, francés, español e inglés.
P: El centro del film es Malou, su madre. ¿Cuánto tiempo le llevó el proyecto y cómo fue su desarrollo?
R: Efectivamente la base del film es mi madre y elaborar la historia me llevó mucho tiempo, ya que fue un trabajo de investigación muy profundo, durante tres largos años. Fue fundamental el hallazgo de mucho material fílmico y fotografías, donde aparecen mis padres y otros familiares, como mi hermana Denise, que falleció siendo muy joven. Al separarse mis padres, también lo fuimos mi hermana y yo.
P: Qué nos puede decir de su filmografía y particularmente de “Malou”, su primer largometraje (nota: estrenado en Argentina en abril de 1982).
R: El film “Malou” en verdad es una ficción con dos personajes femeninos: Malou (la actriz Ingrid Caven) y su hija Hannah. No son exactamente mi madre y yo misma, ya que se trata de una historia construida. Los cineastas, al igual que los periodistas y escritores, somos como vampiros. En cambio “Una mujer” es un ensayo documental y este film tiene otra categoría que la de mi primer largometraje. Hay, es cierto, influencias (se le menciona Agnes Varda), pero sobre todo de documentalistas como Chris Marker (“Sans soleil”).
P: Por último, ¿cómo ha transcurrido su vida en Alemania?
R: He estudiado en la Escuela de Cine de Ulm (década del 60) y parte de mi tiempo lo he dedicado a dar clases de cine, desde hace algunas décadas. Fui alumna de Simón Feldman y vivo desde hace tiempo en Berlín, de cuya Academia de Arte he sido Presidente.
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